THE TRUE LIVES OF THE FABULOUS KILLJOYS
o Gerard Way lo hizo otra vez
(Gerard Way, Shaun Simon & Becky Cloonan, Dark Horse, 2013)
Pok Manero
No es raro que artistas de otro medio -ya sea novelistas, músicos, actores o guionistas de televisión- de vez en cuando decidan aventurarse a probar suerte en el noveno arte. Lo raro es que el artista en cuestión lleve a cabo la labor de escribir: por lo general sólo plantea el concepto y alguien más se hace cargo de los guiones correspondientes. Los rockstars en particular se caracterizan por no ser muy formales, ni tampoco puntuales. Además, es habitual que estos proyectos se vendan más por la fama previa del involucrado que por la calidad del trabajo. Por estos motivos, cuando Gerard Way (vocalista de My Chemical Romance) lanzó The Umbrella Academy en 2007 (cuyo volumen uno, «Apocallypse Suite», está siendo publicado en español actualmente por Kamite) sorprendió a todos por partida doble: por un lado sus editores en Dark Horse quedaron asombrados ante lo responsable y comprometido que fue al entregar sus guiones, diseños de personajes, etcétera; por otra parte, tanto lectores como crítica se maravillaron ante lo deliciosamente intrincado del mundo creado por el cantante, que delataba influencias del Doom Patrol de Grant Morrison así como de los mejores momentos de los X-Men. Con el volumen dos, «Dallas», lejos quedó toda duda de su capacidad y talento como escritor de comics y nadie recordaba ya la etiqueta peyorativa de emo que se ganó por los inicios de su banda.
En 2009, Way anunció un nuevo proyecto de comic coescrito junto con su amigo Shaun Simon, antiguo tecladista del desaparecido grupo Pencey Prep y músico acompañante de MCR en vivo. Esta nueva mini serie nos contaría la vida de Mike Milligram, un veinteañero con un trabajo aburrido que recuerda con añoranza las fantasías de su juventud en que, con una pandilla de amigos llamada Killjoys, enfrentaba amenazas terribles. Cuando un mal día la música en su cassette de los Ramones desaparece, Mike pierde los estribos y busca a sus antiguos colegas, vuelven a formar a los Killjoys, quienes, después de todo, sí existieron y no eran sólo una fantasía, y juntos enfrentan a una corporación maligna que conspira para eliminar todas las cosas sucias y desordenadas del mundo, como los Ramones. Pero, por algún motivo, la serie no se concretó.
También por esas fechas, surgió otro proyecto que no pudo concretarse. Tras el éxito mundial que obtuvo el tercer disco de MCR, el álbum conceptual The Black Parade, la agrupación se puso a trabajar en su siguiente obra. Comenzaron usando el título de Save Yourself, I’ll Hold Them Back, luego lo cambiaron a Conventional Weapons: We’re No Match for Them. Intentaron hacer algo más sencillo, pero se obsesionaron con la forma de las canciones y se sintieron atorados. Eventualmente llegaron a grabar veintiocho piezas, pero no se sentían satisfechos con ellas. Decidieron deshacerse de todo el trabajo y empezar de nuevo.
Way se inspiró en la idea que tenía para el comic que se quedó en el tintero y Mike Milligram se transformó en Party Poison, miembro de los Killjoys junto con Jet Star, Fun Ghoul y Kobra Kid. Les creó aventuras en un futuro cercano, para ser más precisos, en el desierto post-apocalíptico de California en 2019, mismo año en que se desarrolla la historia de Blade Runner (Ridley Scott, 1982). El concepto del nuevo álbum era sobre este grupo de forajidos que luchan contra la corporación Better Living Industries (BL/ind), quienes pretender controlar a la población borrando sus emociones por medio de medicamentos. Con esta temática, Way estaba expresando su rechazo hacia la corporación en que él mismo se había convertido, intentando sabotear el éxito del cual su banda se había vuelto víctima.
Con una actitud contestataria y disidente, el disco vio la luz a finales de 2010 y con él se hicieron dos videos musicales que narraban parte de la lucha entre los Killjoys y sus enemigos empresariales (cabe mencionar que en dichos videoclips aparece Grant Morrison como el villano). Desafortunadamente, cuando quisieron grabar un tercer video, los fondos no fueron suficientes. Fue entonces que el cantante se puso en contacto con su amigo para que pudieran terminar de desarrollar su comic, ya no como lo que era en un inicio ni para completar la historia iniciada con la música, sino como una aventura aparte ocurrida años después.
El comic nos presenta un entramado rico en personajes y líneas argumentales. La historia principal es la de The Girl, la niña que acompañaba a los Killjoys en sus andanzas y por la cual murieron, rescatándola (tal como podemos ver en el video de Sing). Ésta se encuentra con una nueva pandilla de jóvenes, los Ultra V’s: Vaya, Vamos, Vinyl, Volume y su temerario líder, Val Velocity. Pero la juventud no es lo mismo que solía ser, ahora sólo quieren fiestear y que los dejen en paz. A nadie le importa la libertad, lo correcto o los principios, sólo se deleitan en medio de conciertos y anarquía. Matan porque sí, porque está de moda, porque es divertido (o delicioso, si lo hacen mientras beben jugo). Varias pandillas juveniles viven en el desierto, donde no hay reglas, conviviendo de lejos con los otros residentes: los locutores de radio pirata Dr. Death Defying y Cherry Cola, otrora aliados de los Killjoys.
Por otra parte, tenemos Battery City, donde habita la gente controlada por BL/ind, sometidos bajo la vigilancia de los Scarecrows y los Draculoids (los primeros, gente a quien le lavan el cerebro constantemente para evitar que tenga emociones; los segundos, antiguos disidentes controlados por una máscara horrible que los priva de libre albedrío y deforma su visión del mundo). Uno de los Scarecrows es Korse, el personaje interpretado por Morrison en los videos, quien está cansado de la corporación y sus formas de proceder. También ahí viven robots, presos de la ciudad pues dependen de la energía eléctrica que circula a través de ella para seguir operando, aunque sueñan con la llegada de Destroya: una especie de mesías robótico que los salvará y liberará a todos. Entre la población de androides están Red y Blue, dos prostitutas que temen el día en que sus baterías se agoten y las reciclen como satélites, lanzándolas al espacio y dejándolas en órbita para siempre.
Dentro de este mundo narrado, desolado pero a la vez colorido, se crea una historia que bien podría pertenecer a la corriente de las novelas de crecimiento, o bildungsroman, ya que The Girl debe madurar y encontrar su lugar en las cosas, tras choques violentos y enfrentamientos con lo fantástico, como la bruja fénix que ronda por el desierto recogiendo las almas de los muertos. También tenemos las historias de rebelión de Blue, contra la burocracia y su condición de robot, y de Korse, quien lo pierde todo y decide que ya tuvo suficiente.
De por sí los personajes resultan humanos y entrañables, y contamos con varias historias que no se resuelven de manera complaciente sino reflejando la noción de que todos debemos ocupar el lugar que nos corresponde (mas no el que otros quieren que desempeñemos). Pero como si esto fuera poco, tenemos el arte de Becky Cloonan. Debo confesar que estoy enamorado de sus trazos. Desde que vi su trabajo por primera vez en Demo (Brian Wood, AiT/Planet Lar, 2003-2004), caí rendido. Recientemente hizo el arte para una nueva versión ilustrada de Dracula, editada por HarperCollins en 2012, y tiene entre sus créditos el ser la primera mujer que ha dibujado el comic de Batman (colaborando con Scott Snyder en su excelente corrida). Perteneciente a la generación de artistas que recurren más al pincel que al lápiz y el estilógrafo, el estilo de Cloonan usa líneas gruesas para simplificar los trazos otorgando gran expresividad y vida a sus personajes, pero sin escatimar en ningún momento en los detalles bridados a cada escena. Al disfrutar tanto de su fluida narrativa, me pregunto por qué no he conseguido más cosas a cargo de ella, situación que corregiré en cuanto tenga la oportunidad.
Mi única queja sobre esta obra es su extensión: con sólo seis capítulos, la historia alcanza su fin. Me pasa lo mismo que cuando leí el primer volumen de Umbrella Academy: me quedé con ganas de ver más. Al menos con dicho comic, vino un segundo volumen que ató cabos sueltos y satisfizo mis ganas de más aventuras con sus personajes (y, si hemos de creerle a Way, no tardan en venir dos volúmenes más, seguidos uno tras otro). Desafortunadamente para mí, dudo que algún día se cuenten más episodios ocurridos en el mundo de los Killjoys. Así que no me queda más que ponerme mis audífonos, darle play al disco Danger Days de My Chemical Romance, abrir mi trade de The True Lives of the Fabulous Killjoys y ponerme a releerlo mientras escucho al buen Dr. Death Defying decir: The future is bullet-proof! The aftermath is secondary! It’s time to do it now and do it loud! Killjoys, make some noise!
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Adrián “Pok” Manero, tras años como lector asiduo, decidió que el siguiente paso en su manía consistía en elaborar sus propias ficciones. Se dedica compulsivamente a leer comics y libros y a ver películas, quisiera ser como los gatos y disfruta escribiendo sobre sí mismo en tercera persona.