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LA CASA LOBO

metáfora de la subjetividad del terror

 

Juan Manuel Diaz de la Torre

 

En este breve artículo estableceré que la película La Casa Lobo (Cociña y León, 2018) es un ejemplo de la representación visual de la subjetividad totalitaria. Es decir, la película es una metáfora visual sobre el efecto de una dictadura en el aparato sensible de sus víctimas. La consideración anterior parte del entendimiento de la subjetividad como el conjunto de procesos que guían la manera en que interiorizamos el mundo externo. Series de televisión, películas, comics, libros, música, arte y un largo etcétera van formando un aparato que organiza nuestros sentimientos, percepciones e ideas. ¿Qué sucedería si un líder de una dictadura o culto formara su propio acervo documental? ¿Qué pasaría con las personas obligadas y expuestas a dicho acervo? ¿Cómo afectaría esos mecanismos que llamamos subjetividad y cómo se asimilaría el mundo exterior?

Esas son las preguntas que los directores Joaquín Cociña y Sebastián León quieren responder por medio de su cinta La Casa Lobo, un experimento tanto narrativo como formal que usa la técnica de animación stopmotion para crear atmósferas opresivas que retratan el interior de las víctimas de un culto y de la dictadura chilena. La casa lobo es la estructura interior de los personajes, una casa siempre cambiante pero que genera una atmósfera opresora de terror.

Debo mencionar que La Casa Lobo nace de un culto real: la Colonia Dignidad, un asentamiento en el sur de Chile fundado por Paul Schäfer en 1963. Médico militar en el ejército nazi y miembro de las juventudes hitlerianas, Schäfer fue fundador de la Misión Social Privada en Alemania, organización misionera bautista ultraconservadora; sin embargo, se vio obligado a huir con varios miembros de la asociación cuando fue acusado de pedofilia. Dada la simpatía nazi en Chile y Argentina, además de la recepción de varios criminales de guerra alemanes, Schäfer decidió reubicarse ahí, logrando operar con total autonomía y protegido por la cúpula de la derecha chilena. La suma del terror de Schäfer se refleja en los más de 26 niños violados por el exmédico militar. Además, la Colonia estuvo completamente aislada del exterior y funcionó como una secta que lo idolatraba.

Todo esto se termina coronando con lazos con la extrema derecha chilena. Ya en tiempos de la dictadura pinochetista, la Colonia fue un centro clandestino de detención de disidentes, centro de tortura y adoctrinamiento de la ultraderecha chilena. El lugar también fue usado como fábrica de armas por el servicio de inteligencia de Alemania Occidental, que otorgaba dinero y armamento a la dictadura por medio de la Colonia.

Con todos estos antecedentes, la Colonia Dignidad es el escenario perfecto para construir una narrativa de terror con una mente desquiciada en su centro. Cociña y León juegan con la idea de que Schäfer, una versión oscura de Walt Disney, produjera películas animadas. No es enteramente extraña la idea, y es que Schäfer produjo alrededor de doscientas películas desde la fundación de la Colonia hasta 1997, cuando tuvo que huir del país. Muchas cintas, se dicen, eran propaganda de la Colonia destinada hacia el exterior; otras, serían para el consumo y entretenimiento de los habitantes, a tiempo que funcionarían como mecanismo de adoctrinamiento. La formación de una sensibilidad generada del culto se fue construyendo a partir de estas películas. De acuerdo con sus directores, La Casa Lobo es lo que hubiera hecho Schäfer en caso de realizar una cinta animada.

La película en sí misma cuenta la historia de una chica de nombre María, que escapa de la Colonia con dos cerditos. La casa se va transformando, reflejando el estado de ánimo de María. Siempre se escucha la voz que habla con María advirtiendo que no puede huir. Al paso del tiempo, los cerditos se convierten en niños, humanizados por el deseo de María de protegerlos, mismo deseo que termina sofocándolos y empujándolos al delirio. María, poco a poco, se va convirtiendo en una versión femenina de Schäfer, repitiendo las palabras que la audiencia escucha. Schäfer advierte a María que la aísla y la tortura porque la ama. María, que no sabe otra forma de relacionarse, termina imitándolo, repitiendo el ciclo de violencia hasta que los niños deciden defenderse.

La tragedia es la de la Colonia y la de Chile mismo: un lugar que solo ha conocido el terror solo podrá reproducir terror. Así que en un ambiente dictatorial producirá sujetos arraigados a la violencia, a la sospecha y al terror. La subjetividad de la dictadura es esa forma de sentir y de percibir nacida desde el terror. En la cinta, María comienza a sospechar que los niños quieren abandonarla, provocando que se vuelva más violenta y convirtiéndose ella misma en el monstruo del que huyó.

Estas transformaciones se reflejan por medio del material de los personajes: plastilina, papel maché, cartón y madera se transforman a cada momento. Nunca hay un momento estable, la violencia de la subjetividad del terror no permite relajarse y esta angustia es sentida por el espectador. Todo momento es volátil, nunca hay paz, hay un perpetuo estado de alerta. Mismo que los ciudadanos chilenos reportan durante los años de la dictadura. Así que en realidad hay una correspondencia entre lo que sucedió en Chile durante la dictadura, en la Colonia Dignidad y adentro de la casa lobo. Es en suma una metáfora de las transformaciones que los chilenos sufrieron con el gobierno de Pinochet. La Casa Lobo es el microcosmos del ambiente paralizante y opresor cuando lo único que perdura es el miedo a una voz descarnada que no puedes tocar pero que lo ve todo y que siempre escuchas.

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Juan Manuel Diaz de la Torre

Tengo 36 años y nací en la Ciudad de México un 11 de octubre de 1985. Ese día fue viernes y debí nacer a las 6 de la mañana, pero llegué hasta las 8. Tal vez por eso me gustan los viernes y dormir hasta tarde. Soy escritor de poesía, cuento, novela y viñeta, aunque mi trabajo diurno es ser profesor e investigador. En realidad, creo que mi chamba es comunicar: sin importar que sea una reflexión en forma de cuento, un análisis de una película o algún apunte sociológico, lo único que hago es comunicar.

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