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DESDE RUSIA CON HORROR

Petrushévskaia & Starobinets

Miguel Lupián

 

 

 

Los dos primeros libros que leí este año fueron Érase una vez una mujer que quería matar al bebé de su vecina de Liudmila Petrushévskaia y Una edad difícil de Anna Starobinets.

A Érase una vez… (Atalanta, 2011) llegué gracias a su título tan perturbador y a una cinta púrpura que rodeaba el libro, donde se podía leer: Premio mundial de fantasía 2010 (en el apartado colección de cuentos). Cabe resaltar que el premio es un busto de Lovecraft.

Esta colección está dividida en cuatro partes: Canción de los eslavos orientales, Alegorías, Réquiems y Cuentos de hadas.

Fantasmas de soldados que regresen para arreglar sus asuntos o despedirse, familias que se vuelven locas ante el inminente apocalipsis, reencarnaciones, milagros, sueños, entes, niños tan diminutos que habitan en un repollo…

En estos diecinueve cuentos lo fantástico ocurre en un país azotado por el clima, la miseria y las guerras, donde fantasmas y extrañísimos personajes rompen tu cordura.

(Por cierto, el título del libro, que te obliga a pensar en cuentos de hadas, se refiere al cuento «Venganza».)

En el prólogo, Jorge F. Hernández afirma:

“La obra de Petrushévskaia podría resumirse como espejo y ventana de la vida cotidiana, los enredos sociales y la insinuada podredumbre política de toda una época a través de los tormentos y pequeñas ilusiones de personajes absolutamente creíbles en medio de escenarios irreales o fantásticos”, y concluye: “Como ella misma, los cuentos de Petrushévskaia se desdoblan como una matrioska, esa muñeca rusa que quizá lleva en el fondo, allí en la más pequeña de las muñecas encerradas, un alma negra como pulpa de ficción y engaño”.

Además, explica que la autora (1938) “es considerada la madre de la literatura feminista rusa posmoderna por concederle voz y presencia a mujeres de diferentes ámbitos y estratos: grabando su habla en tinta con parlamentos y diálogos directos o haciéndolas hablar con claroscuros de desesperación y constante desasosiego”.

Este es un video de la autora leyendo su obra (aunque está en ruso, es un agasajo escucharla):

A Una edad difícil ( Nevsky Prospects, 2012) llegué por recomendación de Bernardo Esquinca. Cuando logré conseguirlo se dibujó una sonrisa siniestra en mi rostro, pues en la portada se podía leer: La Petrushévskaia de la nueva generación.

En esta colección -que incluye ocho cuentos largos- los vasos comunicantes entre su obra y la de Petrushévskaia (sobre todo en el cuento «La familia») son evidentes, pero no por ello Starobinets pierde su voz, al contrario: me sentí identificado -y fascinado- por su forma de narrar las putrefacciones y obsesiones, con la visión inocente/maligna de sus personajes infantiles y con la crisis de sus personajes adultos (la mayoría de 35 años).

En el prólogo, Ismael Martínez Biurrun inmediatamente te convence de leer a Starobinets con lo siguiente:

“Narrar el inconsciente requiere dos pares de guantes, los de cirujano y los de basurero. En este particular oficio, diseccionar el alma es sinónimo de volcar el cubo de basura que lleva dentro –y tú, imprudente lector, reconocerás aquí hasta el más íntimo de tus despojos- para después elevar la metáfora residual a categoría de relato sublime. Pocos escritores tienen el estómago y el talento para hacerlo. He aquí a una”.

«Una edad difícil», que le da titulo al libro, sin más, es uno de los mejores cuentos que he leído en los últimos años.

Muchos han comparado la obra de Starobinets (1978) con la de Stephen King, Philip K. Dick o Neil Gaiman. Después de leerla me quedó claro que no estaban exagerando.

Este es un video donde varios autores (incluida Starobinets, por supuesto) hablan de la situación de la literatura rusa actual:

 

Estas dos autoras rusas, sin duda alguna, horrorizarán tu biblioteca.

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Miguel Antonio Lupián Soto 

Ex alumno de la Universidad de Miskatonic, feligrés de la iglesia Cthulhiana y devoto de San Lemmy.

www.mortinatos.blogspot.mx

http://www.mortinatos.tumblr.com