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UNA LLAMADA TELEFÓNICA CON EL DEMONIO

Rodrigo Ayala Cárdenas

 

Mi primer contacto con el demonio fue a través de un disco titulado Dynasty, que mi padre me regaló cuando tenía 8 años. En la portada aparecían cuatro tipos con maquillajes que a mí se me antojaban las pinturas más fascinantes que jamás había visto en mi corta vida. Pasé las siguientes horas escuchando el disco una y otra vez hasta aprenderme de memoria las canciones y los detalles del maquillaje de aquellos extraños héroes.

Especialmente fascinante se me figuró la personalidad del monstruo que aparecía en la parte superior derecha con esa mirada amenazante y gesto demencial. El maquillaje que circundaba sus ojos era como las negras alas de un murciélago. ¿Quién es?, me preguntaba. O mejor dicho, ¿qué tipo de ser es éste y de dónde viene? ¿Vampiro, demonio o una especie de brujo? Los créditos del disco decían que los nombres de aquellas criaturas eran Ace Frehley, Paul Stanley, Peter Criss y Gene Simmons. De inmediato me grabé sus nombres.

Aún no eran tiempos de Internet, por lo que me dediqué a recorrer las tiendas de música y los lugares donde vendieran revistas usadas de rock y videos para conocer todo sobre la nueva banda que me había hecho perder la cabeza. KISS se había vuelto la palabra clave para mí. Llegaron poco a poco a mis estanterías álbumes como Dressed to Kill, Rock n´roll Over, Love Gun, Alive I y II, Creatures of the Night, Lick it Up o Revenge hasta que pronto me hice con la colección completa de sus discos. Como no podía ser de otra manera, comencé una larga colección de camisetas y figuras de la banda.

Sin embargo, lo que cambió mi vida fueron las imágenes de su bajista, Gene Simmons, vomitando sangre por la boca y enseñando esa larguísima lengua de víbora que lo ha caracterizado a lo largo de toda su trayectoria. Su mirada era la de un ser escapado del infierno y su manera de hacer gestos a la audiencia me causó un profundo horror combinado con admiración. Para ese momento yo ya tenía un gusto muy marcado por el horror, así que ver a un músico comportándose como si fuera una oscura anomalía de la naturaleza fue lo máximo para mí.

Además de la hemoglobina surgiendo de sus fauces, me impactaron sus botas de dragón, el momento en el que escupía fuego de la boca y su traje en el que figuraban dos alas que seguramente lo elevaban hasta lo más alto del escenario (pensaba de niño) para cantar una de las canciones más macabras que se hayan escrito en la historia del rock, “God of Thunder”. Este tema pertenece al disco Destroyer y es una clara alusión a una criatura diabólica que me estremecía cada vez que la escuchaba.

I was raised by the demons

Trained to reign as the one

God of thunder and rock and roll

The spell you’re under

Will slowly rob you of your virgin soul

I’m the Lord of the wastelands

A modern day man of steel

I gather darkness to please me

And I command you to kneel

Before the

God of thunder and rock and roll

Sin duda, Simmons pertenece a esa especie de rockeros con un gusto muy marcado por lo tétrico y lo macabro, lo cual a mí me pareció en extremo fascinante. Pronto lo adopté como mi KISS preferido junto con Ace Frehley, el cual merece un texto aparte. El demonio de la lengua larga y mirada salvaje fue un factor determinante para que mi pasión por lo tétrico se acentuara. A la par que acumulaba horas y horas (las cuales se han convertido en años y años) escuchando a KISS y otras bandas, lo mismo pasaba con la fantasía y el terror: mis ojos se llenaban poco a poco de películas y novelas con lo macabro como tema principal.

Si eres fan del horror y de la música es fácil engancharte con la personalidad de Simmons, ya que él desde su niñez más temprana desarrolló un gusto muy especial por cine de horror y los comics, lo cual se tradujo en su estilo en escena y el personaje que lo ha convertido en leyenda de la música. Pasaba horas enteras leyendo tiras cómicas y viendo cintas de monstruos en la televisión, así que quienes crecimos con un molde de entretenimiento similar (o incluso que lo seguimos haciendo) conocemos bien lo que Gene Simmons sentía de niño y experimenta en el presente cuando se enfunda su traje y se maquilla el rostro para adoptar la personalidad de un ser sobrenatural.

Viernes 7 de marzo de 1997, el día en el que vi al demonio

Aún guardo el boleto de aquel concierto de KISS en el Palacio de los Deportes cuando el grupo vino con la alineación original, es decir la de aquellos seres que conocí gracias al disco Dynasty. Aquél ha sido uno de los días más emocionantes de mi vida. Gene Simmons hizo todo lo que a mí me impactó en los videos: escupir sangre, fuego, agitar la lengua fuera de su boca, volar hasta la cima del escenario para cantar “God of Thunder”. Todo ello en medio del espectáculo más grande que he visto en mi existencia. Una noche memorable de rock y horror cuyo recuerdo permanecerá en mi memoria para siempre.

En 1997 yo estudiaba en la secundaria y era conocido como “el tipo al que le gusta KISS”. Muchos compañeros enganchados en otras cosas como el pop o el rock en español no comprendían que a mí me pudiera gustar una vieja banda de rock, pasada de moda y que ni siquiera tocaba bien, a juzgar por varios de ellos. Nada de lo que pudieran decirme me haría cambiar de gustos.

El demonio fanático del horror

En abril del 2015 la edición norteamericana de la revista Rolling Stone publicó un reportaje en el que Simmons habla acerca de cinco de sus películas de terror preferidas. Psycho es la primera de ellas, sobre la cual el bajista dijo: “Psicosis es una maravillosa y elevada película de horror, y no necesariamente tiene monstruos o fantasmas”. Su segundo film preferido es la joya alemana expresionista M, basada en los crímenes del asesino serial Peter Kürten, quien se dedicó entre febrero y noviembre de 1929 a asesinar a menores de edad en la localidad alemana de Düsseldorf. El siniestro filme Village of the Damned, un extraño relato de 1960 en el que unas mujeres de un pueblo perdido quedan embarazadas tras el paso de un meteorito por la tierra, es el tercer filme de su predilección. La joya del cine de posesiones diabólicas El Exorcista es la cuarta película por la que el músico siente verdadera devoción y, por último, la grandiosa joya oscura The Omen cierra la lista de cintas elegidas por Simmons.

Llevaba un buen número de años siendo fan de KISS y del cine sobrenatural. El día que leí el mencionado artículo, decidí que la mejor forma de pagar tributo a ambas pasiones era encerrarme un fin de semana entero para ver las cintas elegidas por el señor de las tinieblas.

29 de junio de 2017, el día que tuve una charla telefónica con el demonio

Nunca sabes lo que la vida te depara, dice una frase tan común pero tan cierta, según comprobé hace unas cuantas semanas. Llegué al trabajo como un día cualquiera, café en mano, mochila al hombro, pensando en los cuatro textos que tenía que escribir ese día, cuando una compañera, entusiasta de la música como pocas, se me acercó a mí y a otra redactora para decirnos: “¿Se aventarían una entrevista con Gene Simmons?”.

Alcé la cabeza. El nombre me golpeó en la cabeza, en los oídos, pero, sobre todo, en el corazón. “¿Con quién?”, pregunté estúpidamente.

“Con Gene Simmons. Hay una posibilidad de hacerle una entrevista. ¿La quieren?”.

Mi compañera y yo, como buenos fanáticos del rock que somos, nos vimos y de inmediato respondimos “Claro”. Media hora después nos confirmaron que a las cuatro de la tarde tendríamos una charla telefónica con uno de los fundadores de KISS, mi banda de la niñez y de toda la vida. Una entrevista con Gene Simmons, el demonio que aparecía en la portada de Dynasty junto con otros seres de otro mundo que lucían el rostro maquillado.  Una entrevista con la criatura que portaba un bajo en forma de hacha y que escupía fuego y sangre, además de volar por los aires a la parte superior del escenario. Una entrevista con uno de mis héroes de toda la vida.

Llegó la hora y nos encaminamos a tomar la llamada telefónica a una de las salas especiales para ello. Mis manos sudaban. Mi mente volaba a aquellos instantes en que veía los videos de KISS y pasaba horas enteras escuchando sus discos.

Y ahí estaba yo esperando en la línea telefónica. Ansioso.

El teléfono sonó.

Por el altavoz, el demonio habló: “Rodrigo, ¿qué tal?”

“Carajo, es Gene Simmons”, pensé.

Nunca creía que el infierno fuera un lugar tan maravilloso.

Kiss – Madison Square Gardens, ©Credit Ross Halfin_Idols

 

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Imagen de cabecera: Gene Simmons Skull, por Mark Seabrook.

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Rodrigo Ayala Cárdenas

Apasionado de todo lo raro, terrorífico, fantástico y que se salga de lo considerado normal en las vertientes del cine, las letras y la música. Redactor y corrector de estilo desde hace varios años, dedica su tiempo al ejercicio de la libre imaginación como medio para explorar las infinitas posibilidades de conexión entre alma y mente. Además: lector, amante del rock, corredor y explorador de los misterios de la vida. Amante del café, el cine y las caminatas por la ciudad. Anhela manejar una moto o correr una carrera a través de un paraje infestado de sombras y seres sobrenaturales.

@RodGhost82

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