Seleccionar página

LA LLORONA

de malas madres y cosas peores

Norma Lorena Loeza

 

Vale la pena fijarse en la curiosa mezcla cultural en que se ha convertido en nuestro país el Halloween y el Día de muertos. Y aunque el debate sobre el predominio de un festejo por sobre del otro es largo y no concluyente en su análisis, lo que sí es posible afirmar es que a no querer, ambas expresiones fueron encontrando la manera de coexistir sin estorbarse.

La temporada es además un tiempo feliz para los amantes del terror y lo creepy, ya que la programación televisiva, cinematográfica y teatral está dominada por el mundo de los sobrenatural. Es por ello que se hace interesante hacer un análisis de cómo esta asimilación cultural se expresa de diferentes formas, usando como ejemplo para ello el personaje de La Llorona.

A diferencia de otras figuras asociadas al terror en diferentes partes del mundo, la Llorona no es un personaje que provenga de la literatura (como es el caso de Frankestein de Mary Shelley o Drácula de Bram Stoker). Esta primera característica es quizá lo que la distingue de los monstruos clásicos de terror. El mito contado de boca en boca va añadiendo elementos diferentes, a diferencia de historias literarias que admiten adaptaciones pero no modificaciones sustanciales. En términos de lo que será la adaptación de los personajes en la pantalla, este elemento será un diferenciador muy marcado, porque el público demandará al Drácula que describe el libro y no quedará conforme con adaptaciones que se aparten mucho de la creación original. El caso de la Llorona es distinto, porque Lloronas hay muchas y muchas formas de representarlas.

El origen mismo de la leyenda es incierto, existen sobre el asunto versiones variadas. Para algunos, la historia parte de una leyenda precolombina asociada a los signos de las profecías del fin del Imperio Azteca. Posteriormente, en la época Colonial, el personaje se fundió en la tradición oral agregando otros elementos de carácter moral, contenidos en la trágica historia de la mujer que asesinó a sus propios hijos y se suicidó después, enloquecida por el desamor de un hombre, siendo esa la razón por la que su alma está maldita y fue condenada al sufrimiento de vagar buscándolos sin poder descansar en paz.

La Llorona construida a partir de esta versión se fue prefigurando como el epítome de la mala mujer que no encuentra redención y que deberá sufrir su castigo eterno, por lo que no evita ocasión de desquitar su desdicha con los mortales -especialmente con las madres descuidadas-, quienes, muertas de miedo, entienden la terrible enseñanza quizás en el último instante de su vida: no se puede contravenir un mandato natural -expresado en el instinto maternal- y las leyes de Dios. El castigo a quienes lo infringen será terrible, tanto en esta vida como en la otra.

Con el tiempo, la Llorona resultó ser un interesante material fílmico, además de una historia para asustar a los niños. Es esa la manera en que nuevas generaciones conocieron al personaje: cuando, gracias a la irrupción de los medios en nuestras vidas, la recuperación oral de las historias populares fue cayendo en el desuso.

El primer corto mexicano que abordó el tema fue “La chillona” de Guillermo “el Indio” Calles, rodado en 1933.

A partir de ahí, la filmografía en México alrededor del tema es la siguiente:

La herencia de la Llorona (1947). Dir. Mauricio Magdaleno

La Llorona (1959). Dir. René Cardona

La maldición de la Llorona (1961). Dir. Rafael Baledón

La venganza de la Llorona (1974). Dir. Miguel M. Delgado

La Llorona de estas películas se acerca a la versión más difundida, la de la mujer que debe sufrir el castigo eterno por haber asesinado a sus hijos. Destacan de manera importante las “Lloronas” que interpretan Rita Macedo y María Elena Marqués. Es también digno de mención que la cinta  La venganza de la Llorona combina no sólo el conocido mito acerca del personaje, sino la enfrenta al Enmascarado de Plata, el Santo, que debe luchar con ella igual que antes los hizo con momias, vampiras y lobas. La Llorona aquí representada parece más un zombi, ni siquiera es sensual o atractiva como otras amenazas femeninas que enfrenta el Santo en otras cintas ampliamente conocidas.

Después de estas  cintas -no se tiene una clara razón de la falta de interés-, pasaron cerca de veinte años para que el tema regresara al cine. Fue entonces que se filmaron películas, algunas en México y otras producidas totalmente por estudios norteamericanos, con lo cual el personaje se “internacionalizó”.

Las lloronas (2004). Dir. Lorena Villareal

Kilómetro 31 (2005). Dir. Rigoberto Castañeda

Haunted From Within (2005, USA). Dir. José L. Cruz

The Wailer / La Llorona (2006, USA). Dir. Andrés Navia

 

J-ok’el: La leyenda de la Llorona (2007). Dir. Benjamín Williams

The Cry (2007, USA). Dir. Bernardine Santiesteban

La leyenda de la llorona (2011, animación). Dir. Alberto Rodríguez

La Llorona cinematográfica de los años recientes, se aparta de las leyendas tradicionales y se vuelve más diabólica, encarnando más bien espíritus malignos o vengativos. Es decir que se aparta de la enseñanza moral para tomar un cariz más parecido al de las películas de horror modernas.

Es de llamar la atención en todo este recorrido, que en realidad la Llorona no tenga una representación cinematográfica sólida. La mayoría de las películas que aquí hemos mencionado no pueden considerarse como muy buenas o excepcionales. Y la verdad es que un país como el nuestro, con tanta tradición oral y mística en sus relatos populares, merecería la construcción de un mejor relato para uno de los miembros destacados de su mitología popular.

Y como de todo este tipo de historias en realidad lo que encontramos es una reflexión más sobre la vida que sobre la propia muerte, valdría la pena en un Día de muertos preguntarse si solamente se es espíritu atormentado por las culpas después de morir. ¿A cuántas personas conoces que viven su vida como fantasmas hambrientos de redención? Piénsalo. De verdad te sorprenderías.

****

Norma Lorena Loeza Cortés

Es Profesora de educación preescolar por la Escuela Nacional de Maestras de Jardines de Niños, Licenciada en sociología y Maestra en Estudios Latinoamericanos por la Facultad de Ciencias Políticas en la UNAM. En el año 2000 recibió la medalla Alfonso Caso al Mérito Universitario, por parte de la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM.

Ha sido profesora e investigadora en universidades públicas y privadas, en organizaciones de la sociedad civil y el sector público.

Ha presentado ponencias en foros nacionales e internacionales en temas sobre análisis de presupuestos públicos, educación, salud, jóvenes, incidencia política y análisis cinematográfico.

En 2011, participó en la publicación colectiva “Femmes Fatales, 13 escritoras hablan de cine de terror” coeditado por Editorial Samsara y Festival Macabro. Actualmente, también  es colaboradora en Corre cámaraArtes 9 y Cineforever, sitios electrónicos especializados en Análisis Cinematográfico y  de arte multimedia.

 

¡LLÉVATELO!

Sólo no lucres con él y no olvides citar al autor y a la revista.