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EL RECUENTO DE LOS DAÑOS

Manuel Barroso

El primer día del año pasado empecé un reto extraño: leer cien libros. Sonaba a una cifra estratosférica y no realizable, pero soy un fucking adicto. Cuando, por ahí de julio, la meta se veía cerca, me puse otra: promediar diez libros por mes, llegar a los 120.

Y lo logré. 120 libros entre comics, poesía, libros de cuentos, libros ilustrados, novelas, novelitas, novelotas, borradores ajenos, ebooks y más cosillas raras.

Pasando a otras coas, veo Hora de aventura. Y acabo de recordar que ya terminó diciembre: la temporada del año en que empiezan a salir las (atascadas) listas de “los mejores textos del 2014”. Sé que dichas listas son de puras novedades y que algunas veces (pocas, sí, pero algunas veces) tienen más que ver con amiguismos que con la calidad literaria de algunos libros.

Debo admitir que soy el tipo de personas que revisaba obsesivamente esas listas y mentaba madres cuando algo no me parecía. Vaya incongruencia la mía, supongo. Porque, como lo dije aquí[1] hace tiempo, un crítico que se precie de serlo habla sobre las historias que ama.

Y este maratónico año lector que acaba de terminar me entregó varias. Y quiero compartir aquí las 10 que más me impresionaron (no están en orden, claro. Ni acomodados por orden alfabético o… bueno, lo que sea).

La casa de hojas de Mark Z. Danielewski

Ya hablé de ella aquí[2] y aquí[3]. Y quiero hacer un seminario para doctorado sobre él. Pero eso es irrelevante ahorita, lo que importa es que Danielewski escribió una mentada de madre. Por ambicioso, por metaliterario, por juguetón, por aterrador. Por lograr lo que tanto ambicionó la literatura en el siglo XX: hcer una novela total.

Ahora que lo pienso, ¿tiene algo de valor hacer algo que ya hicieron Musil, del Paso, Perec, Sterne, Bolaño y otros? Sí, sí la tiene. Siempre. Y esta novel(otototototototototot)a lo demuestra.

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La caída de los pájaros de Karen Chacek

La bella Karen Chacek se había hecho de un nombre en la literatura infantil del país. Por eso, cuando los rumores de que estaba aventurándose con la narrativa “para adultos”, no pude con las ganas de saber de qué se trataba. Y luego salió, flamante, publicado por Alfaguara.

Y vaya que valió la espera.

La novela tiene aquello que hizo inquietante a Nina Complot y La cosa horrible, además de tocar un tema poco tratado en nuestras letras: la infancia “contra” nuestra adultez. Todo logrado con un toque de extraña ciencia ficción, aves caídas de la nada, fortalezas del gobierno y mucha, mucha pintura.

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The League of Extraordinary Gentlemen de Alan Moore y Kevin O’Neill

Me aventé buena parte de las creaciones de Moore en 2014 y, de entre todas, la que más me gustó fue esta reinterpretación de los personajes más entrañables de la literatura victoriana. La lectura que hace el inglés de su tradición es una de las mejores que se ha hecho, además de que sabe mezclar las características narrativas de los superhéroes con el estilo (y el falso recato) de la literatura inglesa del siglo XIX. Una belleza, sin más.

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El libro de la negación de Ricardo Chávez Castañeda

Este es un libro importante. Manden a la mierda esto y búsquenlo.

No un clásico, eso tiene condiciones distintas.

El libro de la negación es, repito, una historia trascendente. Un libro importante.

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No nos extrañará el sistema de Antonio Malpica

Quienes sabíamos de ella bajo el nombre de Cura de piedra esperamos casi diez años para verla publicada. Y siguió siendo tan hermosa como en el momento en el que nos enteramos de su existencia. La voz narrativa lograda por Malpica aquí es entrañable, memorable y todo lo bueno que termine en “able”.

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Locke n key de Joe Hill y Gabriel Rodríguez

Locke n key fue mi primer acercamiento a una novela gráfica larga, en seis libros. Y fue hermoso, el mejor gancho ever. Terror con el sello de los King y una ilustración cuidada. Además, la idea de las llaves y las huellas de maldad en la casa son geniales.

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Sé que esta revista tiene una línea. Y que debería seguir esta lista con Saga, Sandman o 25 minutos en el futuro. Pero no sería honesto si siguiera así. Por ello, me saltaré la línea editorial por un rato y seguiré con…

Blankets de Craig Thompson

Esto es una novela gráfica y no jaladas. Si bien Habibi es una belleza de estructura, Blankets es entraña y sinceridad a flor de piel. Esa honestidad, sumada a un estilo de dibujo atrapante y una capacidad narrativa notable, forman un libro de lectura imperdible.

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Nada me falta de Gonzalo Soltero

Silencio.

O casi[4].

El de la pérdida.         El de la renuncia.                    El de la muerte.

De lo mejor que se ha escrito en lo que va del siglo XXI en México.

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Cuaderno ideal de Brenda Lozano

Ya dije algunas cosas sobre la segunda novela de (la guapa) Brenda Lozano en otro lugar[5], pero me gustó mucho mucho. Como para querer hablar de él.

Es que es encantador. Una odisea mínima, un afán de narrar lo (en apariencia) insignificante para hacer de ello LA materia de la literatura.

Cuaderno ideal es, de alguna manera, la otra cara de La casa de hojas. Y es, creo, una exploración igual de interesante de qué puede hacerse con la literatura.

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Metrópolis de Robert Fitterman

Un poema que es treinta voces, que es tres libros, que es todo Nueva York. Hay algo en el texto de Fitterman que me recuerda mucho a Las tierras baldías de Eliot. Una experimentación intensa, compleja y lingüísticamente impecable por atascada.

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Y con eso se fue el año, entre cantidad de historias que me llenaron de alguna forma nueva. Y espero, de verdad espero, que tú, Lector, te intereses por alguno de estos libros lo suficiente como para conseguirlo y llenarte de él.

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[1] http://www.penumbria.net/por-que-chingados-hago-esto/

[2] http://www.penumbria.net/la-casa-de-hojas/

[3] http://malinche.mx/la-casa-de-hojas/

[4] http://malinche.mx/de-como-decir-adios/

[5] http://malinche.mx/en-defensa-de-la-narrativa-minima/

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IMG00330-20120517-2113-1Manuel Barroso nació, creció y murió antes de enterarse de ello. Por eso reseteó la consola y sigue aquí.

Lee como poseso, escucha rap y jazz de forma adictiva, escribe porque le duelen las historias. Odia las verduras.

Mañana comprará un rifle.

@manubch