TERROR EXISTENCIAL
oscuros objetos de deseo
Rubén Espinoza
Un deseo suele ser el motor de movimiento para la voluntad de un personaje: lucha por alcanzar ese anhelo y se enfrentará a lo que sea para poder conseguirlo. Pero quisiera reflexionar sobre algunos personajes que no tienen esa dicha y cómo un deseo y su realización puede ser terrible.
Empezaré con “Bartleby, el escribiente”, de Herman Melville, donde encontramos un actante sin objeto de deseo que pareciera moverse solo por la inercia del escritor que lo obliga a continuar en una historia en la que claramente no quiere estar, donde su mundo lo obliga a existir mientras él “preferiría no hacerlo”.
Por otro lado, un personaje que brilla por su resignación porque se ha rendido a no conseguir nunca lo que desea: “Un artista del hambre”, de Franz Kafka, quien es el mejor en lo que hace (ayunar) porque desde muy pronto descubrió que lo que más anhelaba (alguna comida que le gustara) nunca la podría encontrar.
Ambos se encuentran condenados por su universo a moverse contra su voluntad, a tener que hacer algo para lo que claramente no están preparados: seguir viviendo. Para hablar de la muerte no se necesita de la biología, existe también lo que Camus describe como “suicidio filosófico”, donde plantea un resultado del choque entre intención y realidad que desde el absurdo lleva a esa disyuntiva entre vivir y morir, donde los resultados de esta decisión no siempre se reflejan en el cuerpo; el espíritu puede ser también el pago de una contradicción demasiado fuerte entre estos elementos.
¿Cuál sería un deseo terrible? Habría que clasificarlos dependiendo de lo terribles que son para cada quien, desde aquellos que son terribles para los otros, para el entorno y para sí mismos. En estos últimos tenemos aquellos que se gestan en tragedias modernas, en las que el destino ya no depende de los dioses, sino de la sociedad o de un escritor que quiere llevar una situación al límite.
Es más simple aceptar al destino cuando surge de un ser que supera las dimensiones humanas. Pero que surja de otros humanos genera una paradoja terrible, donde cada uno es el Dios que castiga al otro, muchas veces sin siquiera saberlo. El terror de esta reflexión resulta palpable en estos personajes que existen condenados por sus iguales, y que nos lleva a reflexionar: ¿Hasta qué punto un ser humano es igual a otro? Encontrar esta pregunta es lo más fuerte en estos textos, donde no importa el mérito ni el esfuerzo; la condena de los personajes es palpable.
Estas situaciones llevan a un tipo de terror que podría definirse como un “terror existencial”, donde la pura existencia es terrorífica desde la percepción adecuada, donde no se necesita un monstruo porque la realidad está devorando a alguien frente a la mirada impávida de los otros.
Yorgos Lanthimos es el autor que en la actualidad ha desarrollado con maestría este género en sus películas, donde sus personajes padecen una condena en diferentes niveles para sufrir situaciones horribles. Ya sea desde la manipulación familiar-social en Canino o desde un destino terrible del que no se puede escapar y que es dictado frente a su propia cara en El sacrificio del ciervo sagrado. Los deseos en ambos casos se vuelven retorcidos y dolorosos para el espectador, lo que desencadena este tipo de terror que es más sencillo que te hunda en la butaca a que te haga saltar de ella.
Desear puede ser por sí mismo una tragedia cuando el otro u otros seres humanos han hecho tanto daño. El terror en este tipo de tramas se experimenta como un espectador que sí puede ver la terrible situación que vive el otro. ¿Se puede llamar empatía al miedo de estar en sus zapatos?
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AQUÍ puedes leer “Bartleby, el escribiente”.
AQUÍ puedes leer “Un artista del hambre”.
El sacrificio del ciervo sagrado la puedes ver en Prime Video.
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Carlos Rubén Espinoza Guerrero (1994)
Nació en Toluca. Becario para los talleres de la Fundación para las letras mexicanas del año 2013 y 2017, además de Interfaz 2017. Director de la editorial Manumisión. Corrector de estilo y ghostwriter. Parte de sus textos pueden encontrarse en las revistas digitales Círculo de poesía y Campos de plumas; además en las antologías En la Web y Jíbaros.
Fb: @Creg.1994
IG: @Leviatancreg
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