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LA FICCIÓN MERECE REALIDAD

reseña del libro Algol de Pablo Valentín

Lord Crawen

 

Olvidamos observar. Nuestros ojos no parecen interesarse más que en el concreto con que se revisten las habitaciones de nuestros hogares o en una pantalla que muestra contenido audiovisual. Olvidamos recorrer. Nuestros pies ya no recorren como antes las calles de la ahora nombrada Ciudad de México. Olvidamos vivir. Al pasar los años, la civilización ha construido edificaciones que pueden ser observadas desde cualquier punto de nuestras ventanas, dejando al olvido la duda sobre lo que rodea a nuestra pequeña capital.

El escritor Pablo Valentín, al estilo de la novela gráfica de Mike Mignola, retomando recursos de Lovecraft, Stevenson y me atrevo a decir que hasta del mismo Alan Moore, nos entrega la saga de Algol, compuesta por cuatro partes en la que nos lleva de la mano para descifrar eventos paranormales que ocurren mientras los mortales mexicanos intentamos conciliar el sueño. Bajo nuestra ciudad (y no hablo del transporte colectivo metro) y sobre de ella (y tampoco me refiero a los enormes edificios) se desenvuelven historias que el escritor nos transmite en su novela.

La primera parte titulada “La mano de metal” nos introduce a Aníbal Rosco, parte de un “Bureau paranormal” quien comienza una carrera para aclarar un caso de la misma índole, a través de las calles y alcantarillas de nuestra ciudad. Con su característica mano de metal, el detective tendrá que elegir, en su sinuoso y extravagante camino, continuar con el caso o adentrarse en su vida personal (algo que muchos personajes en estas situaciones deciden constantemente). Citando a Alfonso Salas, quien escribe un epílogo a “La mano de metal”: La trama avanza como el Metro: sin pensar en las cosas que deja atrás. Pablo Valentín continúa narrando las aventuras de este héroe citadino, muy parecido a un personaje emblemático que Guillermo del Toro diera vida cinematográfica. Y es que cada uno de nosotros quisiera hallar la oscuridad en la que alguna vez esta ciudad se forjó.

La segunda parte de esta saga titulada “Las aventuras de Felicia Berni” adquiere una temática más oscura. El personaje principal es una mujer que no necesita presentación alguna: es descrita con la libertad misma que posee, una belleza descriptible y esa característica pasional en su cabello rojizo que todo hombre sueña con acariciar alguna vez en su vida. Nos atrae también su vasto conocimiento en exorcismos. Junto a Rosco, están en busca de un “enemigo común”: Mauricio Molina, escritor y ahora científico quien urde planes para traer a la vida a un demonio. Nuevamente, en esta ciudad. Volvemos a preguntarnos entonces, ¿esto ocurre mientras concilio el sueño tras un día arduo en la oficina? Dentro de esta saga también conocemos a un personaje esencial en el desarrollo de la novela (y con el que todo mexicano muestra empatía, porque lo llevamos en la sangre): “El varano azteca”, un luchador retirado que acompaña a Berni en sus aventuras. Durante este capítulo de la novela, “El varano azteca” y Berni tienen en común las pérdidas, con lo que poco a poco deberán lidiar para llegar al fondo de la investigación. En palabras de Emilio Martínez, quien cierra con su epílogo “Las aventuras de Felicia Berni”: Para el lector sagaz quedan las imágenes, la configuración semántica, la trama de una historieta narrativa escrita desde la sinceridad del niño que fuimos y seguimos defendiendo. La trama de Algol no desvía nuestra atención de la novela gráfica, integrando a nuestra lista de héroes paranormales a Rosco, Berni y El Varano.

Llegando a la tercera parte de la saga titulada “La bitácora de Enrique Ander” todo se torna serio, ya que nuestro trío de investigación paranormal está por enfrentarse a un enemigo completamente desconocido, nacido de una necesidad física de una persona que siente amor. ¿Y quién en esta ciudad, justo ahora en la oscuridad de su hogar, no busca dicho calor humano? ¿Cuántos como Enrique Ander no buscan un refugio en los libros arcanos, en busca de conocimiento, respuestas y, por qué no, del amor? Adolfo Salazar relata en su epílogo para esta tercera parte: …en esa infancia que fue desmembrada por una extraña distancia, un ser consume su escisión con un dolor profundo que alimenta su deseo, y el lenguaje hace de esta pieza en decadencia un héroe. Pablo Valentín aborda esta tercera parte de manera sombría y eficaz, dejando la fantasía y la ficción un tanto de lado para ponernos nuevamente en la piel de un hombre en búsqueda del amor. ¿Y acaso no es eso lo que busca el ser humano?

En la parte final de Algol titulada “Templo Mayor o la búsqueda del vryl” Pablo Valentín nos entrega un escenario conocido por todos los conciudadanos: Tenochtitlan, la ciudad que a la fecha alberga secretos en todos los rincones. El camino de Rosco, las decisiones de Berni, la voluntad de “El varano azteca” y la necesidad de conocimiento de Molina, combinado con el entorno y las situaciones paranormales que ahí se desarrollan, hacen de nuestro viaje en la novela satisfactorio y con necesidad de rebuscar en los rincones de nuestra ciudad si existen estos seres en las alcantarillas aledañas.

Al final, queda entonces para cada uno conseguir un ejemplar de Algol de Pablo Valentín, a quien pueden encontrar en la red social Facebook con el mismo nombre, pedirlo a la Editorial lado b o elegir visitar la Librería Jorge Cuesta, ubicada en la calle Liverpool #12, en la Colonia Juárez (cerca del centro de la emblemática Ciudad de México).

Intente usted salir del confinamiento para acudir a dicho sitio, el cual puede que albergue muchas más historias que no han sido todavía contadas.

Al salir, no olvide mirar al cielo y a su alrededor… Algol o cualquier otro ser, ahora regresado a la vida, puede estarlos esperando.

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Jezreel Fuentes Franco (Lord Crawen) nació el 29 de junio de 1986 en la Ciudad de México. Estudió Ingeniería en Comunicaciones y Electrónica en el Instituto Politécnico Nacional. Su pasión por la literatura y la música lo lleva a formar parte del taller de creación literaria impartido por el profesor Julián Castruita Morán y Alejandro Arzate Galván. Participante de Concursos Interpolitécnicos de Lectura en Voz Alta, Declamación, Cuento y Poesía. En 2014 es finalista del Concurso Interpolitécnico de Declamación. Participó en 4 obras de teatro de improvisación, las cuales fueron presentadas en los auditorios de la Escuela Superior de Ingeniería Textil y en el Cecyt 15. Ha realizado ponencias en eventos de «Literatura del horror” en el auditorio del centro cultural Jaime Torres Bodet. Actualmente publica en El nahual errante y Sombra del aire, ambas revistas de corte virtual.

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