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UN POEMA ESCRITO CON PINCEL

No Hilda

 

El poeta es realmente ladrón de fuego.

A. Rimbaud

 

La mayoría de los artistas pasan por períodos de crisis creativas, justo cuando han terminado una obra muy buena o extensa, una relación, un cambio de rutina o la muerte de alguien cercano. Pablo Picasso no fue la excepción, su crisis se desató después de la muerte de su percepción; él había creído que todo estaba hecho y cualquier obra pictórica estaría de más. Salmon, un conocido suyo, aseguraban que estaba tan deprimido que no descartaba la idea de que podría suicidarse.

Pablo Picasso

Pablo Picasso

Fue en este punto de quiebre que comenzó a escribir. Los poemas de Picasso, como sus obras, están llenos de aristas, ojos que expresan las verdades de la vida y colores contrastantes en cada frase, como un collage de motivo exagerado.

Para sentir este poema en prosa, que carece de título, hace falta dejar la razón fuera, el pensamiento lógico no nos servirá de nada. Comienza con un cuerpo trazado con impecables ideas, entrevemos a la joven como una belleza irreal de esas que rozan lo grotesco. Cautivados por sus heridas, podemos enamorarnos de sus pieles que sirven de abrigo. Debajo de sus párpados medio abiertos, hay que buscar sus ojos para saber la voluptuosidad de los colores. Piernas largas que albergan pasionales deportes, dedos como tallos de unas flores que viven en una copa, como si pudiéramos saborear sus nítidos olores. Sobre la mesa, el papel con finas letras que delatan su caligrafía, nos dice en qué piensa: tomate, sardinas, queso… Se siente el deseo de ayudarle, de llevarla en la palma de la mano para que haga sus quehaceres y nos deje ver el deseo que mueve sus frágiles pies.

Después de muchos poemas en prosa y casi un año con las letras, Picasso volvió a la pintura con una percepción renovada. Al parecer, la escritura fungió como depurador de lo viejo, reeducó sus sentidos e ideas de las imágenes del mundo que no se perciben con los ojos. Las palabras vinieron a limitar con tinta las imágenes difusas que se le escapaban al pincel; y, aunque sus poemas son como una descripción de alguno de sus cuadros, la forma de enviar el mensaje influye en nuestra forma de observarlos, mediante un choque de conceptos a los que no estamos acostumbrados.

"Busto de una mujer. Estudio para las señoritas de Avignon", por Pablo Picasso (1907).

«Busto de una mujer. Estudio para las señoritas de Avignon», por Pablo Picasso (1907).

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AQUÍ puedes leer el poema.

 

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Imagen de cabecera: Alejandro Muñoz Guerrero.

 

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Si quieres ver más poemas de Picasso, adéntrate en el siguiente enlace:

http://www.gelonchviladegut.com/wp-content/uploads/2013/12/poemas-picasso.pdf

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yolentesNo Hilda

Psicóloga para ganarse la vida, escritora y lectora para vivirla.

https://wordpress.com/stats/insights/lyrictoblood.wordpress.com

 https://medium.com/@nohilda

 

 

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