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¿SERÁ UNA CUEVA EN NUESTROS CUERPOS?

No Hilda

Todos nacemos locos,

algunos continuamos así siempre.

Samuel Beckett

 

La teosofía es una doctrina que propone la comparación y análisis de la religión, la ciencia y la filosofía. Su fundadora, Madame Blavatsky, resulta ser la autora de la historia de este mes. Helena fue una mujer que no le temía al conocimiento y, aunque sus textos son considerados plagios o simples traducciones y recopilaciones de otros libros, resalta su ávida curiosidad por los temas metafísicos y sobrenaturales.

Madame Blavatsky

Entre sus textos existen dos libros de relatos: Narraciones ocultistas y cuentos macabros y La cueva de los ecos. Este último con título homólogo al de la narración siguiente.

Si la historia fuera una imagen, a larga distancia se vería un túnel profundo, negrura y más negrura. A cada paso podríamos notar más detalles, como si los ecos fueran perdiendo densidad. Una vez suficientemente cerca, una multitud aparecería asombrada; una celebración interrumpida por el terror. En el centro de la cueva, cuatro personajes masculinos: un alto y extravagante húngaro, un shamano semidesnudo, el elegante dueño de las tierra y, el más terrorífico de todos, un niño que a primera vista parece anciano o un viejo con cara de niño. El shamano parece saber lo que hace, parece saber sangrar la cantidad exacta para que el húngaro, que además de estar tocando un llamativo tambor hace a la vez de brujo, haga salir humo que rodea al viejo niño. El dueño de las tierras, que también es padre del niño viejo, aterra a todos con sus expresiones de personaje de Goya. Algo esconde el pequeño: sus vetustos y funestos gestos no serán en vano. Hay también dentro de la cueva de los ecos un lago que pareciera ser el cuenco de las lágrimas del diablo, tan oscuro y opaco como el terror mismo; no está demás mantener la vista en el centro, pues no sólo el padre teme que alguna fuerza sobrenatural inexplicablemente emergiera para soltar una melancólica verdad verdad.

Edmun Dulac

Los cuentos de Blavatsky tienen como característica porciones de supuestas experiencias reales, refutables por no tener pruebas consistentes. Pero, ¿qué otra prueba necesitaríamos que nos hiciera creer en los fantasmas sino el mismo espectro de la locura? Historias reales o no, resurgen de las sombras para crear una imagen en nuestra mente, temporal o infinita.

Edvard Munch

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Si quieres leer el cuento en cuestión y otros más, dejo aquí un libro que saciará tu deseo hambriento de misterios:

Blavatsky, Helena Petrovna – La Cueva De Los Ecos

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Imagen de cabecera: «Emission», por Richard Vergez

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No Hilda

Psicóloga para ganarse la vida, escritora y lectora para vivirla.

https://wordpress.com/stats/insights/lyrictoblood.wordpress.com

https://medium.com/@nohilda

¡LLÉVATELO!

Sólo no lucres con él y no olvides citar al autor y a la revista.