SABERTOOTH SWORDSMAN
AND THE MAYHEM OF THE
MALEVOLENT MASTODON MATHEMATICIAN
(Damon Gentry & Aaron Conley, Dark Horse, 2013)
Pok Manero
Con un título así -que podría traducirse como Espadachín Dientes de Sable y el Motín del Malévolo Mastodonte Matemático (sustituyo “caos” por “motín” para preservar el uso de la aliteración)-, simplemente no pude resistirme a comprar este comic. Si a eso le agregamos una portada asesina y algunas citas interesantes de John Arcudi y el mismísimo Mike Allred, entre otros, definitivamente era algo inevitable. Debo decir que no suelo ser impulsivo en mi búsqueda de comics, por lo general la dirijo basándome en mi conocimiento previo de los autores y casi nunca me dejo llevar por un concepto que suena interesante. Pero en las pocas excepciones que he hecho a esta regla, mis corazonadas me han recompensado: es el caso con Sabertooth Swordsman.
En 2012, Gentry y Conley elaboraron un minicomic que contaba el origen de este peculiar personaje. Un año más tarde, retrabajaron dicha historia bajo el auspicio de Dark Horse para darle nueva vida primero como un webcomic serializado en seis partes, que posteriormente tuvo un formato físico de tapa dura recopilando toda la historia. ¿Y de qué va dicha historia? Comienza con un hombre con los indicios de haber recibido una golpiza recientemente, al cual le cae del cielo -literalmente- un volante que equivale a una propaganda de Charles Atlas, en el cual se le invita a la Montaña Sasquatch para pedirle superpoderes al Dios Nube y embarcarse en una senda de justicia. Dicho y hecho, el protagonista escala el monte y se topa con la deidad que, según yo, se parece mucho a Bob Esponja con esos ojotes pispiretos. Tras una serie de transformaciones de prueba, finalmente se decide por la forma de un dientes de sable siberiano; ahora debe enfrentarse al sasquatch de la montaña para poder “certificarse” como héroe, o algo así. Y de esta forma comienza su aventura.
Después de enfrentar algunas amenazas surtidas, come carne de saltamontes psicodélico y, en medio de su viaje, descubrimos que su aldea lleva tiempo sometida por el malévolo Mastodonte Matemático, cuyos secuaces atemorizan a todos y le robaron a su novia al momento de propinarle los trancazos que lo dejaron como lo encontramos al principio. Regresando a su lugar de origen intenta hacer justicia y ayudar a un pueblo malagradecido en su búsqueda de la guarida del paquidermo, la cual lo lleva a pelear con cabras de fuerza descomunal, una bruja terrorífica, un ejército de truhanes y una pareja de cíclopes gigantes antes de confrontar a su némesis, el cual ha estado haciendo experimentos con los aldeanos y mutándolos para supuestamente encontrar una cura a una plaga que los aqueja (creando un remedio que es peor que el mal). Si bien nuestro héroe es muy poderoso, no está exento de recibir tantos golpes como los que da y no queda tan bien parado. Su cruzada por derrotar al nefario villano es una de gran dificultad y su desenlace no garantiza un final feliz ni complaciente.
Muchas críticas y reseñas comparan el flujo de la historia con aquellos videojuegos clásicos del NES o SuperNES, considerando la forma en que se van presentando los enemigos a derrotar, pero difiero con esta opinión. Conley tiene un dominio soberbio de la narrativa secuencial, haciendo de este trabajo algo creado con todas las herramientas del noveno arte para ser precisamente eso. Su estilo altamente caricaturizado a ratos me recuerda a Craig Thompson (no en Blankets sino más cercano a Good-bye, Chunky Rice), con toques de Peter Bagge, Tex Avery o incluso los diseños grotescos de Ren & Stimpy. Los trazos detallados e intrincados son un deleite a la vista, incorporando las onomatopeyas como parte integral de la acción del mismo modo como recientemente lo ha hecho Frank Quitely, aunque, debo decirlo, con mejores resultados que los logrados por el escocés (que es uno de mis dibujantes favoritos). Admito que al abrir el libro y descubrir que estaba en blanco y negro me decepcionó un poquito, dado que la portada a color se veía maravillosamente bien, pero sólo bastó con leer un par de páginas para quedar prendado de los dibujos y la forma en que retratan su mundo fantástico. Y qué manera de mostrar la violencia, tan gráfica pero a la vez tan estética: puñetazos, miembros cercenados, ojos morados y chorros de sangre ocupan su lugar en una coreografía bella pero siniestra.
Por su parte, Gentry desarrolla un guión de mucha acción pero, sobre todo, mucho humor. Con puntadas como el pulgar de aprobación sagrado, la descripción de las características del personaje o los aditamentos que va adquiriendo a través de su camino, en más de una ocasión me hizo soltar carcajadas. La historia comienza en medio de la acción y de una forma clara y entendible nos plantea los antecedentes del personaje y su situación, sin ser pretencioso ni confuso. Y el hecho de que no sea complaciente sin tampoco llegar a ser trágico le da una ligereza única al relato y vuelve bastante entrañable al protagonista.
Adicionalmente al libro de tapa dura, en el número 28 de la antología Dark Horse Presents se incluyó una historia corta del personaje, ahí sí a todo color, por si nos quedamos con ganas de más aventuras del félido guerrero. Me gustaría que hicieran más, pero aun si no vuelven a usar a este personaje, estaré al pendiente de lo que Gentry y Conley hagan más adelante.
Y en espera de sus futuros trabajos (que ojalá incluyan más entregas del héroe peludo que ayuda a su pueblo a pesar de que todos le reclaman por hacerlo), finalizo con su “lema”, o canto de batalla, o lo que sea: ¡Las fraternidades de la oscuridad conocerán el temor! ¡Desde las grutas ventosas de Paddatch-Dan hasta las torres defectuosas de Bevaneer, por decreto del Dios Nube de la Motaña Sasquatch, mi nombre secreto resonará fuerte y sereno para aquellos que necesiten del… Espadachín Dientes de Sable!
Primeras ocho páginas, cortesía de Dark Horse:
The Sabertooth Swordsman Tumblr
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Adrián “Pok” Manero, tras años como lector asiduo, decidió que el siguiente paso en su manía consistía en elaborar sus propias ficciones. Se dedica compulsivamente a leer comics y libros y a ver películas, quisiera ser como los gatos y disfruta escribiendo sobre sí mismo en tercera persona.