Seleccionar página

Blanca Nieves y el cazador o por qué una versión porno sería mucho más divertida

(Snow White & the Huntsman, Rupert Sanders, Estados Unidos, 2012)

Sinceramente, la película me pareció mala. Larga, tediosa, aburrida, más forma que fondo, etcétera. Es por eso que, mientras la veía, le busqué un subtexto erótico a cada secuencia con el afán de hacerme la experiencia más llevadera. Y si filmaran un remake transformándola en una comedia pornográfica, pienso que resultaría grandiosa. Dicho lo anterior, me propuse escribir una “reseña porno”.

Advertencia # 1: Esta “reseña” es más bien la trama completa, reinterpretada a mi manera. Así que si no han visto la película y no gustan de los spoilers, cabría considerar el abstenerse de leerla.

Advertencia # 2: Mi “versión” pertenece a la pornografía hardcore, incluye actos que pueden herir susceptibilidades y parecer humillantes, así que si de plano no encuentran el humor en temáticas sexuales soeces, mejor ni la lean. Luego no digan que no se los advertí.

La historia comienza de manera familiar, una reina da a luz a una niña con piel tan blanca como la nieve, cabello tan negro como el ébano y labios tan rojos como la sangre. Al poco tiempo fallece, dejando atrás una huérfana y un viudo inconsolable. Esto cambia poco después: al aparecer un ejército misterioso, el rey y su ejército lo destruyen sólo para descubrir que trasladaban una valiosa posesión: Ravenna, esclava sexual (y muy sexosa) de un imperio enemigo. Una vez de vuelta en su castillo, el rey Magnus decide estrenar su juguete nuevo y queda tan satisfecho que se casa con la núbil mujer.

Antes de la ceremonia de la boda, la futura reina habla con Blanca Nieves, tratando de acercarse a ella. Le dice “hay algo entre nosotras que nos une… lo siento ahí” y empieza a manosear el incipiente pecho de la niña (esta secuencia es extraída directamente de la película, no hizo falta que mi sucia imaginación la empuercara). A esto sigue una escena de sexo lésbico/pederasta no apta para todos los gustos, a incluirse únicamente en el corte para el mercado “especial”.

En la noche de bodas, todo pinta de maravilla. La reina comienza la seducción tocándose suavemente, recorriendo su cuerpo palmo a palmo mientras va desprendiéndose de cada una de sus prendas hasta quedar completamente desnuda a excepción de su recién adquirida corona y unos zapatos de tacón alto. Tras lubricar su vagina con lociones especiales, se aproxima a su marido, frota sus pechos contra la cara de su amado y baja lentamente sus manos hasta encontrar su enorme pene, el cual extrae ávidamente de las ropas y empieza a lamer, primero con delicadeza, luego con fruición. El rey se encuentra presa del placer, pero algo no está bien: se siente débil, enfermo, asqueado. Es entonces cuando Ravenna revela ser una bruja comehombres, la cual succiona la vida de su víctima a través de su falo. Al eyacular sobre su cara, ya está completamente muerto. Así empieza su reino de terror, durante el cual secuestra a jovencitas hermosas para extraerles la fuerza vital (por la vagina, claro está), manteniéndose de este modo joven y bella, inafectada por el paso de los años.

Ninfómana y narcisista, la reina tiene un espejo especial que asume forma humana, masculina, pero refleja su rostro delicado. Cada noche fornica salvajemente con su doble hermafrodita, el cual refleja su cara y sus senos pero la penetra con un rígido miembro metálico. Y cada noche, su espejo encarnado le repite que ella es la mujer más núbil de todo el reino (o le indica quién amenaza con quitarle ese puesto, facilitándole el capturar a sus competidoras para devorarlas sexualmente hasta dejarlas secas –más bien muy mojadas, pero muertas).

Llegó el día en que el espejo advirtió a Ravenna que Blanca Nieves ya estaba muy núbil, vamos, que ya alcanzaba el timbre, así que la reina mandó llamar a su hermano Finn. Tras una breve seducción y una tórrida secuencia de sexo incestuoso, le ordenó traer ante su presencia a la jovencita, quien había estado cautiva en un calabozo todos esos años. Cabe mencionar que a Finn siempre le había gustado Blanca Nieves y solía masturbarse pensando en ella varias veces al día. Cuando entró a su celda, la chica fingió estar dormida, así que el villano empezó a manosearla. Blanca Nieves no pudo evitar sentirse excitada, así que continuó fingiendo su sueño mientras gemía de placer cuando los dedos de Finn exploraban su sexo. No pudiendo contenerse más, “despertó” por completo cuando la pinga de su captor entró a su boca, llegando hasta lo más profundo de su garganta. Haciendo que el pene entrara y saliera, cada vez más rápido, acariciando al mismo tiempo los testículos con su mano, llevó al varón hasta el clímax, tragando hasta la última gota. Aprovechando el momentáneo agotamiento físico del macho, tomó un clavo que tenía escondido e hirió su cara, lo golpeó en las gónadas aún expuestas y salió corriendo del calabozo. Continuó su huída hasta salir del castillo por medio de las cañerías.

Blanca Nieves llegó a un río, y al emerger del mismo se encontró a un corcel blanco. La chica estaba parcialmente desnuda y completamente mojada, lo cual ocasionó una tremenda erección en la bestia. Al notar el tamaño del viril miembro, la pequeña zorra no pudo evitar masturbarlo. Agradecido, el caballo le permitió subir a su lomo y la llevó al Bosque Oscuro. Mientras tanto, la reina tomaba un baño sumergiéndose en una tina llena hasta el borde de semen fresco (el cual, aparentemente, era desechado por los ductos de plomería que desembocaban en el pueblo, bañando a los campesinos en una especie de bukkake del cielo). Ravenna convocó al único hombre que había sobrevivido al Bosque Oscuro, Thor. Éste, como buen vikingo, estaba pedísimo y en medio de una pelea de bar. Conducido ante la presencia de la reina malvada, fue obligado a buscar a la fugitiva bajo amenazas de ser sodomizado si se negaba.

En el bosque, Blanca Nieves se percata de que los hombres de la reina van tras ella y atraviesa un pantano, pero su montura queda atrapada en el mismo. Huyendo entre los árboles, no pasó mucho tiempo antes de que las ramas de los árboles empezaran a enredarse en sus pies primero, para luego rasgar su vestido, arrancarle la lencería que llevaba abajo y después la sujetaran y se introdujeran en todas sus cavidades. Los troncos de los árboles asumieron formas humanoides, íncubos calenturientos y jariosos que forzaron su entrada en la cada vez más húmeda vagina de la no-tan-doncella. En medio del placer extático que la flora le proporcionaba, fue descubierta por Thor, Finn y compañía. El dios nórdico, al ver lo bien que estaba la chica, decidió quedársela y se la llevó consigo, dejando atrás a los soldados de la corona.

Thor y Blanca Nieves llegaron a un pueblo habitado exclusivamente por lesbianas, quienes estaban a punto de comenzar su orgía semanal. En medio de un tumulto de carnes mórbidas, senos turgentes y curvas peligrosas, Blanca Nieves probó las mieles del amor sáfico. Todos sus centros de placer fueron estimulados simultáneamente: tenía a dos mujeres lamiendo cada uno de sus pezones, otra estimulando su ano mientras dos más se entretenían en su vagina, introduciendo objetos, acariciando, chupando, besando. Sus labios y su lengua pasaron de boca en boca, probaron labios y clítoris sin número. En medio de la bacanal, los soldados les dieron alcance y comenzaron un incendio, de modo que Thor huyó nuevamente con la chica sólo para ser capturados por un grupo de enanos.

Estos ocho bandidos diminutos, otrora mineros, se dedicaban ahora a asaltar a los viajeros que cruzaran camino con ellos. En vista de que sus actuales presas no contaban con pertenencias de valor, decidieron ejecutarlos, no sin antes permitirse la indulgencia de saborear las torneadas carnes de la jovencita. Blanca Nieves resultó más de lo que podían manejar, atendiendo a los ocho delincuentes simultáneamente: mamando, masturbando, gimiendo, besando, siendo penetrada por culo y vagina mientras dos pingas entraban en su boca y una más estaba en medio de sus senos, con un pene en cada mano y usando sus pies para frotar el octavo. Todos terminaron al mismo tiempo, eyaculando sobre sus pechos, su vientre, sus muslos, su cara. Satisfechos, cambiaron de parecer y les perdonaron la vida. Incluso, los llevaron a su guarida: un valle recóndito donde hadas, duendes, tortugas, pájaros y conejitos desarrollaban actividades orgiásticas día y noche, sin parar. La chica no pudo más que unirse a la acción, perdiéndose entre el mar de cuerpos diminutos que despedían luz, hormonas y fluidos a su paso.

Todo esto se vio interrumpido cuando una flecha enemiga decapitó al gran venado del bosque (sí, el de Princesa Mononoke), que estaba montando a Blanca Nieves. Los malos habían llegado. Violaron todo a su paso, no hubo orificio que se salvara. Thor enfrentó a Finn, quien le reveló haber violado a su esposa múltiples ocasiones antes de matarla. Enfurecido, el portador del martillo (aunque aquí lo cambió por un hacha) empaló a su rival en un tronco, metiéndole una de sus ramas secas por el ano. Uno de los enanos fue capturado y violado a muerte por las huestes del reino. Los otros siete huyeron con el dios del trueno, la ya-no-más-virgen y Robin Hood, quien resulta que conocía a Blanca Nieves desde que eran niños y se había infiltrado en el cuerpo de soldados.

A la par que esto ocurría, la reina se dio un atascón de mujeres en su castillo, chupándoles la vida –y la vagina- hasta hartarse. Al presentir la muerte de su hermano, decidió disfrazarse como Robin Hood para ponerle un cuatro a Blanca Nieves. A la mañana siguiente, antes de que nadie se hubiera levantado, el falso arquero despertó a la jovencita y comenzó a seducirla, diciéndole que todos estos años había pensado en ella, la había imaginado desnuda, tocándose, tocándolo. No le costó trabajo desnudarla –pues ella estaba que ardía de ganas- y él/ella también se desnudó pero, una vez que la besó, tomó su forma femenina de nuevo –lo cual prendió a Blanca Nieves aún más. Tan excitada estaba, que tomó la manzana que traía la bruja y la introdujo en su vagina. Lo malo es que estaba envenenada, así que cayó muerta. El verdadero Robin de Loxley llegó junto con Thor a la escena y ahuyentaron a la malvada, pero era demasiado tarde. Razonando que el cuerpo aún está tibio, decidieron practicar un poco de necrofilia pero, gracias al milagro de la doble penetración, Blanca Nieves revivió a tiempo para el orgasmo triple (la doble penetración era lo requerido, no un casto beso, digan lo que digan).

 

Así las cosas, los buenos reúnen un ejército, le rompen la madre a los malos, todos toman turnos para sodomizar a la depuesta reina y la vuelven su perra para siempre. Blanca Nieves declaró que el reino entero tendría una orgía perpetua y todos cogieron felices para siempre.

Fin.

Adrián “Pok” Manero, tras años como lector asiduo, decidió que el siguiente paso en su manía consistía en elaborar sus propias ficciones. Se dedica compulsivamente a leer comics y libros y a ver películas, quisiera ser como los gatos y disfruta escribiendo sobre sí mismo en tercera persona.  vinetaspalabrasyfotogramas.blogspot.com