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THE TALE OF INSPECTOR LEGRASSE

más allá del bien y del mal: la Metafilosofía de Lovecraft

 

Roberto Carlos Garnica

1- «El horror en arcilla»

3- «La locura del mar»

 

 

“El relato del inspector Legrasse” es el segundo capítulo de «The Call of Cthulhu» [1]. En dicho apartado se nos habla de un oscuro y tenebroso culto en el que se adoran a los Grandes Primordiales (the Great Old Ones), que incluye un rito sangriento en el que los fieles bailan y rugen desnudos alrededor del fuego con el fin de despertar al terrible Cthulhu.

Sin duda es fascinante acercarse a este texto desde una perspectiva literaria, pero también es revelador minar sus apuntes filosóficos.

Como en otros pasajes de su obra, en “El relato del inspector Legrasse” Lovecraft aborda temas complejos como la traducción interlingüística, la existencia de entidades conscientes no humanas, el polimorfismo de la divinidad, el reduccionismo científico, etc.

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Como mencionamos en la entrega anterior (Garnica, 2024), Lovecraft postula que ciertas palabras son, en esencia, impronunciables e irrepresentables para nosotros pues poseen un origen y una referencia metahumanos. En este apartado se reitera dicha tesis y se plantea la posibilidad de una comunicación telepática y onírica: “los Grandes Primordiales hablaron a los más sensibles modulando sus sueños; pues sólo así podía llegar su lenguaje a las mentes orgánicas de los mamíferos” (Lovecraft, 2005, p. 399). Se sugiere, por otra parte, la imposibilidad de comprender ciertas ideas o imágenes a no ser a partir de la traducción o traslado (translation) de un lenguaje a otro: “solo la poesía o la locura podían hacer justicia a los ruidos que oyeron” (Lovecraft, 2005, p. 397), “saltaba y se contorsionaba la más indescriptible horda de humana deformidad que nadie, a no ser un Sime o un Angarola” (Lovecraft, 2005, p. 397) sería capaz de pintar, logró “plasmar en barro y en mármol esas pesadillas y fantasías que Arthur Machen evoca en su prosa y Clark Ashton Smith ha hecho visibles en verso y en pintura” (Lovecraft, 2005, p. 401).

En relación con la filosofía moral, se plantea una tesis extrema que idealiza una existencia “más allá del bien y del mal” (Lovecraft, 2005, p. 400), “beyond good and evil” (Lovecraft, 2013, p. 247) que, por supuesto, evoca la propuesta nietzscheana de vivir conforme a la naturaleza, “sin intenciones ni miramientos, sin piedad ni justicia” (Nietzsche, 2023, p. 393). El visionario de Providence específica que una humanidad así sería, “as the Great Old Ones” (Lovecraft, 2013, p. 247), salvaje y libre y desecharía las leyes y la moral (cf. Lovecraft, 2005, p. 399). La descripción de Lovecraft es aun más extrema y nos remite a otro filósofo maldito, Donatien Alphonse François de Sade, quien sistematiza al libertinaje como visión del mundo y ética naturalista: libertinos y voluptuosos, sean fieles a sus pasiones, pues son el medio del que la naturaleza se sirve para conducirnos a la felicidad (cf. Sade, s.f., p. 3). En solemne sintonía, el culto de Cthulhu profetiza que “todos los hombres gritarán y matarán y se refocilarán jubilosos. Entonces los Primordiales liberados les enseñarán nuevas formas de gritar y matar y refocilarse y regocijarse, y toda la Tierra arderá en el holocausto del éxtasis y la libertad” (Lovecraft, 2005, p. 399-400).

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Lovecraft vs Nietzsche

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No podemos concluir estos apuntes sin referirnos a los sublimes y enigmáticos versos que, de acuerdo con el relato, pertenecen al Necronomicón del árabe loco Abdul Alhazred” (Lovecraft, 2005, p. 400):

“That is not dead which can eternal lie,

And with strange aeons even death may die [2] (Lovecraft, 2013, p. 247).

Se trata de dos endecasílabos que riman de forma consonante y cuyo sentido excede cualquier comprensión lógica (en el propio texto se menciona que tienen “un sentido oculto que los iniciados podían interpretar a su criterio” (Lovecraft, 2005, p. 400).

El lema vulnera nuestro sentido común al hablar de algo que no está muerto debido a que tiene la potencia de yacer eternamente, y aniquila a la razón al aseverar que incluso la muerte puede morir.

En un esfuerzo agónico por salvar la estabilidad de nuestro pensamiento, podríamos recurrir a un concepto común de la mitología y la metafísica occidentales: inmortal; en el mismo orden de ideas, también podríamos echar mano del truco de la doble negación: declarar que “la muerte puede morir” no es más que señalar la posibilidad de la vida eterna.

Considero, sin embargo, que sería más fructífero admitir que, por lo menos si continuamos sujetos a los marcos conceptuales tradicionales, existen cosas que no podemos pensar, otro tipo de entes, otros modos de vida.

El reto que nos lanza “La llamada de Cthulhu” es posfilosófico, ¿podremos dar el salto hacia una metafilosofía lovecraftiana?

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The Tale of Inspector Legrasse, por Muninsheim.

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[1] «The Call of Cthulhu» fue escrito en 1926 y publicado por primera vez en 1928 en la revista Weird Tales.

[2] En la edición de Valdemar, este dístico se traduce de la siguiente manera: “Que no está muerto lo que puede yacer eternamente,/ y en los eones venideros hasta la muerte puede morir” (Lovecraft, 2005, p. 400).

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Referencias

Garnica, R. C. (2024). “The Horror in Clay, la verdad como algo terrible y el nombre impronunciable”, en Penumbria:  Revista fantástica para leer en el ocaso.  Recuperado de https://www.penumbria.mx/el-nombre-impronunciable/

Lovecraft, H. P. (2005).  “La llamada de Cthulhu”, en Narrativa completa/Vol. I. Valdemar.

Lovecraft, H. P. (2013). “The Call of Cthulhu”, en Complete Works of H. P. Lovecraft.  Delphi Classics.

Nietzsche, F. (2023). Así habló Zaratustra. Más allá del bien y del mal. Gredos.

Sade, D. (s. f.). La Filosofía en el tocador. LIBROdot.com. Recuperado de file:///C:/Users/rcgar/Downloads/La_filosofia_en_el_tocador_Marques_de_Sa.pdf

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Roberto Carlos Garnica Castro

Poseído por múltiples pasiones como la filosofía, la antropología, la historia y la literatura ha desarrollado una mirada caleidoscópica y rizomática que se funda en un principio muy simple: abordar cada cosa desde el otro extremo.  En ese sentido considera que toda filosofía tiene un trasfondo poético y toda obra literaria una base filosófica… y la mortal vida es la fuente de todo.

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