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EL BOSQUE ENCANTADO DE EMILIANO GONZÁLEZ

III

 

Gilda Revueltas  

 

Primera parte

Segunda parte

 

 

Desde niño la relación de Emiliano con los libros fue mágica —para mí también—, pero él vivía mucho más en ese mundo que yo.

Un autor lo llevaba a otro, leía alguna referencia y después se le aparecían algunas de sus obras; a veces encontraba libros que tenían que ver con nuestras conversaciones.

Descubrió las redes que unen el tejido fino de la literatura fantástica, fue siguiendo pistas, descubrió similitudes, analogías; encontró cómo un tema se repetía y se desarrollaba a través de diferentes autores, con distintos estilos, en diferentes épocas o en diferentes lenguas y descubrió cómo se desarrollaban las ideas a través del tiempo y el espacio, convirtiéndose en criaturas vivas, que se seguían desarrollando más allá de sus autores.

Hizo grandes descubrimientos al describir, interpretar y entender la estructura arbórea de la literatura fantástica.

Sus reflexiones terminaron en tres tomos de la Historia mágica de la literatura.   El primer tomo está publicado, los otros dos siguen inéditos.

*

*

Él me decía que el terror era una forma de rebeldía contra la realidad establecida, una subversión, una crítica, una sátira de humor negro.

A Emiliano le encantaba que lo tuviera al tanto de los últimos descubrimientos y de las cosas raras que pasaban en el mundo. También le gustaba que le platicara de mi jardín, de la montaña, del viento, del bosque, de las nieblas. Estábamos convencidos de la necesidad de construir paraísos como protesta ante la destrucción del mundo: había que enriquecer el imaginario creativo.

Una mañana, mientras trabajaba en mi jardín, tuve una revelación: de pronto un gran entendimiento puso las piezas del rompecabezas en su lugar. Se ordenaron y tuvieron sentido.

¡Era urgente llamar a Emiliano!

Lo llamé, intensa y subterránea;

Tenemos que vernos, es MUY importante.

Por fin llegué, después de un día extenuante. Me recibió radiante como siempre; una brisa fresca y oxigenante con olor a pinos se mezclaba perfectamente con su delicioso perfume caro: era un caballero elegante, fino y educado.

Vibraba una música subterránea, feéricos coros femeninos invitaban a la ensoñación. Brindamos alegremente invocando a las musas y en honor a Afrodita, nuestra Diosa.

De pronto, guardó silencio y encendió con especial expectación un cigarrillo. Fijó sus ojos en los míos. Sus radiantes ojos azules se oscurecieron, me vió con la profundidad de un hombre al que inquietan, obsesionan y fascinan los misterios.

Entonces me preguntó:

¿Qué me tenías que decir que era tan, tan importante?

Esperaba con oculto júbilo esa pregunta. Compartimos la felicidad que da “entender cosas”, nos gustaba tejer hilos intelectuales, aunque no siempre estuvimos de acuerdo en todo.

Manteniendo la mirada y con una cierta ironía, le dije sentenciosa y subterránea:

Descubrí que la clave de la magia está en mi jardín.  

Tomó un trago rojo oscuro y me preguntó ávido:

¿Qué magia?

La magia de los libros.

Su cara se iluminó y no pudo contener una sonrisa de fascinación.

¡Descubrí por qué están vivos!

Guardé silencio haciendo un espacio de incertidumbre. Sonrió divertido, me ofreció un cigarrillo y se acomodó de nuevo en el sillón.

Encendí el cigarrillo.

Están vivos porque vienen de los árboles, vienen de la naturaleza. Los árboles son seres sociales, se conectan, están entrelazados entre sí por las raíces, tejen bosques, son naturaleza y conocen los secretos del mundo subterráneo…

Sopló un viento frío y las ramas empezaron a golpear suavemente las ventanas. Nos miramos y sonreímos cómplices.

La naturaleza del árbol es relacionarse, es ser parte del bosque; sus raíces se extienden en la oscuridad de la tierra, haciendo un gran tejido, de esa manera nutren con la ayuda de varios hongos a sus árboles pequeños. Los árboles conectan con el mundo subterráneo.

Una fuerte y fresca fragancia a pinos se metió por la ventana haciendo temblar una de las velas.

Los árboles simbolizan la vida, porque así como expanden sus raíces en la tierra, extienden sus ramas hacia el cielo, conectan la tierra con el cielo. Esta forma sagrada se replica en la naturaleza y en nuestro cuerpo, en la forma de los ríos, los rayos, las venas, las neuronas, las genealogías familiares… Todos parecen árboles con sus ramificaciones.

El árbol es muy poderoso y sagrado en casi todas las culturas, pero también porque en ellos está impreso el pensamiento y los sentimientos humanos.

La experiencia humana yace vertida con sangre negra sobre la carne de los árboles.

Los árboles cobran una nueva vida en el libro.

El libro tiene una doble conciencia: la vegetal y la humana. Juntas forman el bosque del conocimiento, de la memoria, del arte, de la imaginación, de las grandes visiones, de las religiones, de la historia. Son máquinas del tiempo con las que puedes viajar a cualquier lugar en cualquier época.

Se comunican a través de señales de tinta. 

Son árboles que han sido sacrificados para sobrevivir inmortalizando lo más bello, horrible y sublime de la mente, del alma y espíritu humanos.

Los libros son bosques mágicos como tu biblioteca. 

Los libros les regalan la inmortalidad a sus autores. 

*

Pequeñísima parte de la biblioteca de Emiliano.

*

Emiliano me sonrió cómplice y lanzó una mirada satisfecha a sus libreros llenos de libros.

Brindamos, felices, y añadí:

Texto viene del latin “textum”, que significa tejido.

Ahora fui yo la que le lancé una mirada directa y le dije sin preámbulos:

Tú has descubierto el tejido fino y secreto de las letras, la gran urdimbre que forma la maravillosa y soberbia alfombra mágica de la literatura fantástica de la humanidad.

Sonrió muy complacido, escuchamos los coros feéricos femeninos mientras nos servíamos más vino. Fumé mi cigarrillo y continué:

Vives en medio de un bosque multidimensional.

Él prendió otro cigarrillo, el humo zigzagueaba inquieto. Brindamos y, mirándolo directamente a los ojos, agregué sentenciosa:

Tú, Emiliano González, ¡desenmarañaste el tejido finísimo de la enorme e inconmensurable telaraña de la gran Tarántula! 

¡Soltó una gran e inesperada carcajada!

Yo había llevado una botella de champán que había dejado enfriar en el refri sin que él se diera cuenta. Salí a la cocina y cuando regresé le dije:

¡Sorpresa!

Entré por la puerta con la charola, el champán y dos copas tintineando peligrosamente. Cuando brindamos por la magia, por los libros y por la literatura empezaron a brillar luciérnagas a través del gran ventanal. Con este descubrimiento tuvimos tema hasta las más altas y elevadas horas de la noche.

*

*

Concluirá…

****

 

Gilda Cruz Revueltas es poeta, pintora, escultora y cineasta. Ha realizado  32 exposiciones individuales y ha participado en más de 46 exposiciones colectivas en importantes  museos y galerías de México, Europa y Estados Unidos.

También  ha participado en instalaciones, ha pintado murales, ha proyectado escenografías y  ha ilustrado libros.

gildarevueltas.wixsite.com/gildacruzrevueltas

@gildarevueltas

 

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