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EL AZOGUE

no es otra tonta novela de vampiros

Miguel Lupián

 

 

 

Atrás, bajo su cara sombría,

en su mar de tinieblas, entre el azogue,

me esperan impacientes los otros muertos.

José Emilio Pacheco

 

 

El azogue (antiguo nombre del mercurio) es una novela corta -99 páginas- escrita por China Miéville en 2002, justo antes del desastroso boom (aunque existen muy honrosas excepciones) de las novelas de vampiros.

Situada en las calles de Londres -aunque bien pudiera suceder en las de nuestra ciudad-, la historia nos incrusta en un mañana demasiado cercano donde “algo” todavía más extraño ha invadido nuestra realidad.

Ese “algo” son unas criaturas llamadas imagos, habitantes del otro lado del espejo que se revelan cuando el hombre decide cubrir de azogue los espejos, aprisionándolos.

Los imagos bien pueden ser manos, bocas u ojos revoloteando por las ciudades derruidas, o vampiros…

Esta es una novela compacta, intensa, vertiginosa; que propone un acercamiento interesantísimo a la mitología vampírica. Capítulos cortos que muestran, de manera intercalada, las perspectivas de un humano (Sholl) y un vampiro, dándonos una idea de lo que piensan esas misteriosas criaturas.

Y por si fuera poco, está basada en un texto de Borges llamado Animales de los espejos (El libro de los seres imaginarios):

…El mundo de los espejos y el mundo de los hombres no estaban, como ahora, incomunicados. Eran, además, muy diversos; no coincidían ni los seres ni los colores ni las formas. Ambos reinos, el especular y el humano, vivían en paz; se entraba y se salía por los espejos. Una noche, la gente del espejo invadió la tierra. Su fuerza era grande, pero al cabo de sangrientas batallas las artes mágicas del Emperador Amarillo prevalecieron. Éste rechazó a los invasores, los encarceló en los espejos y les impuso la tarea de repetir, como en una especie de sueño, todos los actos de los hombres. Los privó de su fuerza y de su figura y los redujo a meros reflejos serviles. Un día, sin embargo, sacudirán ese letargo mágico.

El primero que despertará será el Pez (un ser fugitivo y resplandeciente (…) visto en el fondo de los espejos). En el fondo del espejo percibiremos una línea muy tenue y el color de esta línea será un color no parecido a ningún otro. Después irán despertando las otras formas. Gradualmente diferirán de nosotros, gradualmente no nos imitarán. Romperán las barreras de vidrio o de metal y esta vez no serán vencidas. Junto a las criaturas de los espejos combatirán las criaturas del agua. (…) Otros entienden que antes de la invasión oiremos desde el fondo de los espejos el rumor de las armas.

Además, vale la pena conseguir esta edición (Interzona editora, 2006), pues, lamentablemente, se ha traducido al español muy poca obra de este autor (a pesar de las buenas críticas; por ejemplo, Neil Gaiman afirmó: “Miéville ocupa la primera línea de aquellos escritores que usan las armas y herramientas del fantástico para definir y crear la ficción del próximo siglo.”).

Bastante recomendable; para leerse de jalón, en una sola sentada: como debe ser.

 

 

 

Miguel Antonio Lupián Soto 

Ex alumno de la Universidad de Miskatonic, feligrés de la iglesia Cthulhiana y devoto de San Lemmy.

www.mortinatos.blogspot.mx

http://www.mortinatos.tumblr.com