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SEIS MUJERES PARA EL ASESINO:

UN GIALLO MUY ROJO

Miguel Antonio Lupián Soto

 

 

Por regla general, en el giallo la definición de los numerosos personajes, la interpretación de los actores y la trama de investigación de los crímenes son los elementos menos destacados. Lo que de verdad importa es la puesta en escena, el aspecto visual, la planificación de los asesinatos y la intriga que genera la identidad desconocida del asesino.

En Sei donne per l’assassino (Seis mujeres para el asesino), Mario Bava sienta definitivamente las bases del mismo: una magistral fotografía que juega con la iluminación y el color (ese rojo sangrante, ardiente, que ya nadie utiliza por su carencia de “realismo”, y varias tonalidades de azul) para crear escenarios tan malsanos como hermosos, y las contundentes apariciones de un asesino vestido de negro, con el rostro oculto (la máscara lo despoja de rasgos) que da buena cuenta de sus víctimas (bellas mujeres, por supuesto) en elaboradas secuencias que se erigen como las principales virtudes de esta propuesta ambientada en el suntuoso mundo de la moda.

Los primeros compases musicales del metraje anuncian un ambiente de refinamiento propio del medio en el cual se desarrolla la historia. Sin embargo, el escenario elegante que se aprecia es a la vez sombrío. Luego, los rostros de mirada siniestra de los protagonistas, presentados durante los créditos artísticos, nos dan señales del clima de intriga y misterio que estamos a punto de contemplar.

Los maniquís, que aparecen por todas partes (algunos sin rostro, otros totalmente rojos), a la postre se convertirían en el fetiche del género.

El hilo argumental (a menudo sembrado de pistas falsas y hechos que desafían la credibilidad) se ve apoyado con fuerza por la consideración del asesinato como un noble arte en el que el cineasta deposita sus esfuerzos estéticos para mostrarlo con un estilo preciosista que contrasta con la terrible tragedia de la muerte, generalmente como consecuencia de una violencia inusitada. Además, hay un halo de cine fantástico en el tratamiento del villano: omnipresente y omnipotente, del que es imposible escapar para sus víctimas e imposible de atrapar para unos policías, que al principio están muy presentes pero que al final desaparecen.

Los personajes cumplen su labor como peones a los que matar o de los que sospechar como posibles autores. Como desconocemos quién se esconde bajo esa máscara, cualquiera puede ser el asesino y el interés se mantiene hasta el desenlace, siempre sorprendente y alejado de lo que uno espera.

Seis mujeres para el asesino cuenta con un espléndido y elegante trabajo de cámara (suave, dinámica, evitando prácticamente los zooms y movimientos bruscos) y una composición visual de alta orfebrería con extraordinarios decorados.

Mi única queja (no sólo con esta película sino con varias de la época y género) es el doblaje en inglés, que les resta personalidad y credibilidad a los personajes.

En nuestro país, Seis mujeres para el asesino se consigue fácilmente y a un precio bastante asequible a través de la colección Video Nasties, cuyas portadas fueron ilustradas por uno de los habitantes ilustres de Penumbria, Guro, quien comenta:


“El proyecto de Video Nasties surge como respuesta a la falta de material de cine de horror y de culto en nuestro país o, en contadas ocasiones, al tratamiento pobre que se le da a los títulos que sí llegan a editarse.

Conscientes de que la mayoría de estas películas únicamente puede conseguirse a través de la piratería o como un producto de importación que suele tener precios bastante elevados, la idea básica consistía en comprar títulos que son relativamente baratos en el mercado de Estados Unidos, aun cuando se trata de cintas hasta cierto punto relevantes dentro del género, y tratar de darle un poco de atractivo comercial a través del estilo de la línea y el empaque, de los cuales todo el aspecto creativo corrió por mi cuenta en la primera de dos colecciones, que es lo único que se logró editar hasta la fecha.

Una de las joyas en la colección que tuve la oportunidad de ilustrar fue 6 Mujeres Para El Asesino de Mario Bava, una película considerada por muchos el inicio formal del giallo, subgénero de horror italiano con una larga historia a sus espaldas, y que tiene como particularidad un énfasis en el desarrollo visual de la historia que parece más interesado en el crimen y el criminal que en la resolución del caso.

La portada fue bastante sencilla dadas las fuertes referencias visuales de la cinta. La víctima de la parte de abajo está tomada directamente de uno de los fotogramas para su estilización dentro del diseño. También está integrada la icónica máscara sin gesto del asesino y traté de emular, mediante la tipografía, el estilo de diseño de la época, en particular el de los filmes italianos de suspenso, todo enmarcado dentro de un ambiente amarillo (giallo, en italiano).”

El trailer original de la película (obviamente, la edición de Video Nasties se ve mucho mejor):

 

MIGUEL LUPIÁN

Devorador de libros, discos y películas.

Exalumno de la Universidad de Miskatonic.

Candidato a la presidencia de Penumbria.

 http://www.mortinatos.blogspot.mx/