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EL POZO DE LAS RATAS

Bernardo Monroy

 

 

IV

Donde Huffam se convierte en vagabundo londinense y conoce a un hombre inconcluso, una perra y una pareja.

 

 

Desde aquel incidente en el pozo de las ratas me dediqué a vagar por las calles de Londres. A veces Scrooge me regalaba algo de comer, pero casi siempre debía luchar por alimento. Esperaba encontrar pronto alguien que me adoptara o algún modo de ganarme la vida… o volver a probar aquella droga.

Sin darme cuenta, había llegado a la Estación Victoria. Una niña y dos niños acababan de bajar de un tren, y los acompañaba una elegante perra de raza terranova. A diferencia mía, tenía una placa en su cuello con un nombre: “NANA”. La perra ladró a cada uno de ellos, quienes no le entendieron, pero decía: “Wendy, John y Michael, no se alejen mucho”… a veces pienso que no sé qué es peor: si ser un perro callejero o una perra niñera.

Una mujer se acercó a mí para acariciarme. La miré fijamente, dándome cuenta que era muy hermosa. Bien pudiera enamorar a un muerto.

—Mina, deja a ese perro, está sucio —le dijo un joven que supongo era su novio.

—Jonathan querido, estás a punto de partir de Londres. Al menos déjame tener unos cuantos caprichos. Además, cuando regreses estaré atada a ti hasta que la muerte nos separe, seré la Señora Harker.

Me percaté que el joven estaba acompañado de otro. Era un poco mayor y vestía con traje, sombrero, y corbata de moño.

—Oh… qué descortés soy, querida. Quiero presentarte a un amigo con quien me he topado: Edwin Drood. Edwin siempre dice que es un hombre inconcluso, no me explico por qué.

—Sea como fuere, Jonathan, lo cierto es que por fin este viaje en tren terminó. Odio viajar en tren. Mi padre sufrió una vez un accidente en esta clase de transportes.

—¡Pero Edwin! ¡Vaya que eres un mentiroso! ¡Tú eres huérfano!

—No me refiero a mi padre, Jonathan, sino a otro padre. No creo que lo entiendas.

Edwin Drood se despidió, mientras Mina me acariciaba, sin importarle  su prometido. Era una mujer con muchas agallas, como pocas en estos tiempos.

—Deja a ese asqueroso perro en paz, Mina. No creo que tenga nada interesante que contarte.

Con el objetivo de evitar discusiones, Mina me dió una última caricia y le preguntó a Jonathan:

—¿Cómo se llama el lugar a donde te diriges, amor?

—Transilvania. Y mi cliente es alguien llamado el Conde Drácula.

—Esperemos que sea un viaje emocionante, y que nos deje buenas experiencias.

La pareja se dio un último beso, y Jonathan subió al tren. Mina se despidió agitando un pañuelo cuando el vehículo empezaba a andar.

Mientras tanto, me alejé de la estación, pensando en lo que dijo Jonathan Harker. Un perro como yo no tiene nada que valga la pena contar, y no he conocido a nadie que sea interesante o vaya a ser recordado.

BERNARDO MONROY

Bernardo Monroy nació en 1982 en México D.F. y actualmente vive en León, Guanajuato. Es periodista y ha publicado el libro de cuentos “El Gato con Converse” y la novela “La Liga Latinoamericana”, así como la novela electrónica “Slasher”, disponible gratuitamente en el portal Zona Literatura. Es aficionado a los videojuegos, los cómics y los géneros de terror, fantasía y ciencia ficción, y escribe porque está frustrado, ya que nunca pudo ingresar a la Escuela de Jóvenes Dotados del Profesor Xavier. Sus textos han sido traducidos al klingon y al élfico.