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POLÍTICA Y LIBERTAD

II

Emiliano González

Primera parte

 

Es difícil que en un país en que ya ha habido una revolución armada vuelva a haber otra. Sin embargo, después de todo triunfo  revolucionario debe haber apoyo material y difusión cultural, necesaria para describir y prevenir el gobierno injusto y llevar a la cultura en general. La defensa aliada en la segunda guerra mundial tiene carácter humanista y revolucionario, pero la difusión cultural acerca de éste no siempre ha sido suficiente, debido a la educación tradicionalista, que en su puritanismo ha llegado a propiciar, veladamente, separatismo, racismo y otras situaciones nazis.

En La ciudad del sol (1623) de Campanella, los jóvenes jinetes deben “acostumbrarse a la sangre, como hacen los lobeznos y los leoncillos”. Las mujeres se ocupan del reposo del guerrero. Lo único que entiende Aquiles del escudo hecho por Hefesto es que la mujer y no el hombre debe consolar al guerrero. Esto se nota en La ciudad del sol, donde las mujeres (e incluso los niños) reconfortan al guerrero, y estimulan la próxima batalla. Pero Aquiles no entiende que debe dedicarse al amor y no a la guerra: cree que debe matar a Héctor para vengar la muerte de su amado Patroclo y que luego debe unirse a una mujer para redimirse. Al llevar a la práctica la teoría, es alcanzado por la flecha de Paris. No sólo el afeminado es una oveja para el lobo en Esparta y en la Ciudad del Sol: también la mujer heterosexual.

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En la obra satírica Lisístrata (411 a. C.), Aristófanes muestra cómo las mujeres atenienses se niegan a copular con los hombres para detener la guerra con Esparta, y al final el espectador sabe que las espartanas han hecho lo mismo. Es una variación del escudo de Aquiles, variación en que el falo se vuelve espada.

lisis

Otra variación está en Historia cómica o Viaje a la luna (1657) de Cyrano de Bergerac, en que un hombre se ciñe la cintura con un amuleto del que pende como medalla la figura de un miembro viril: en la luna, en vez de hacer gala del arma para destruir (como en la Tierra), el hombre ostenta el falo para generar, símbolo del caballero e insignia que distingue al noble del villano. Recordamos las canciones fálicas que dan origen a la comedia, en la Poética de Aristóteles. Al leer Lisístrata, recordamos que los celos tradicionalistas determinan la guerra de Troya: la furia de Menelao, rey de Esparta, es anticipación de la furia de Orlando, ya que el amor de un marido celoso causa la guerra de Troya y se vuelve obligatorio para Helena, que no es libre de elegir a Paris como cónyuge. El heterosexual Menelao favorece incluso a la pareja homosexual compuesta por Aquiles y Patroclo, con tal de lograr sus fines. Menelao es llamado Diotrephes (protegido de Zeus) y Areiphilos (favorito de Ares) por Homero. Menelao es tradicionalista y por ende no es empírico: no se basa en experiencia sino en dogma, en intolerancia: es irracionalista.

cyrano

El pacifismo aristocrático de Aristófanes es signo de doble personalidad (mezcla de Atenas y Esparta) pero también revela una situación real en la Grecia antigua, en que lo celos son indicio de anormalidad.

Para el ateniense, la guerra es necesidad de defenderse y para el espartano es deseo de agredir. Las cruces gamadas de las ceremonias funerales de los arios espartanos anuncian a los nazis.

Hay muy pocos derramamientos de sangre en el accidentado y lento camino hacia la democracia, distribución de tierras conquistadas entre los ciudadanos pobres, aplicación de las leyes de Solón, a favor del pueblo, edificación del Telesterion (templo de Demeter) en Eleusis, esplendor de Fidias, Eurípides, Sófocles, Anaxágoras, Herodoto, Sócrates y otros.

En El desnudo en el teatro (1909), Witowski y Nass observan que durante el período artístico que ve surgir a Eurípides y a Sófocles el teatro griego –culto ritual más o menos erótico– es llevado a su apogeo. En Rusia, el cambio social, provocado por insoportables condiciones de vida, trae consigo un arte objetivo pero también un arte subjetivo, relacionado con el ritual dionisiaco (ejemplo: Isadora Duncan) y un arte futurista, con algunos elementos irracionales, que implican la deformación de la izquierda. Nos preguntamos si por medio de la danza rusa rechaza su propio aristocratismo o si éste es integrado simplemente al proceso revolucionario. El suicidio del imaginista Esenin favorece la segunda posibilidad, ya que nos recuerda el suicidio del futurista Mayakovsky. En el futurismo hay elementos nietzscheanos que nos hacen pensar en Pericles convencido por la retórica espartana, una retórica que parece indicar amistad con los atenienses y que en realidad es una trampa. El texto de Duncan, “La danza del futuro”, anterior a la revolución rusa, tiene aspectos nietzscheanos que nos llevan a preguntarnos si los ideales de ella son opuestos a los de Isidore Ducasse o Lautréamont, autor con doble personalidad. Haciendo a un lado a la historia, Nietzsche les da a la tragedia y al ritual otra significación, que los aleja de la dialéctica socrática –heredada de Zenón– y los acerca al solipsismo heraclíteo y a la erística o disputa, que estorba la relación armoniosa de Duncan y Esenin, en busca de libertad y amor, de Cristo y Pan. El futurismo ruso tiene más elementos marxistas que el futurismo italiano, elementos que por una época salvan la difícil situación, pero que finalmente fracasan, al no haber conciencia del enemigo. El exceso alcohólico consume a Esenin. La amistad engañosa de Nietzsche con los obreros es la puerta por la que han entrado algunos marxistas al mundo de Nietzsche, y determina la votación a favor del partido obrero nacional socialista.

Las lecturas sadianas y privadas de D’Annunzio estimulan tanto a los nazis como sus lecturas nietzscheanas y públicas. Los futuristas son otros estímulos, con sus invitaciones a quemar libros, elogios de la guerra y lecturas de Nietzsche. El radicalismo aristocrático tiene un aspecto privado y uno público.

El colombiano José Asunción Silva en su novela De sobremesa, terminada en 1896, muestra a Zaratustra invitando a los obreros a olvidar la piedad cristiana en su trato con el patrón.

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Valle Inclán en el esperpento Luces de Bohemia (1924) parodia el encuentro de Zaratustra con los obreros: “En la cueva hacen tertulia el gato, el loro, el can y el librero. Zaratustra, abichado y giboso –la cara de tocino rancio y la bufanda de verde serpiente– promueve con su caracterización de fantoche, una aguda y dolorosa disonancia muy emotiva y muy moderna”. Yo supongo que Valle Inclán, al notar que las figuras de animales de la caverna platónica se han vuelto el águila y la serpiente de Zaratustra, dos animales que no son mexicanos ni liberadores, nos ofrece sus propios animales: el loro y la serpiente. Alude a la deformación de la serpiente verde y alquímica de Goethe.

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La novela de Silva, terminada en 1896, es publicada un año después del esperpento de Valle Inclán.

En la segunda versión de El amante de Lady Chatterley, titulada Lord Thomas y Lady Jane, D. H. Lawrence, influido por Unamuno, saca al patrón inválido en buena situación. En la tercera versión, la definitiva, influido por Nietzsche, saca al patrón inválido en mala situación. Lawrence muere dos años después, apoyando a un libro considerado anti-social.

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El tema de Zaratustra y los obreros reaparece en el cuento de Joyce “Un caso doloroso”, en que Mr. James Duffy se aleja del Partido Socialista Irlandés al encontrar timoratos a los obreros y se aleja del amor que le ofrece la señora Emily Sinico, entregándose a la lectura de Así hablaba Zaratustra (1891). Una noticia en un periódico lo sorprende: la señora Sinico ha fallecido en un accidente, arrollada por un tren conducido por James Lennon. Poco después, Duffy siente que el fantasma de ella le reprocha su desamor y le pregunta por qué la ha condenado a muerte. Y al final del cuento el solipsista Duffy se siente solo. Duffy, llamado igual que el personaje Lennon y que el autor Joyce, igual que el conductor del tren y el creador del cuento, es un símbolo de la personalidad que Joyce ha dejado atrás. En Dublineses (1914), libro que contiene “Un caso doloroso”, Joyce planeaba incluir un día en la vida de Bloom, cuento que luego se convirtió en la novela Ulises (1922).

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El cuento publicado y el cuento planeado influyen sobre los Beatles, que en 1967 componen e interpretan “Un día en la vida”, canción en que un hombre lee una noticia en un periódico, sobre un accidente. El vehículo no es un tren sino un auto, y la víctima no es una mujer sino un hombre. El cuento de Joyce, ubicado en Chapelizod, nos recuerda Cuentos de fantasmas de Chapelizod de Le Fanu y “El guardavía” de Dickens.

Continuará…

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EGPenEmiliano González

Autor de Miedo en castellano (1973), Los sueños de la bella durmiente (1978, ganador del premio Xavier Villaurrutia), La inocencia hereditaria (1986), Almas visionarias (1987), La habitación secreta (1988), Casa de horror y de magia (1989), El libro de lo insólito (1989), Orquidáceas (1991), Neon City Blues (2000), Historia mágica de la literatura I(2007) y Ensayos (2009).

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