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TRISCADEICAFOBIA

Mariana Esquivel

 

 

Pocas supersticiones están tan arraigadas en la mente de las personas y son tan conocidas como la idea de que el número trece es de mala suerte. ¿De dónde viene esta creencia y por qué tantas personas alrededor del mundo la comparten?  Los folcloristas no han llegado a un acuerdo del origen de la mala fama de este número, sin embargo existen varias teorías interesantes y muy diversas. Aunado a estas posibles explicaciones, cabe mencionar que hay también una cantidad enorme de leyendas y mitos asociados con el número trece. Desde afirmar que si trece personas se sientan juntas a la mesa una morirá en el transcurso del año, hasta omitir el piso número 13 de los edificios. Las supersticiones sobre dicho número podrían llenar un libro.

Cuando empecé a leer un poco sobre el tema, la primera idea que me vino a la mente fue que la mala fama del número trece probablemente estaba relacionada con la última cena. En este emblemático episodio de la tradición cristiana, Jesús y los doce apóstoles se sientan a cenar y Judas -con el infame beso- traiciona a Jesús, delatándolo ante sus enemigos. Basándonos en esta idea, se podría entender de dónde deriva la creencia de que un grupo de trece personas suele considerarse como desafortunado. Sin embargo, esta superstición no es exclusiva de la cristiandad. En la mitología nórdica hay un episodio parecido a la última cena. En éste, doce dioses nórdicos celebraban un banquete al que Loki no había sido invitado. Al poco tiempo, Loki apareció y por medio de un engaño logró que Höðr (el dios ciego que representaba a la oscuridad) matara a Balder, el dios más amado de Asgard.*

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Conectado con esta misma creencia, en una de las muchas variantes existentes del cuento “La bella durmiente” se narra que al festejo por el nacimiento de la princesa fueron invitadas doce hadas. La treceava, enojada por no haber sido considerada, se presentó de improviso y maldijo a la recién nacida.

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Y ya entrados en materia de maldiciones, la renombrada antropóloga y folclorista Margaret Murray, en su artículo “Las Brujas y el Número Trece” (Folk-Lore, volumen 31, 1920), hizo un recuento de los juicios realizados en Inglaterra en tiempos de la cacería de brujas y encontró un elemento en común: todas las cofradías decían tener trece miembros. En cuanto al caso de Francia, a pesar de que la evidencia que encontró fue poca, mencionó que el séquito del sangriento Gilles de Rais -mejor conocido como Barba Azul- estaba conformado también por trece personas.

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Pero aun si estos ejemplos nos resultaran demasiado parecidos e influenciados por la tradición cristiana, no faltan otras historias que dan al número trece mala fama y que datan de antes del cristianismo. Se dice que el Código de Hammurabi (1760 A.C.), bien conocido por ser uno de los primeros compendios de leyes de los que se tiene registro, se salta el número trece.** Otras civilizaciones, tales como los aztecas, también dotaban de importancia al número trece. En este caso la razón responde a una cuestión de índole astral: el calendario azteca no era únicamente solar sino también lunar. Así, al querer compaginar ambos ciclos, se tienen 12.41 lunaciones por año solar, lo que hacía que cada determinado tiempo hubiera una treceava luna. Sin embargo, no se consideraba al trece como un número de mala suerte, más bien se pensaba en él como una cifra de poder.

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Queda claro entonces que la evidencia histórica sobre este tema es muy abundante. Quizá lo único que haya en mayor cantidad sean las leyendas urbanas que han surgido con relación al trece. Sólo por citar un par de ejemplos: hay quienes dicen que si el nombre de una persona tiene trece letras, ésta está destinada a hacer el mal. Como evidencia de esto citan a los asesinos Charles Manson, Theodore Bundy, Albert De Salvo y Jeffrey Dahmer, cuyos nombres cumplen con dicha “regla”. Por último, ¿cómo olvidar a la fallida misión espacial Apolo 13? Cuyo fracaso muchos atribuyen precisamente al número que le fue asignado.

Más curiosa resulta la asociación del número trece con el día viernes, como el binomio perfecto para la desgracia. Aquí el folclor y las tradiciones son mucho más escasas. A pesar de que el viernes también ha tenido connotaciones poco favorecedoras para algunas culturas (por ejemplo, para los romanos los viernes eran los días en que se llevaban a cabo las ejecuciones), su combinación con el número trece parece ser un fenómeno moderno.

La mayoría de las personas que han indagado en el tema encuentran que la mala fama del viernes 13 se debe a un motivo meramente comercial más que tradicional. En 1907 Thomas Lawson publicó una novela con el título Viernes trece. Dicho libro cuenta la historia de un corredor de bolsa que escoge el desafortunado día para hacer caer en picada a la bolsa de valores. Al parecer la publicidad hecha a la novela fue tan buena que, de algún modo, pasó a formar parte de la “cultura pop” actual y se tomó como un día de malos augurios. Muchos años después vendría Jason Voorhees a ponerle rostro al peligro que acecha en esta fecha.

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Sea o no verdad, hay estadísticas que demuestran que cada viernes 13 -únicamente en los Estados Unidos- se pierden entre 800 y 900 millones de dólares por las personas que se niegan a viajar o bien a realizar sus actividades laborales con normalidad. Así que no está de más tomar unas cuantas precauciones en esta fecha pues, a veces, la sugestión, querido lector, es el mayor peligro de todos.

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*Es importante notar que los textos que conocemos hoy en día sobre mitología escandinava, fueron escritos mucho tiempo después de que el cristianismo hubiera ganado la batalla contra el paganismo en esta región de Europa. Snorri Sturluson quien recopiló y tradujo la mayor cantidad de textos sobre las creencias de los vikingos era cristiano. Debido a esto, los historiadores aseguran que muchos elementos (como en este caso podría ser el relato de la cena) fueron modificados por él para que coincidieran con la tradición cristiana.

**Aunque encontré muchas referencias que respaldan esta afirmación, debo de decir que también encontré otras fuentes que niegan que sea cierto. No conozco el Código de Hammurabi a profundidad para apoyar ninguna de las dos versiones por lo que invito al lector a que investigue sobre el tema.

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marianaMariana Esquivel (Vikinga)

Tesista de Ciencia Política y Relaciones Internacionales. Perito técnico en Criminalística. Estudio ruso, alemán y francés. Historiadora frustrada. Apasionada del cine y la literatura de horror. El folk metal es lo mío. Valkyria que lleva a los guerreros caídos al Valhalla.

http://valkyrjainvelvet.blogspot.mx/

@Marian890

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