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PORQUE LE CAGAMOS AL SISTEMA

Manuel Barroso

 

Antonio Malpica es uno de los escritores más prolíficos en activo en la literatura mexicana. Escribe cuentos, escribe libros mostrosos, escribe novelas infantiles, escribe sagas de terror, escribe novelas para jóvenes, escribe novelas policiacas, escribe novelas para adultos.

Escribió una de las mejores novelas de la ciencia ficción mexicana.

Ya había hablado de ella hace unos meses aquí. Era un manuscrito “desconocido” por el mundo llamado Cura de piedra. Y entrecomillo desconocido porque ese libro fue el último ganador del extinto premio MECYF. Eso fue hace muchos años ya y no parecía que esta novela fuera a ver la luz.

Pero SM tiene sus aciertos. Los tuvo con Los viajeros, con Olfato, con El club de la salamandra. Y ahora le pegó en grande rescatando de un perdido disco duro esta novela y rebautizándola como No nos extrañará el sistema.

El libro nos presenta las notas[1] que va haciendo Lorenzo en una libreta con una vieja pluma. No entiende muy bien por qué lo hace, pero lo hace. Y es por este medio que nos enteramos del Distrito Federal en el que vive. Bienvenidos a la ciudad de la sobrepoblación.

No, no lo estás entendiendo. No es la sobrepoblación de veinte millones de habitantes. Es la sobrepoblación donde tienes que hacer tres horas de fila para comprar unos chicles, donde –por cuestiones de espacio– las familias deben vivir con otras cuatro familias en un mismo departamento (los solteros viven entre once y catorce por departamento), donde es necesario un acomodador que empuje a la gente en el metro para que entre al vagón (y no se me ponga loco, que lo electrocuto con la vara).

Pero sobre todo, nos muestra una realidad en la que sólo tiene techo aquel que tiene trabajo. Los desempleados –los roñas– no tienen casa, no tienen tarjetas, no tienen número de identificación social. Apenas se mantienen con el circulante (efectivo) que el gobierno mantiene vigente como una subeconomía para que puedan malvivir.

Es en esta realidad en la que transcurre la vida de nuestro protagonista. Y son sus divagaciones, sus relaciones y sus peripecias el pretexto para abordar un tema doloroso. Si la ciencia ficción es, por excelencia, la tradición especulativa de la literatura, ¿por qué no usarla para aproximar un horizonte que cada vez se parece más al nuestro?

A eso es a lo que se arriesga Malpica. María, la flaca, los roñas, la señora Luz, Luis, el negro, el profesor, Frodo Bolsón (sí, el hobbit), el mismo Lorenzo, todos son caras –voces– que el autor utiliza para bordear una llaga abierta en nuestro mundo.

En su ensayo La parte maldita, Georges Bataille destaca que el sistema económico capitalista, en su proceso de generación de capital, siempre creará un excedente. Esos veinte centavos que te dan de cambio cuando pagas en el supermercado son un excedente de la rueda económica.

Alguien tiene que reinsertarlos en el sistema, alguien debe hacer algo con ese sobrante.

Y ahí es donde entra aquel que te pide una moneda para comer en el semáforo. Y tú le das los veinte centavos. Y de veinte en veinte juntará lo suficiente como para comprarse un refresco. Y el sobrante vuelve al sistema.

Entonces, los mendigos son necesarios para la economía. Economía que no tiene un pelo de humana, que genera montones de preguntas cuando se revisa la brecha entre pobres y Godínez. Y estas son las preguntas que aborda Antonio Malpica en el que es, a mi parecer, su mejor libro hasta ahora.

sist

[1] Debo decir que lo llamo notas no porque sea un diario, sino porque están desordenadas como tal. Visualmente hay un juego genial con los espacios en blanco, los saltos de anotaciones, las ideas inconclusas, los hilos arrojados porque sí.

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IMG00330-20120517-2113-1Manuel Barroso nació, creció y murió antes de enterarse de ello. Por eso reseteó la consola y sigue aquí.

Lee como poseso, escucha rap y jazz de forma adictiva, escribe porque le duelen las historias. Odia las verduras.

Mañana comprará un rifle.

@manubch