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VIAJERAS ATEMPORALES

análisis a Paper Girls

 

Lord Crawen

 

La sincronía del tiempo es necesaria en nuestras vidas para mantener un régimen estructural de nuestros quehaceres. Despertar, trabajar, divertirnos y dormir es tan solo un resumen de la compleja vida humana en los dos estados del tiempo que podemos presenciar: el presente y el futuro.

Aunque todavía no existe una máquina del tiempo como la desarrollada por el Doctor Brown —que nos permite trasladarnos al pasado o al presente, obtener un almanaque deportivo para ganar todas las apuestas y volvernos millonarios—, sí tenemos en nuestra mente la máquina perfecta para revivir el pasado y traslapar —en pensamientos o somnolencias— un vislumbre futurista del “podría ser”.

Si bien los años ochenta nos permitieron tener a nuestro alcance uno de los filmes futuristas más importantes como fue Volver al futuro, existen otros filmes que han llevado a cabo esta faceta atemporal de todas las formas posibles —convirtiendo a la ciencia ficción en un subgénero del cine—, pero retomando algunos pilares estandarizados.

Existen actualmente los viajes en el tiempo a través de portales, naves con interdimensiones, viajes cuánticos y máquinas creadas en la cochera de dos genios o inclusive en una caseta telefónica. El recurrente uso de este tipo de elementos nos transporta a las posibilidades de viajar en el tiempo en algún momento del mismo tiempo.

Volviendo a las memorias, coincidimos en la época correcta en este siglo: la gran mayoría de nosotros pudo vivir una experiencia sobre los años ochenta, donde la tecnología tuvo un repunte social importante. Si le preguntan a cualquiera, les dirán que los ochenta fueron buenos años.

Paper Girls parte de esa premisa. Retomar a los años ochenta como el punto de partida para contar su versión de la historia respecto a los viajes temporales. Pero no solamente logra eso. El papel de cuatro chicas como las protagonistas agrega una visión distinta al mundo cinematográfico, en la que el sexo masculino tiene una mayor presencia.

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¿Qué tiene para contarnos una historia de cuatro chicas?

Primero que nada, viene de un cómic escrito por Brian K. Vaughan. Se retoma la figura de un equipo de “cuatro” (como en los años ochenta, donde la mayor parte de los equipos de las caricaturas y series estaba formado por cuatro elementos). Las chicas son todas de la misma edad, pero de diferente raza, personalidad y entorno socioeconómico. Para este punto, la premisa podría nulificar las ganas de verla para quienes creen que esto se manifiesta en la forzada inclusión de personajes.

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Pero continúen sin temor, para darle una oportunidad.

El factor que detona la serie —y que la despega del resto de los elementos descritos sobre viajes en el tiempo— es la de creación de la conciencia de las mismas chicas al encontrarse a ellas mismas en un futuro, coincidiendo con el pensamiento actual de muchos de nosotros: crecer es difícil.

¿Qué haría usted si se encontrara con su yo de12 años?

¿Cumplió usted con sus sueños y expectativas?

¿Ha obtenido todos los planes futuristas de cuando tenía esa edad?

¿Aún existe usted en este plano?

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No existe inclusión forzada (porque en el cómic las chicas son igualmente desarrolladas bajo estas características de personaje) y, más bien, se nos entrega una serie que combina muchos elementos de añoranza de aquella época. Una ambientación musical sumamente ecléctica, tonalidades en escenas, momentos de asombro y las preguntas anteriormente planteadas.

Paper Girls, más que una serie de ciencia ficción, viajes en el tiempo, musicalización y añoranza, es un reencuentro con nuestras mentes y los motivos a los que nos llevó tomar ciertas decisiones en nuestras vidas. Algunos podrán toparse con que lo realizado no cumplió sus metas; otros, que han malgastado el tiempo; y algunos, que obtuvieron lo que no esperaban.

Sin más preámbulos y quitarles más del valioso tiempo, dense una vuelta para analizar Paper Girls (con un final increíble para una segunda temporada). Si tienen la posibilidad de adquirir el cómic, mucho mejor: no se arrepentirán.

Inviertan bien el tiempo y nos vemos… en algún tiempo.

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Jezreel Fuentes Franco (Lord Crawen) nació el 29 de junio de 1986 en la Ciudad de México. Estudió Ingeniería en Comunicaciones y Electrónica en el Instituto Politécnico Nacional. Su pasión por la literatura y la música lo lleva a formar parte del taller de creación literaria impartido por el profesor Julián Castruita Morán y Alejandro Arzate Galván. Participante de Concursos Interpolitécnicos de Lectura en Voz Alta, Declamación, Cuento y Poesía. En 2014 es finalista del Concurso Interpolitécnico de Declamación. Participó en 4 obras de teatro de improvisación, las cuales fueron presentadas en los auditorios de la Escuela Superior de Ingeniería Textil y en el Cecyt 15. Ha realizado ponencias en eventos de «Literatura del horror” en el auditorio del centro cultural Jaime Torres Bodet. Actualmente publica en El nahual errante y Sombra del aire, ambas revistas de corte virtual.

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