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PASEANDO CON FANTASMAS

Antología del cuento gótico

 

El Conde de Betancourt

 

Desde que llevo subiendo vídeos de una manera más constante al canal, además de tratar los temas referentes el horror sobrenatural, he hablado también del Gótico en más de una ocasión: lo hice en Tres piezas góticas, Melmoth el errabundo, Los misterios de Udolfo, Las «Aventuras» de Caleb Williams, El fantasma de la Ópera, etcétera. Por supuesto que sigo sin conocer muchos libros de este subgénero, ya que mis conocimientos en la materia aún no son los deseados y estoy más que convencido que todavía rondan por ahí historias sobre bosques enmarañados y clérigos malvados de las que nunca he escuchado hablar.

Algo que tienen en común todas las obras que mencioné es que cada una de ellas se integra dentro del apartado de las novelas, a excepción, por supuesto, de El espectro del Castillo, pues es una obra teatral, y que se publicó dentro de Tres piezas góticas.

Por extraño que esto pueda sonar, no he tenido la oportunidad de comentar la narrativa breve gótica, es decir, el cuento, debido a que casi toda la prosa que se ha calificado de esta manera está distribuida en el formato de romance gracias al impacto comercial que ello supuso en su tiempo. Incluso la estigmatización de un cuentario en contraste con un texto más amplio siguió vigente hasta comienzos del siglo XX, motivo por el que Lovecraft nunca pudo ver un libro que tuviese su nombre impreso, ya que los editores constantemente le pedían que escribiese algo más prolongado.

A pesar de todo pronóstico, las compilaciones de cuentos siguen siendo un hito dentro de esta industria, ya que de lo contrario no se seguirían produciendo. Si a la receta le agregamos que dicho volumen tiene como base una temática bien pensada (es decir, que su enfoque no está puesto a lo tonto), entonces su valor crece de manera exponencial ya que podría significar la punta de lanza para que las personas puedan adentrarse en un terreno que desconocen.

Paseando con fantasmas. Antología del cuento gótico significa eso para mí: el instrumento que recomiendo si el día de mañana alguno de ustedes quiere leerse la obra de Maturin o Radcliffe con más soltura. ¿Por qué lo digo? Porque cada una de las narrativas que se incluyen aquí satisfacen las características principales del gótico sin caer en el error de volverse tediosas, tal y como sucede en la mayoría de las novelas debido a su extensión, sobre todo en las más representativas. Incluso, me atrevo a decir que me hubiese sido más grato leer primero Paseando con fantasmas antes de conocer las maldades de Montoni o la tragedia de Moncada. Seguramente las habría acogido mejor.

Varios de los cuentos contenidos aquí son desconocidos, si no es que todos, hecho por el que sus creadores sufren también la misma condición debido a que se retuercen en el denso abismo del anonimato. Por fortuna pude encontrar algunos nombres conocidos, siendo Mary Shelley, Charles Maturin, Lord Byron, James Hogg y Pétrus Borel los más destacables. Esto se debe a que el gótico, tal y como lo he hablado en otros vídeos, y que el mismo prólogo de este libro se encargó en señalar afortunadamente, sufrió una explotación en su mejor época sin importarle a sus creadores la calidad del argumento, lo que ocasionó que sus historias fuesen motivo de burlas por parte de la crítica al resaltar los clichés que solían aparecen con frecuencia en las tramas; y desgraciadamente, esto no deja de ser una realidad y un destino que más pronto o más tarde sufrirá gran parte del terror contemporáneo, porque se está volviendo a cometer el mismo error. O díganme ustedes, ¿cuántas historias en los últimos años no se han desarrollado en manicomios, hospitales y con niños fantasmas? Esto ya no es cuestión de preferencias ni nada parecido: es cuestión de sucesos históricos y de matemáticas, por razones de probabilidad. Aunque claro, el futuro es incierto y podría equivocarme.

Todos los relatos contenidos aquí son excelentes; la verdad es que son pocos los que se me hicieron aburridos. Si lo que desean es llevar acabo un viaje opresivo en los confines de un paraje funesto, lúgubre o en el calabozo de un castillo deteriorado, y además tomarse un pequeño respiro sin que eso signifique perder el hilo, entonces no tengo otra obligación que el recomendarles el ejemplar. Por tradición, mencionaré lo más destacable del libro, a mi parecer, con la finalidad de impulsarlos a la lectura y de que puedan entender, al menos un poco, el terror literario en su faceta más primitiva; aunque claro, eso no significa que por ello deban obviar la existencia del Castillo de Otranto, de la que ya hablé en un vídeo anterior.

Comenzaré con “El envenenador de Montremos” de Richard Cumberland, en donde un joven caballero llamado Don Juan es enjuiciado por dejar embarazada a su hermanastra y luego envenenarla. A lo largo de la trama se nos contará el fondo del incidente intentándonos convencer sobre la culpabilidad del presunto homicida; sin embargo, durante el desenlace ocurrirá un giro inesperado en el que no sólo quedará demostrada la inocencia de Don Juan, como era de esperarse, sino que además se abordarán los motivos materialistas que ocasionaron dicho crimen.

Richard Cumberland

“Prisionero de los banditti” de Nathan Drake trata sobre la desgracia ocurrida a unos caballeros por parte de unos salteadores de caminos que estaban a punto de ejecutar un ultraje hacia una joven, y que anteriormente habían asesinado a un miembro de dicha caballeriza. La ambientación oscura del relato, que transcurre siempre de noche, lo vuelve bastante opresivo hasta el punto de provocar una fuerte tensión. La manera en la que Drake describe el valle nocturno, la soledad, la desolación y la tortura psicológica hacia nuestros héroes, además de muchas peleas, convierten a este cuento en uno de los mejores. El final es sumamente genial, puesto que no es para nada optimista.

“El monje vengativo” de Isaac Crookenden narra el conflictivo romance de dos jóvenes. El protagonista es el clásico héroe gótico, pues sus orígenes son desconocidos, es decir, no se sabe quién es su padre, su nacionalidad, entre muchas otras cosas. Para ello, aparece también un noble de alma ruin de origen italiano, que como ya sabemos, es otro ingrediente fundamental para esta sopa negra. La trama en sí se reduce en la pela de estos individuos, motivo por el que quizá varios de ustedes se estarán preguntando: ¿Y dónde quedó el monje? Precisamente es el monje malvado (otro elemento necesario para las tramas góticas) uno de los principales protagonistas, que en un punto decisivo de la historia hará un acto solemne de redención. He de resaltar el hecho de que los cuentos góticos siempre se desarrollan en los confines de la Europa Latina, con motivo de demostrar la fiereza de esta región y de sus habitantes en contraste con la pulcra y «civilizada» sociedad anglosajona, incluyendo además, en el asombroso paquete, una crítica hacia la religión católica, por lo que el énfasis hacia los «religiosos corruptos» y los villanos españoles, franceses o italianos es ahora más claro, sobre todo en Melmoth.

Aún así, no puedo hacer esta reseña si no me atrevo a nombrar lo que para mí es el mejor cuento de todos, y ese sería, nada más ni nada menos, que “Danza macabra” de un autor anónimo. Cuando Bárcenas, un seguidor del canal, me recomendó esta historia describiéndomela como una suerte de “Flautista de Hamelin gótico” (comparativa que de hecho sí se hace en la trama), no les mentiré que me invadió la curiosidad y que estaba muy ansioso por llegar a ella. Aquí, un músico de gaita es la celebridad de un pequeño pueblo; sus notas son siempre requeridas en todas las ceremonias, puesto que hasta la persona más torpe de pies izquierdos no se demorará en convierte en un bailarín de ensueño. El conflicto se presenta cuando su hijo adoptivo se enamora de la hija de la persona más acaudalada y ruin de la ciudad, y cuando logra conseguirle el favor por medio de su música maravillosa, rápidamente es acusado de hechicero y comparado, precisamente, con el legendario flautista. Al final, el alegre gaitero muere y quizá podrían pensar que la historia termina ahí, pero no, ya que en un momento cumbre del relato se levantará de su cripta y su pieza maestra ahora será empleada para revivir a los cadáveres del cementerio, hecho que le provocará locura a todos los pueblerinos.

Cuando leí “El castillo de Leixlip” de Charles Maturin pude entender por qué Francisco Torres Oliver se enajenó con este escritor hasta el punto de traducir sus tres grandes novelas y no parar hasta concluir. La trama es sin lugar a dudas una maravilla, pero al mismo tiempo tiene errores bastante notables que pensé eran únicamente propios de Melmoth. Al comienzo seremos bombardeados con mucho relleno innecesario en el que se nos dirá la desgracia ocurrida a las dos hermanas de la protagonista. Después de ello, lo interesante y llamativo empieza a arrancar por fin, puesto que la premisa gira en torno a una joven que espera impaciente, a base de brujería, la aparición de su prometido, que todavía desconoce. Después de una auténtica pesadilla, durante el claro de luna, advierte que un buen mozo se aproxima al castillo de su padre, con el que termina casándose debido a que él es el prometido que tanto esperó. El caballero, según se dice, huye de una desgracia acontecida en su tierra natal, y al ser una persona bastante conocida, no podía quedarse más tiempo ahí. El tiempo pasa y todos conocen el fluir de la historia: los dos muchachos se enamoran y contraen nupcias. El hecho es que, conforme pasan los días, van sucediendo hechos inexplicables y aterradores en el que el desenlace es el más impactante debido a que se relaciona con la pesadilla de la protagonista, la desgracia del caballero y el motivo por el que éste habita el castillo. Así pues, el que las otras dos damiselas hayan sufrido un destino peor que la muerte no era tan necesario para el argumento después de todo.

Otro relato que estaba esperando mucho por leer, y que no me decepcionó, era “Andreas Vesalius, el anatomista” de Pétrus Borel, ya que ,como sabrán, la novela Madame Putifar me encantó y me quedé con muchas ganas de poder encontrar más material de este autor. Al comienzo, un anciano erudito, un respetable hombre de ciencia, contrae matrimonio con una joven y flamante mujer en medio de una ceremonia bastante lujosa que termina con una noche de bodas en la que el viejo se siente avergonzado por su edad, ya que supone que su raquítica figura es opacada ante la desnudez y belleza deslumbrante de su nueva esposa. El veterano no podría estar más en lo correcto, pues su consorte lo engaña con varones de aspecto más deseable; pero para sorpresa de ella, una jugada inesperada hará su aparición, así como un oscuro propósito que habrá de justificarla.

“La apuesta del diablo” de William Makepeace funciona como una versión más reducida de El monje de Lewis. Aquí se nos narrará la historia de un religioso, otro monje para variar, que a raíz de haber practicado por años las artes prohibidas, es condenado a pasar su vida espiritual en el lago de fuego donde el tormento eterno lo consumirá poco a poco. Entonces llega a un trato con el demonio encargado de destruir su alma, en el cual, si alguno de sus parientes, o cualquier persona, eleva una plegaria en su nombre, se le concederá el acceso a las puertas del cielo sin importar que no se haya arrepentido de sus pecados, dejando un vago mensaje donde vale más ser un buen orador que una mejor persona; ustedes saben, inconsistencias del cristianismo. Entre que su primer intento falla miserablemente y el segundo no es más que una escena bufonesca, en el tercero el verdugo del Averno se mirará expuesto al orgullo y la soberbia, tan típicas de los demonios, al creer que la victoria la tenía casi asegurada y sin sospechar en la astucia de su presa, dejándonos al final con la reflexión de que, para llegar al paraíso, vale más un poco de perspicacia que ser un santurrón. En definitiva, “La apuesta del diablo” es un relato con un aire bastante gris que nos demuestra que los buenos no son tan buenos y los malos no son tan malos (y esto lo digo por uno de los personajes de la parte final), razón que lo vuelve sumamente recreativo.

Por último está James Hogg, un escritor a quien elogié mucho el año pasado cuando comenté una de sus más famosas novelas. En esta ocasión, el escocés cierra el libro de una manera harto asombrosa con una narrativa onírica que raya en lo misterioso y lo abstracto, cuyo nombre no es otro que “Expedición al infierno”. Aquí, un cochero sufre una experiencia inusual tras haber cumplido un servicio mientras hacía el largo camino de regreso a casa en medio de la noche. De pronto, advierte la presencia de dos hombres misteriosos en uno de los puntos de abordaje, y tras recogerlos descubre que se trata de unos viles malhechores. En cuestión de minutos, el pobre transportista será humillado y su caballo asesinado, por lo que volverá a su casa empapado por la lluvia para luego postrarse en cama por la fiebre y la locura, ya que insiste en la tragedia que le pasó, a pesar de que no existen pruebas fehacientes de que realmente haya sido así. Conforme pasan los días, sus familiares se enteran que su extraña experiencia no fue más que una premonición de lo más rara, motivo por el que se mirarán pasmados. Personalmente, creo que es asombroso que Hogg haya hecho uso de sus personajes secundarios de una forma tan inteligente, dado que es algo que se suele omitir con frecuencia.

En definitiva, Paseando con fantasmas. Antología del cuento gótico es una de las mejores inversiones que pueden hacer si desean empaparse en este tema. Seguramente varios de ustedes se han de estar preguntando: ¿Entonces es mejor que la de Frenesí gótico? Y si para satisfacer esa interrogante tengo que dar un veredicto, entonces debo de decir, sin titubear, que la respuesta es un rotundo . Sin embargo, también he de declarar que, por desgracia, los textos poseen alguna que otra errata, algo que le resta cierto valor de calidad. Aun así, pienso que cualquier libro de terror que imprima Páginas de Espuma es muy bueno debido a su contenido tan variado, ya que sus ediciones de los cuentos completos de Bram Stoker y Edgar Allan Poe son las mejores que he visto.

Para terminar, la única objeción que puedo dar a todo este asunto es ¿por qué se empeñan en incluir el relato de “Un sueño” para representar a Mary Shelley? Tanto este libro como el de Frenesí gótico llevan a cabo esa acción, y para ser honesto, al menos en mi opinión, creo que La madre de los monstruos tiene mejores creaciones que esa. Honestamente, “Ferdinando Eboli” es una opción más adecuada si lo que se desea es representar esos elementos clichés del subgénero, puesto que contiene castillos, bosques, la cultura latina y el apartado de «El doble», que tanto impacto supone al género fantástico, incluido el gótico. Por supuesto que yo no soy un editor ni nada semejante como para dar a conocer semejantes declaraciones. Simplemente soy un consumidor que de cuando en cuando juega a ser escritor; un consumidor que se hace muchas preguntas.

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El Conde de Betancourt

En 2015 ganó un concurso de poesía religiosa que organizó una parroquia cercana a su hogar. En 2017 su cuento «En compañía de la muerte» apareció en el número 7 de la revista Vuelo de Cuervos y «Nocturna demacración» hizo lo propio el blog de la revista Fantastique para su especial de vampiros. «Rhythmus Mortis» aparecerá en la antología splatterpunk Gritos Suciosde Ediciones Vernacci. Sus reseñas las sube a YouTube.

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