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ENTRE WE BUILT THIS CITY ON ROCK AND ROLL Y

WE’RE NOT GONNA TAKE IT

 

Bernardo Monroy

 

Sí, lo reconozco: ansío ver Rock of ages. Sí, soy un fanático de los musicales. No me pierdo Glee, he visto Cabaret hasta hartarme y Defying Gravity forma parte del soundtrack de mi vida.

No, no estoy desviándome de la esencial de Penumbria, que es hablar de géneros de terror, fantasía y ciencia ficción. Es sólo que creo que el estreno de Rock of ages es una excelente oportunidad para hablar de algunos musicales de Broadway que se basan en estos subgéneros, y aunque es cierto que los musicales son la parte más gay del cine y el teatro, también es cierto que su diversidad temática es admirable.

Sin duda alguna todos hemos escuchado hablar del Área 51, aunque nunca la hemos visto. Ese lugar ubicado en algún lugar del desierto de Nevada donde supuestamente el ejército estadounidense oculta información sobre la existencia de extraterrestres, desde naves espaciales hasta seres de otro planeta disecados… lo que seguramente ni John Carter sabe, es que hay un musical sobre este lugar que se parece mucho a dios: todos hemos escuchado hablar de él, pero nadie lo ha visto. Dirigido por Daniel O’Brien, Area 51: the musical cuenta la historia de Rick Adams, el director de la misteriosa base militar, que debe detener a un villano intergaláctico que planea… cómo no, dominar la Tierra. Alejándose de la parafernalia seudocientífica de los OVNIS, este musical hace un homenaje a la ciencia ficción de los años cincuenta con canciones de rock and roll.

Otro musical de ciencia ficción es la adaptación de uno de los grandes clásicos no sólo del género sino de la cinematografía mundial: Metropolis. Siguiendo la trama original de la película de Fritz Lang, esta versión no es tan magnífica como la película, pero sí tiene algo que la original no: coreografía y canciones. Dirigida por Jerome Savary y con música de Joe Brooks, es un buen ejemplo de teatro musical de ciencia ficción.

Y ya que estamos hablando de adaptaciones, uno de los grandes clásicos de la literatura fantástica tiene su versión para teatro musical. Podemos ver cantando no únicamente a Galadriel, sino a toda la Tierra Media. Así es, damas y caballeros, un fuerte aplauso para Lord of the Rings: the Musical. Dura tres horas y ha costado unos 18.5 millones de euros. Esta vez Frodo tiene chamba extra: deshacerse del Anillo Único y aparte, aprenderse las coreografías. ¿Recuerdan los chistes sobre la supuesta homosexualidad de Sam? Bueno, pues si hace musicales, no deja lugar a dudas. Casi puedo imaginar un crossover con Glee, en el que Kurt y él hagan una bonita pareja, mientras que Blaine y Frodo… ya, ya, ok. No me hagan caso que estoy desvariando.

Mejor hablemos sobre otro musical del género de fantasía, que es verdaderamente maravilloso: Wicked. Inspirado en El Maravilloso Mago de Oz de Frank Baum, nos cuenta la historia de la Bruja Mala del Oeste. Es una historia revisionista en la que comprendemos por qué una de las más grandes villanas de la literatura para niños hizo lo que hizo… vamos, si el idiota derechista de Salvador Borrego escribió sus panfletos, que tiene la osadía de llamar libros históricos, donde afirma que la derrota de Hitler fue una derrota mundial, y que el holocausto fue una mentira inventada por los sionistas, ¿por qué no la Bruja Mala iba a poder contar su versión de las cosas? Wicked, más allá de una obra basada en un clásico, nos enseña que el mundo no es ni totalmente blanco ni negro, que más bien las emociones y motivaciones son de todos los colores. La música de Stephen Schwartz tiene defying gravity, sin duda una de las canciones más emotivas de Broadway, galardonada con el Tony.

Para terminar este brevísimo recorrido por los musicales de subgéneros, ocupémonos del terror. Herbert West, reanimador, relato de H.P. Lovecraft, tiene su versión para teatro musical: Re-animator, The musical. Cuenta con Peter Adams como director musical, y con la aprobación del realizador original: Stuart Gordon… respecto a si Cthulhu le gustó, lo ignoro porque no le gusta que lo despierten en R’lyeh para cosas sin importancia.

Stephen King es uno de esos escritores que o lo amas o lo odias. Y aunque a muchos no les agrade su literatura, no podemos negar que es sumamente prolífico. Ha sido novelista, cuentista, dramaturgo, director de cine, guionista de cine, de televisión, de cómics; ha incursionado en el libro electrónico y por supuesto, en el teatro musical. Ghost Brothers of Darkland County es su debut, y cuenta una historia de almas en pena en un pueblo pequeño de la América Profunda, una historia de secretos ocultos y maldiciones. Ya saben, la clase de temas que son marca registrada de King. ¿Qué sucede cuando dos hermanos que se odian descubren que su padre tuvo otros dos hijos que se mataron entre sí? Sencillo: los fantasmas regresan a atormentarlos… eso sí, con coreografías.

Y así terminamos con estos ejemplos de musicales que son de otro planeta, mágicos y terroríficos, tal vez no al ritmo de Dont’ stop believin’ pero sí con la firme creencia de que todos los conservadores que odian la música metalera y las historias de terror griten We’re not gonna take it! tendrán que aceptar que We built this city on rock and roll.

 

 

 

BERNARDO MONROY

Bernardo Monroy nació en 1982 en México D.F. y actualmente vive en León, Guanajuato. Es periodista y ha publicado el libro de cuentos “El Gato con Converse” y la novela “La Liga Latinoamericana”, así como la novela electrónica “Slasher”, disponible gratuitamente en el portal Zona Literatura. Es aficionado a los videojuegos, los cómics y los géneros de terror, fantasía y ciencia ficción, y escribe porque está frustrado, ya que nunca pudo ingresar a la Escuela de Jóvenes Dotados del Profesor Xavier. Sus textos han sido traducidos al klingon y al élfico.