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JUNJI ITO

o de cómo el horror es parte de nuestras vidas

Marilinda Guerrero

 

Hace unos días, un amigo me presentó a Junji Ito. Al principio pensé que encontraría algo similar al arte erótico de Toshio Saeki, conocido por sus pinturas centradas en el erotismo, la violencia y la perversión que, confieso, me intriga y me parece excepcionalmente hermoso. Pero en lugar de eso, colisioné contra un extraordinario dibujante de manga de terror.

Junji Ito

El horror retratado en sus personajes e historias es crudo, perverso, capaz de llevarte a un viaje de mundos extraños y siniestros, de esos que no imaginas siquiera en tus peores pesadillas. Verlo me recordó la frase de Dante Alighieri: “El demonio no es tan negro como es pintado”.

Algo que me pareció curioso es que se graduó y trabajó como odontólogo antes de enviar el manga Tomie a un concurso que, aunque no ganó, obtuvo una mención honorífica, suficiente para que dejara dejar de trabajar en odontología y dedicarse a dibujar pesadillas.

Admirador de Gaudí, ha sido influido por la narrativa de H.P, Lovecraft (gracias a sus fanáticas hermanas, amantes de las historias de terror) así como el mangaka Umezu Kazuo, considerado el padre del género de horror en manga (incluso, un número lo dedicó a él). Aunque en realidad, Umezu Kazuo no fue el primero; entre los pioneros de este género encontramos a Hideshi Hino que, aunque sus dibujos infantiles no son tan horroríficos, es la forma en que dirige la historia hacia la psicología de los personajes lo que lleva al lector a presenciar cómo los protagonistas son sumergidos en situaciones de transformaciones, horror y desesperación. Se le considera pionero en el género.  Umezu Kazuo, al igual que Hideshi Hino, se enfoca en la psicología de sus personajes, en especial femeninos, utilizando elementos oscuros.

Le preguntaron en una entrevista a Junji Ito por qué no utilizaba elementos folclóricos japoneses en sus mangas… Contestó que muchos mangas lo hacen y él decidió incluir otros elementos a sus dibujos. Con esto logra que en sus historias se aprecien retratos urbanos, historias que pueden ser aplicadas a cualquier parte del mundo y, aunque los dibujos son especialmente realistas, el autor logra que el lector acepte lo extraño y lo imposible como real. Lovecraft dijo que: “Podemos juzgar un cuento fantástico no a través de las intenciones del autor o la pura mecánica del relato, sino a través del nivel emocional que es capaz de suscitar por medio de sus más pequeñas sugerencias sobrenaturales”.

A través de él he podido encontrar una atmósfera cargada de una “aparente normalidad” ante hechos macabros, un espacio que conforme avanzas en la lectura te va penetrando poco a poco, para que puedas percibir a través de los ojos de los actores principales la desesperación, ansiedad, el miedo. Y como testigo, la ciudad externa, lejana, inhumana.

Leer a Junji Ito me ha llevado a pensar que el horror es parte de nuestras vidas. Que las historias ahí plasmadas no son tan lejanas, que la vida en sí es un comic de horror. Leerlo me ha llevado a conocer a otros tales como Shintaro Kago y Suehiro Maruo. Cada quien tiene lo suyo.

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Marilinda Guerrero Valenzuela (1980)

Guatemalteca. Ha publicado en revistas electrónicas, así como los libros de narrativa Relatos de sábanas (Letra negra, 2011), Escenarios de un mundo paralelo (Letra negra, 2012),Voyager(Subversiva, 2015) y Odisea de tres mundos (Santillana, 2016). Fue incluida en la antologíaCuerpos, relatos eróticos por mujeres (F&G, 2015). En poesía, publicó el libro Todos tenían derecho a estar presentes (Editorial cartonera Alambique, 2014).

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