IN A VIOLENT NATURE & THE NINTH GATE
Israel Yerena
Surge un nuevo y violento slasher de culto
Quien diga que el cine de terror carece de nuevas ideas está totalmente equivocado. Pues si bien ya todas las historias de miedo están contadas, la diferencia es la manera en que se narran. En este aspecto, In a Violent Nature (Nash, 2023) viene a presentar uno de los conceptos más brutales, interesantes e innovadores. Y lo mejor de todo: sin olvidarse del gore.
Contada desde la perspectiva del psicópata, la película nos presenta las motivaciones y andares de un nuevo psycho killer que nos recuerda a las grandes leyendas del slasher. En la trama, somos testigos de cómo un grupo de campistas es masacrado brutalmente a manos de un ser hambriento de dolor y venganza.
Antes que nada, y contrario a lo que muchos esperábamos, debemos decir que si bien In a Violent Nature es contada desde la mirada del asesino, no se trata de un POV (point of view), como lo fue el grandioso remake de Maniac (Khalfoun, 2012). No, In a Violent Nature nos presenta otra manera, quizá todavía más interesante, de conocer la historia del villano a través de sus ojos, pero sin estar en sus ojos (cuando la vean, nos entenderán).
Es un slasher 100% puro y duro, con todos y cada uno de sus elementos, desde el sadismo y el gore hasta los clichés y exageraciones que ello conlleva. Pero, como dijimos antes, la diferencia es la manera en que nos sirven este exquisito platillo de vísceras.
Bajo una maravillosa técnica de cámara en mano, durante todo el metraje vemos “la parte oculta” de lo que ocurre en una trama de esta clase. Es decir, lo que el asesino hace, planea y piensa mientras sus víctimas —como estamos acostumbrados a ver— hacen todo lo que ya sabemos que hacen en un slasher: parrandear, contar historias de fogata, descubrir oscuros secretos del pueblo y demás.
Lo interesante es que toda la historia se nos revela mediante pequeños fragmentos que no necesitan de mayor explicación. Lo que es más, nunca vemos nada de lo que pasa, solo lo que el asesino hace. Y con eso basta. Todo ocurre mientras nada ocurre. No necesitamos ver lo que está pasando alrededor; como fans del terror, simple y sencillamente lo sabemos.
In a Violent Nature sigue la misma fórmula que se explotó en los años 80; incluso es un producto que homenajea (casi calca) totalmente a Friday the 13th (Cunningham, 1980) Y, aun así, es completamente diferente y original. Única en su tipo sin dejar de ser igual a todas las de su clase.
Y claro, como mencionamos, no se olvida del gore. Desde la primera y hasta la última matanza presenta muertes brutales, llenas de sangre y dolorosos efectos prácticos. Un festín de sadismo.
Que, al menos nosotros, no veíamos algo tan satisfactorio desde Behind the Mask: The Rise of Leslie Vernon (Glosserman, 2006).
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La extraña belleza de los libros malditos
Pocas cosas hay más deliciosas que aquellas películas o novelas que hablan sobre libros o filmes prohibidos, cuya sola visualización o lectura podría causar la locura. The Ninth Gate (Polanski, 1999) es una de ellas.
Un rastreador de libros antiguos (Johnny Depp) es contratado por un excéntrico multimillonario. Su misión es encontrar tres libros supuestamente escritos por el propio Satanás. Conforme sus investigaciones avancen, se percatará que la revelación detrás de estos escritos es más oscura de lo que nunca jamás pensó encontrar.
Fiel a su estilo ocultista, el director Roman Polanski nos entrega una maravillosa cinta cuya exquisita trama se saborea a cada fotograma. Un filme con una historia ficticia tan entretenida que uno simplemente se lamenta de que los libros allí descritos no puedan ser reales.
Durante cada minuto acompañamos a Dean Corso (Depp) en su profunda y peligrosa búsqueda, donde encuentra desde personajes entrañables hasta despiadados. Más interesantes aún resultan las revelaciones que se dan conforme encuentra nuevos pasajes de aquellos textos ocultos y poco a poco se ensamblan las piezas del diabólico rompecabezas.
Aquí, de nueva cuenta, Polanski deja al descubierto su fascinación por los cultos, aunque con una trama poco menos oscura y siniestra que con Rosemary’s Baby (1968).
Después de todo, con La novena puerta el director sabe jugar perversamente con la fascinación del espectador y su gusto tortuoso por aquellos libros y películas prohibidas (¡inexistentes!) que desearía apreciar; aunque su alma se condene a ir a un círculo del infierno más profundo por cada página o fotograma que deleiten sus ojos.
Junto con filmes ficticios y malditos —como La Fin absolue du monde— hasta escritos que inducen a la locura —como el infame Necronomicon ex Mortis—, este supuesto texto escrito por Satán se suma a la larga lista de obras que nunca conoceremos… ¿O sí?
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Carlos Israel Yerena Cruz
Amante de los temas tabúes, lo retorcido y lo bizarro, desde muy temprana edad —cuando apenas era un pequeño Ghoul— encontró en el género de terror un refugió en el cual depositar y liberar todos aquellos deseos perversos que crecen hasta en la mente más pura. Sin importar la vertiente, ya sea literaria o cinematográfica, el horror es un género que lo ha sumergido en un mundo que le ha enseñado que, a veces, la belleza más extrema se encuentra en las obras más grotescas.
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