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EL VAMPIRO Y EL SEXO:

hay máscaras que cruzan el pantano y no se manchan….

Lorena Loeza

 

Las películas del Santo representan todo un fenómeno para el cine mexicano, y, de hecho, un caso destacable dentro de la historia de la cinematografía a nivel mundial. Clasificar las cintas para un análisis  es,  sin duda, el primer asunto complicado para quienes intentan someter la filmografía del Santo a cualquier tipo de mirada investigativa.

El Santo, el Enmascarado de Plata, resulta un extraño híbrido entre el cine policiaco, la ciencia ficción y los superhéroes de cómic. Sin súper poderes -como Batman- pero con un talento para la lucha libre y la defensa personal, se enfrenta con intuición y astucia lo mismo a científicos locos que a la temida Llorona. La fórmula resulta tan exitosa que se modifica muy poco a lo largo de todas las películas filmadas. El Santo demostraría que aun con efectos especiales rudimentarios, historias predecibles y actuaciones medianas, el interés del público por propuestas novedosas y diferentes a lo que se filmaba en aquella época le valdría importantes cifras en taquilla, y crearía un ídolo popular vigente a lo largo de varias generaciones. Sin duda una de los fenómenos fan community más interesantes de nuestro país.

Pero si creían que sobre el Santo ya se había dicho y visto todo, están muy equivocados. Todo empezó cuando se anunció que la cinta “El vampiro y el sexo”, protagonizada por el Santo, sería exhibida en la vigésima sexta edición del Festival Internacional de Cine de Guadalajara, el 29 de marzo de 2011. El asunto causó revuelo por dos razones fundamentales. La primera, porque confirmaba lo que por mucho tiempo se consideró una mítica leyenda: El Santo, el Enmascarado de Plata, habría realizado versiones soft-porn de sus taquilleras y suigeneris películas. El rumor aseguraba que el dueño de los derechos nunca habría permitido la exhibición de las mismas en México, por acuerdo con el propio Santo para no dañar su imagen familiar.

El caso es que ya habiendo fallecido tanto el luchador como el productor de las películas, la heredera del material decidió restaurarlo y mostrarlo, lo cual la enfrentó al Hijo del Santo, que se opuso a la proyección de la cinta. Pero vivimos otras épocas en donde es casi imposible guardar secretos de ese tamaño. Hoy la cinta no sólo ha sido exhibida, sino que incluso se consigue en el mercado negro de la piratería o en las descargas gratuitas por internet.

En esta ocasión, El Santo hace gala de un talento que no le conocíamos: en sus ratos de ocio se volvió especialista en física cuántica e inventó una máquina para viajar en el tiempo. Es así que, al padecer la incomprensión de la comunidad científica, decide probar la máquina con su novia, que viaja al pasado para saber que ella era en realidad el objeto del deseo de Drácula hace algunos siglos. Esta primera parte es más una versión “tropicalizada” de la historia clásica de Drácula, interpretado por Aldo Monti. Se escuchan frases clásicas incluso como aquella de “no me gustan los espejos, artefactos de la vanidad humana” que todos reconocemos.

Ni que decir que la cosa sale mal, la chica regresa al presente pero sigue perseguida por el vampiro… ¿Y los topless? Ah, sí… como tres escenas de vampiras sin sostén y una de cama… no, la verdad es que no era para tanto. Ni aun para la época, porque por esas fechas (1968) ya se había filmado en nuestro país  “Las Golfas”, película pionera del cine de ficheras.

El caso es que la estructura de las cintas del Santo no se ve afectada: una amenaza sobrenatural, con pocos y algo fantasiosos efectos especiales, al estilo del cine clase B de la época, guiones malos y actuaciones regulares es lo que la cinta ofrece.  En dado caso, la honra que se mancha -si alguien lo considera así  después del semi desnudo- es la de la actriz Noelia Noel, la de Aldo Monti, -que hace escenas de cama y algo de manoseo- y las vampiras, actrices de las que lamentablemente nadie recuerda su nombre y a las que nadie fue a buscar en todo el escándalo para ver qué pensaban ellas de que la cinta  pudiera o no ser  por fin exhibida.

Curiosidad y morbo llevan a los fans a ver una película, que en realidad no acrecienta ni demerita la memoria del Enmascarado de Plata, de quien puede decirse que cruza el pantano sin manchar la máscara. Más una rareza cinematográfica que otra cosa, la verdad es que el Santo ya tiene ganado un lugar en la historia de nuestro cine, que  al parecer ningún “nuevo descubrimiento” sobre su carrera y cinematografía podría arrebatarle.

Norma Lorena Loeza Cortés

Es Profesora de educación preescolar por la Escuela Nacional de Maestras de Jardines de Niños, Licenciada en sociología y Maestra en Estudios Latinoamericanos por la Facultad de Ciencias Políticas en la UNAM. En el año 2000 recibió la medalla Alfonso Caso al Mérito Universitario, por parte de la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM.

Ha sido profesora e investigadora en universidades públicas y privadas, en organizaciones de la sociedad civil y el sector público.

Ha presentado ponencias en foros nacionales e internacionales en temas sobre análisis de presupuestos públicos, educación, salud, jóvenes, incidencia política y análisis cinematográfico.

En 2011, participó en la publicación colectiva “Femmes Fatales, 13 escritoras hablan de cine de terror” coeditado por Editorial Samsara y Festival Macabro. Actualmente, también  es colaboradora en Corre cámaraArtes 9 y Cineforever, sitios electrónicos especializados en Análisis Cinematográfico y  de arte multimedia