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CAMELOT 3000

(Mike W. Barr & Brian Bolland, DC Comics, 1982-85)

 

Pok Manero

 

 

Los Comicólogos, nuestro proyecto hermano especializado en el noveno arte, propusieron un reto de lectura para este 2018. El reto con nivel de dificultad medio invita a su audiencia a leer comics de al menos tres números de extensión (o un trade paperback recopilatorio) para cubrir doce distintas categorías que van desde leer comics de fantasía épica, horror y ciencia ficción, hasta comics de romance, comedia o autobiográficos. Si tienen dudas de la dinámica, diríjanse a sus redes sociales (Facebook: Los Comicólogos, Twitter: @LosComicologos, #RetoComicologo) para consultar la convocatoria. Como parte de dicho reto, he decidido reactivar El Protocolo Pok para compartirles reseñas de mis lecturas.

Ahora bien, yo decidí hacer el reto de dificultad avanzada, el cual tiene el doble (24) de categorías a cubrir. Una de ellas es la maxiserie, la cual consiste en leer una historia publicada originalmente como una serie limitada de doce números con un inicio, desarrollo y final, opuesto a las series regulares que normalmente acostumbran publicar las editoriales grandes. Aunque esta versión del reto aún no ha sido anunciada, yo decidí adelantarme y cubrir esta categoría leyendo precisamente la primera historia publicada en dicho formato: Camelot 3000. De hecho, el término maxiserie se acuñó con la publicación de este comic.

Si alguno de ustedes está familiarizado con la leyenda del rey Arturo, habrá escuchado que tras recibir una herida mortal éste se refugió en la fortaleza de Avalon, donde permanecerá hasta que Inglaterra lo necesite nuevamente. Tomando esta premisa como la base para su historia, Mike W. Barr reimagina los mitos artúricos en el distante futuro del año 3000, cuando una invasión alienígena pone no solo a Gran Bretaña sino al mundo entero en necesidad de un héroe. Es así que un joven minero se topa accidentalmente con la tumba del rey y logra sacarlo de su sopor. Posteriormente, el monarca y su nuevo compañero liberan al mago Merlín de su prisión y éste último hace que seis de los caballeros de la Mesa Redonda despierten en sus actuales reencarnaciones, lo cual se presta para conformar el resto del elenco de una manera muy diversa y ecléctica: sir Galahad es ahora un samurái de Japón, sir Gawain un hombre negro de Sudáfrica, sir Tristán es mujer y sir Percival un prisionero transformado genéticamente en un Neo-man (supersoldados sin mente utilizados por el gobierno). Para completar las cosas, eventualmente se revela que quienes están detrás de la invasión son nada menos que Morgan LeFay y el hijo bastardo de Arturo: Modred.

Barr nos presenta una reinvención moderna de la literatura Arturiana, mezclando caballeros que portan armaduras y espadas con naves espaciales y rayos láser. Los cambios efectuados en los miembros de la Mesa Redonda también fueron un intento por «contemporaneizar» a los personajes, en particular con el caso de Tristán, con quien exploró temas de transexualidad y lesbianismo al mostrar su romance con Isolda. Hoy en día, algo que fue tan osado en su momento parece lugar común e incluso puede resultar ingenuo, pero es notable como una de las primeras representaciones de personajes LGBT en comics mainstream.

El arte de la historia corrió a cargo del inglés Brian Bolland, quien posteriormente cobraría fama como el ilustrador de la célebre historia de Alan Moore, The Killing Joke, así como por su labor como portadista de múltiples títulos. Aunque algunos elementos en el diseño resultan anticuados hoy en día, tanto en la ropa ochentera retrofuturista como en las naves y estaciones espaciales con tecnología que entonces parecía vanguardista, Bolland demuestra que desde entonces poseía un talento consumado. La gran atención que da al detalle en los fondos y su uso de puntos de vista poco convencionales hacen que nunca resulte aburrido contemplar sus trazos. Dado que para cumplir con la periodicidad mensual del título no pudo entintar su trabajo, Bolland hizo sus lápices muy intrincados para que el entintador que le asignaran no pudiera cambiarlos mucho. De cualquier modo, conforme avanzó la serie se enfrentó a considerables retrasos, por lo que el último número (planeado para publicarse originalmente en noviembre de 1983) no vio la luz sino hasta abril de 1985. Si bien el artista tuvo mucho que ver en esto, tardando nueve meses en trazar el capítulo final, también hay que considerar que escritor e ilustrador colaboraron desde ambos lados del océano Atlántico en una época que carecía por completo de la comunicación instantánea con la que contamos ahora.

En resumen, Camelot 3000 es una obra que vale la pena leer, tanto por su valor histórico al tratarse de un comic que redefinió formatos, calidad de impresión y temas vanguardistas, como por tratarse de un relato de heroísmo y sacrificio que reinterpreta a personajes atemporales que por siempre formarán parte de nuestro inconsciente colectivo.

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Adrián “Pok” Manero, tras años como lector asiduo, decidió que el siguiente paso en su manía consistía en elaborar sus propias ficciones. Se dedica compulsivamente a leer comics y libros y a ver películas, quisiera ser como los gatos y disfruta escribiendo sobre sí mismo en tercera persona.

@PokManero

 

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