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Bitácora de Navegación del Nautilus 7

UNA SOMBRA VERDE

Marina Ortiz

 

La naturaleza me cautiva y deslumbra. Desde que soy niña la asocio con el descanso y la diversión, y en la adolescencia se le integró un misterio y deslumbre gracias a mis lecturas de J.R.R. Tolkien. De ahí, en la juventud, creció a nociones sobre el sentido de la vida, nuestro origen y futuro con las crisis ambientales. En la actualidad veo a la naturaleza como signo, símbolo, significado y sentido. Es el nombre de muchas cosas: el tiempo, nuestro hogar, las mitologías, la magia, mi cuerpo y el de las muchas formas de la vida. Es lo inconmensurable. Una obra que haga eco de estas ideas queda prendada a mi mente y corazón.

No cupe en mi emoción cuando vi la publicación de la novela El laberinto del fauno (2018) por Cornelia Funke, una de mis autoras favoritas pues ella encendió en mí la pasión por la Fantasía y la lectura; asimismo, la imaginación y entusiasmo de Guillermo del Toro son admirables y justamente celebrados.

La Fantasía contemporánea me parece el género que mejor reconoce la estructura mítica clásica, aunque nuestra actualidad vive las mitologías desde la irrevocable Modernidad. Teóricos como Lubomír Doležel y Joseph Campbell (brújulas recurrentes de este submarino) argumentan que nuestras sociedades a finales del milenio expresan una reapropiación de los mitos antiguos. Nuestra Fantasía no expresa las mismas ideas y sentimientos que la antigüedad, pero recurre a ella en busca de signos, símbolos, significados y sentidos.

¿Cómo trazamos, entonces, una genealogía entre las eras? Con el entendimiento del espacio y sus elementos. Ambos teóricos explican que los mitos antiguos concebían al mundo dividido en dos dimensiones o planos: lo humano y lo divino, con el último imperando sobre el primero. Lo sobrenatural alrededor de lo natural. Lo cognoscible subordinado a lo inaccesible. Lo cotidiano rendido a lo inconmensurable. El artificio humano derrotado por la naturaleza ingobernable. La geografía, los fenómenos climatológicos, la flora y la fauna, los astros en la esfera celeste y los visitantes fugaces pertenecen a lo sobrenatural, a los dioses y demás criaturas indefinibles. El bosque, el mar, el desierto, el río, la montaña son los lugares de lo divino.

Cornelia Funke & Guillermo del Toro

Ofelia es una chica de trece años que inicia su aventura adentrándose a un bosque, pues su madre se ha casado con un capitán de la Policía Armada. Persiguen a unos rebeldes republicanos en las laderas. Criada en este agresivo contexto, la Guerra Civil Española de los 40, Ofelia entiende bien el sufrimiento y el sacrificio, sentimientos presentes en sus libros de cuentos de hadas. Por su edad y pasión por la lectura, Ofelia posee esa sensibilidad necesaria para detectar lo sobrenatural. Los libros en la Fantasía no son cosa ordinaria: como la escritura, es asunto mágico sin frontera entre lo divino y lo ordinario. Algunas personas consiguen vislumbrar o incluso entrar a los espacios vedados y regresan con narrativas, textos o dibujos de sus descubrimientos. Sólo algunos escuchan sus palabras.

Esta intuición la acerca a lo sobrenatural y éste la reconoce: una criatura, que empieza como un insecto y se transforma en hada, la guía una noche hacia un laberinto derruido detrás del molino abandonado que la Policía convirtió en cuartel militar. Llegan al centro y descienden por unas escaleras en espiral a un pozo, en cuyo fondo se encuentra el Fauno, una criatura híbrida entre árbol, cabra y humano. Le comunica entonces una misión, un destino: volver al Submundo, pues ella es su princesa. Para Ofelia la realidad se abre, ha encontrado una explicación a su propia existencia y la del mundo, y una consonancia entre lo humano y la naturaleza. Ahora debe ser valiente e inteligente, compasiva y sabia para lograr su cometido. La línea que dividía la ficción y la realidad se borra: para Ofelia, la peligrosa, dura, ambigua y extraña realidad es una sola.

Esta correspondencia entre planos es lo que caracteriza a la Fantasía, hija del Mito: así suscita en nosotros nostalgia, familiaridad y miedo. Es el eco del pasado dándole forma al presente, apuntando hacia lo eterno.

Otra obra que trata estos sentimientos es la hermosa novela El fuego verde (1999) de Verónica Murguía. En ambas, la naturaleza recobra la fuerza que la Modernidad intentó eclipsar con la secularidad. Dice Campbell: “El reino de los dioses es una dimensión olvidada del mundo que conocemos. Y la exploración de esa dimensión, ya sea en forma voluntaria o involuntaria, encierra todo el sentido de la hazaña del héroe. Los valores y las distinciones que en la vida normal parecen de importancia desaparecen con la tremenda asimilación del yo en lo que anteriormente era mera otredad”. Ofelia realiza ese tránsito a la otredad, se rodea de la naturaleza y se acerca a un entendimiento más profundo del mundo.

El libro intercala su gran aventura con cuentos cortos que amplían el mundo mágico, develando sus raíces ancestrales y personajes arquetípicos: El Fauno, los conjuros, los escribas, los escultores, las brujas y los espíritus. Los árboles guardan secretos en sus sombras verdes. Si los mitos antiguos trataban de la distancia y jerarquía entre ambos planos de la realidad, la Fantasía actual versa sobre su encuentro, sobre los puentes de cruce. Doležel dice que ya no es un mundo dividido, sino híbrido. Me gusta la idea de que en la naturaleza exista algo impreciso y velado a nosotros, veo que ahí nace una curiosidad y bondad como la de Ofelia que mejora nuestra relación con una realidad dual. Gracias a la Fantasía siento una relación más cercana con la naturaleza y el pasado que vive en ella. Gracias a Ofelia sé que mi visión no abarca la totalidad de las cosas y que detrás de una rama, una piedra o una raíz reside una verdad de mí misma y del mundo.

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Ana Marina Ortiz Baker

Soy de Monterrey, Nuevo León, México.

Desde la licenciatura estudio la ciencia ficción y la fantasía, y estoy por terminar una maestría en Literatura Hispanoamericana.

Mi tesis de investigación fue sobre el cyberpunk mexicano, en específico el tema del espacio y su relación recíproca con los personajes.

Me gustan los temas del cuerpo, la mujer, la ciudad, los mitos, la magia y la naturaleza.

Los conocimientos que tengo, que son un tesoro para mí, aún tienen mucho que crecer.

Twitter: @maro_baker

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