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LAS REINAS DEL GRITO Y
LA CHICA FINAL

I

Davo Valdés de la Campa

 

En 1982 la escritora y activista feminista Rita Mae Brown escribió, mientras vivía en Los Angeles, un guión titulado Sleepless Nights, cuya historia pretendía parodiar el subgénero del slasher, tan popular en aquella época. Mae Brown se burlaba de ese tipo de filmes sobre-exagerando sus clichés, evidenciando la extrema violencia que se ejercía contra las mujeres, en el sentido de que era un subgénero con una estructura de explotación machista.

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Rita Mae Brown

 

El mismo año se estrenó en los cines una adaptación del guión bajo el título Slumber Party Massacre. El póster de la cinta retrata a cuatro mujeres jóvenes semidesnudas y en ropa interior, sumisas y aterradas, ante un hombre (sólo se ve de su cintura para abajo) que está parado frente a ellas, que están en el piso, arrinconadas, y él, dándole la espalda al espectador, las amenaza con un taladro inmenso: sustituto de su falo, su arma homicida.

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Todos los elementos de difusión de la película (carteles, tráiler e imágenes promocionales) estaban diseñadas en la lógica de explotación: las chicas con poca ropa, el asesino dominante. No sólo no parecía una parodia sino que realmente parecía la exacerbación del género. Uno de los productores del filme fue Roger Corman, quien le dio la oportunidad a una mujer de tomar el banquillo de director. Amy Holden James, la responsable detrás de Slumber Party Massacre, era editora antes de embarcarse en la aventura de dirigir esta película. Como dato curioso, le ofrecieron trabajo en el departamento de edición para E.T., sin embargo rechazó el empleo para llevar el guión de Mae Brown al cine. Como era de esperarse, mucho de lo que se muestra en la película es, por supuesto, obra de Corman, responsable además de la campaña publicitaria. El resultado fue una película bastante ambigua. Una suerte de slasher incompleto, a medio camino entre muchas cosas, pero, desgraciadamente, nunca una obra con una postura abiertamente feminista.

El simple hecho de que el guión estuviera escrito por una activista feminista, defensora de los derechos de la comunidad LGBT y dirigido por una mujer, convirtió a Slumber Party Massacre en material de culto en esas comunidades, sin realmente valorar la postura política de la cinta. Por un lado, es verdad que rompe ciertos esquemas. Es una cinta en la que predominan los personajes femeninos, incluso en papeles que tradicionalmente tienen los hombres; además de que los roles masculinos se ridiculizan como comúnmente se hacía en los cuentos de hadas o infantiles.

Los personajes masculinos en esta película me hicieron recordar  una cita de la historiadora Beatriz Alcubierre sobre el papel de los hombres en los cuentos infantiles:

El hombre parece poseer el don de la inocencia y, por tanto, también el dudoso privilegio de la estupidez. Aunque no podemos decir que sea la regla general, una buena parte de los héroes masculinos de los cuentos de hadas carecen de inteligencia o, cuando menos, de voluntad propia.

Algo así pasa en Slumber Party Massacre, que, de cierto modo, revierte las características destinadas a las mujeres en otras cintas de horror: ser estúpidamente curiosas, superficiales, incluso cosificadas, convertidas en mera carne de cañón en el espectáculo de sangre.

Scream Queens

Debbie Rochon, actriz que se autodenominó scream queen (reina del grito), en un artículo para GC Magazine describió que:

Una verdadera Scream Queen no es una Mujer Perfecta. Es sexy, seductiva, “alcanzable” para el chico promedio. O eso debe parecer, al menos. Y aunque las primeras scream queens tenían que ser mujeres que sólo debían lucir hermosas hasta que el héroe de la película apareciera para salvarlas, las reinas del grito actuales son mujeres que se preocupan por algo más que un simple chico, al menos que el citado chico esté intentando matarlas.

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Debbie Rochon

El papel de las reinas del grito es el de la víctima. Herencia de la figura literaria de la damisela en apuros, se trata de:

Una joven mujer que se encuentra en una terrible situación, enfrentada a un monstruo o un villano, y que requiere de un héroe para salvarla.

En el cine de horror, al menos en sus inicios, tenía dos posibilidades: morir o ser rescatada; en el intersticio su papel era el de gritar: ser la imagen clara receptora del miedo. Correr y gritar, vaciar el pulmón con alaridos agudísimos y gestos de horror.

Para Bataille, la mujer es el objeto del deseo por excelencia:

Por los cuidados que pone en su aderezo, en conservar su belleza —a la que sirve el aderezo—, se toma a sí misma como un objeto propuesto continuamente a la atención de los hombres.

En el cine de horror parece que esto aplica no sólo para los hombres, también para los gorilas gigantes, como King Kong.

Fay Wray interpretó a una de las primeras damiselas en apuros del cine sonoro. En la cinta un simio desproporcionado, de nombre Kong, dios vivo de la Isla Calavera, se enamora perdidamente de ella. Una tribu local pretende sacrificar y dar como tributo a la joven, una hermosa actriz que llega hasta sus dominios con una producción de cine. Sacrificio, animalidad, una mujer hermosa… seguro Bataille hubiera amado esta película.

Fay Wray

Fay Wray

Kong la rescata, fascinado, y más tarde muere tras intentar poseer a la mujer en la cima de un rascacielos. Mientras observan el cuerpo exánime de Kong, un policía le dice a uno de los protagonistas que por fin los aviones terminaron con el monstruo, y éste corrige diciendo:

No fueron los aviones, fue la bella quien mató a la bestia.

De ese modo, Wray se mantiene en la delgada línea que separa a las scream queens, victimizadas, y las femme fatale, perversas mujeres que se esconden bajo el manto de la belleza.

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El grito

Women screaming in terror has been a Hollywood mainstay — even when films were silent
George Feltenstein, historiador de cine

El grito en el cine de horror es un elemento visual. Es importante escucharlo, experimentar el sonido del horror y la desesperación; pero el verdadero instrumento de poder en este tipo de escenas es la vista. Ya desde el cine mudo se representaba a la mujer aterrada. La misma imagen se repite hasta nuestros días: mujer hermosa en una situación extrema, gritando. Su encarnación se instala en el límite de lo sensual y lo repulsivo.

Las reinas del grito están construidas para el deleite masculino, son objetos que desempeñan un papel sexual. En innumerables ocasiones, de manera gratuita, se encuentran en situaciones eróticas, como preludio del peligro o la muerte. La violencia y el grito convierten al espectador en voyeur. Es una forma de poder, una forma de banalizar el cuerpo, de prolongar estereotipos que perpetúan la violencia de género. En su contraparte, estaban algunas brujas, mujeres rebeldes, femme fatales, vampiresas, mujeres que se negaban a ceñirse a ciertos modelos. Y con el paso del tiempo fueron evolucionando a otra figura clásica del cine de horror: the final girl, la chica final, la mujer que enfrenta al monstruo, que no necesita al héroe o que debe trascender la muerte del supuesto héroe para sobrevivir. Es una mujer independiente, aún simbolizada con ciertos estereotipos de belleza, pero en muchos casos con más atributos, y, en específico, con su negación como víctima.

Jamie Lee Curtis es la reina del grito por excelencia y es el punto de inicio de lo que serían después las final girl. Su madre, Janet Leight, fue inmortalizada en Pycho de Hitchcock, película que rompe la regla de la scream queen y la asesina desde los primeros minutos. Lee Curtis tuvo su primer papel en 1978 en el clásico Halloween. La actriz, conocida como “El cuerpo” por su sensual figura, apareció también en Prom Night (1980), Terror Train (1980), The Fog (1980) y secuelas de Halloween. Su constante aparición en filmes del género la convirtieron en icono de fortaleza femenina. De pronto, el grito ya no era la única posibilidad performativa de las mujeres en el cine de horror. Ya no podían sólo limitarse a asumirse como víctimas, había que sobrevivir o, en casos extremos, convertirse en verdugos, portadoras de una venganza histórica de opresión machista.

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Jamie Lee Curtis

Continuará…

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davoDavo Valdés de la Campa / Cuernavaca, Morelos (1988)

Fanático del cine de terror. Estudiante de Letras Hispánicas en la Universidad Autónoma del estado de Morelos. Forma parte del Colectivo La Piedra. Beneficiario del Programa de Es­tímulos para el desarrollo y la cre­ación artística en 2009 y en 2011. En el 2010 publicó su primer libro de cuentos Relatos de un mundo depravado (EdicioneZetina). A finales de 2011 fue ganador de la convocatoria para publicación de obra inédita del Fondo Editorial del Instituto de Cultura de Morelos con su libro Ignoto (poesía). Forma parte del Grumo de Escritores de la Barba Naranja.

@Davovaldes