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LOS PERFUMES DE ARABIA

Bernardo Monroy

 

Here’s the smell of the blood still. All the perfumes

of Arabia will not sweeten this little hand.

William Shakespeare / Macbeth. Act V, Scene I

 

 

2.- ANDRÉS

 

Sin duda alguna, Virgilio es el mejor amigo que tengo, aunque a veces se deje llevar por los prejuicios hacia los homosexuales. Por ejemplo: hace unos minutos golpeé a un zombie con mi bat de beisbol, y Virgilio gritó:

—¡Dale con fuerza, como hombre! ¡No seas marica! —comprendiendo su error, trastabilló—. Digo… no seas… cobarde. Sí, sí, eso: no seas cobarde.

Golpee al muerto viviente tan fuerte que le arranqué la nariz. Después, seguimos corriendo. Correr es el mejor deporte cuando el mundo está infectado de zombies, ya señalaban la importancia del cardio en “Land of the Dead”.

A decir verdad, la vida no ha cambiado mucho desde que cursábamos la secundaria. En aquel entonces, cuando me ponía a cantar “Summer Dreams” delante de los bullies de la escuela y después me querían romper la cara por marica, Virgilio los golpeaba y me gritaba: “¡Corre, Andrés, corre por tu puta vida!” Ahora me dice exactamente lo mismo, pero en lugar de bullies se trata de zombies. Por cierto: cuando corremos, yo siempre canto algún número musical.

Hasta el día de hoy no sabemos con certeza cómo empezó la epidemia. En aquel entonces, cuando el virus se expandió por todo el planeta, nosotros estábamos muy ocupados enfrentando la muerte de mamá y de Diana. Nada tenía sentido para nosotros. Ni siquiera nos percatamos cuando internet se cayó definitivamente, cuando el agua se cortó y cuando gran parte de la raza humana había muerto o se había convertido en cadáveres reanimados. Nosotros teníamos cosas más importantes que pensar. Primero, creímos que no nos importaban las pérdidas. Después, estábamos enojados con todo mundo… esta etapa fue particularmente hermosa, ya que nos desquitábamos torturando zombies. Después, quisimos negociar las pérdidas, esperando que los cadáveres de Diana y mamá se levantaran… no nos importaba que nos quisieran comer, nos importaba tenerlas de vuelta. Por fortuna, nunca sucedió. Siguió la depresión. El mundo post apocalíptico era gris, pero nosotros lo veíamos todo aún más gris. Finalmente, estamos aceptando la pérdida. Aceptando la muerte en medio de los muertos, como dice Virgilio. Siempre ha sido un pinche melodramático. Por eso mientras él monta obras de Shakespeare yo actúo en teatro musical. Así somos de diferentes… y aún así, así somos tan buenos amigos.

Corrimos hasta adentrarnos en un parque, mientras los zombies nos perseguían. El corazón nos latía constantemente y estábamos empapados en sudor. Para variar, Virgilio citó a Shakespeare:

O proud death, What feast is toward in thine eternal cell, That thou so many princes at a shot, So bloodily hast, struck? Hamlet.

A pesar de que a mi amigo le encanta darse ínfulas de intelectual, yo siempre soy más popular que él… por eso la gente prefiere a Barbara Streisand que a John Barrymore y a Loyd Webber que a Lawrence Oliver. Por eso Sandy termina siendo más popular que Danny al final de “Vaselina” y por eso Drew Boley anhela convertirse en una celebridad como su ídolo Stacee Jaxx.

Un ejemplo de mi popularidad: en una ocasión estábamos en un teatro en ruinas ubicado en lo que fuera la delegación Coyoacán, mientras mi amigo ofrecía “Ricardo III” a un grupo de adolescentes sobrevivientes. Tuvo su mérito, pues él era todos los personajes… hasta el caballo por el que el rey pide su reino. Ninguno de los muchachos aplaudió, hasta que yo grité:

—¡Oye, Virgi! ¿Si unos necrófilos se encuentran a unos zombies, quien huye de quien?

Y todos estallaron en carcajadas, ignorando su caracterización. Virgilio no me dirigió la palabra durante una semana… hasta que me vio llorando por mamá. Me preguntó qué tenía, y en un principio le mentí:

—Antes de que acabara el mundo… Madonna hizo playback en su última presentación. ¡No es justo! ¡Y en el Super Bowl!

—Te entiendo… yo también me sentí igual cuando vi esa película del idiota de Roland Emmerich en la que dice que Shakespeare no existió.

Pero después de seguir llorando, nos confesamos mutuamente la verdad: Virgilio rompió el silencio:

—¿Sabes? Fue una perra. Me engañó, me contagió de VIH y se suicidó. Pero vivimos juntos cinco años. La extraño. Pese a todo lo que me hizo la perdono. Era mi esposa. ¿Entiendes?

—Claro que te entiendo —dije, intentando no llorar, pero me fue imposible. Una lágrima se escurrió por mi mejilla—. Mamá era más homófoba que el Islam y  Iglesia Católica juntos. Me dejó una reluciente diabetes…

—Sí… tuviste mala suerte. El riesgo de diabetes aumenta con los hijos de madres diabéticas. En cuanto a mi… Las tasas de suicidio suelen ser más elevadas en personas con enfermedades crónicas. En el caso de la infección por VIH, se ha descrito una alta tasa de suicidios. ¿Sabías que unos investigadores suizos hicieron un estudio sobre víctimas de VIH muertas por suicidio? Entre 1988 y 2008, un total de 15.275 personas seropositivas fueron incluidas en el estudio, con una mediana de 4,7 años de seguimiento. De éstas, 150 murieron por suicidio.

—Interesante dato. ¿Lo sacaste de Wikipedia?

—Wikipedia ya no existe, no seas idiota.

Memory, All alone in the moonlight —recité, con el major tono de imitador de Rubén Darío—. I can smile at the old days, I was beautiful then, I remember the time I knew what happiness…

—¡Hermoso! —exclamó, sorprendido, Virgilio—. ¿Es de Christopher Marlowe?

—No, pendejo. Es de “Cats”.

Pero volviendo al presente, seguimos corriendo. Logramos salir del parque hasta llegar a una casona como tantas de la Colonia Roma, de arquitectura afrancesada y con una reja a la entrada, lo suficientemente firme como para salvarnos la vida. Entramos, cerrándola de golpe. Nos tiramos al suelo, jadeando y empapados en sudor. Los diez zombies gruñeron, metiendo las manos por la reja intentando atraparnos.

De momento, estábamos a salvo.

Concluirá el viernes 7 de septiembre…

BERNARDO MONROY

Bernardo Monroy nació en 1982 en México D.F. y actualmente vive en León, Guanajuato. Es periodista y ha publicado el libro de cuentos “El Gato con Converse” y la novela “La Liga Latinoamericana”, así como la novela electrónica “Slasher”, disponible gratuitamente en el portal Zona Literatura. Es aficionado a los videojuegos, los cómics y los géneros de terror, fantasía y ciencia ficción, y escribe porque está frustrado, ya que nunca pudo ingresar a la Escuela de Jóvenes Dotados del Profesor Xavier. Sus textos han sido traducidos al klingon y al élfico.