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ULTRAPATO

las múltiples encarnaciones de un superhéroe emplumado

(Edgar Delgado, Cygnus/Toukan/Arcana, 1994/1997/2011)

 

Pok Manero

 

En la primera mitad de los años 90, con La muerte de Superman, se dio en nuestro país un boom por los comics de superhéroes. Algunos de sus efectos fueron el surgimiento de muchas tiendas especializadas, así como la organización de convenciones como la Conque y la Mecyf. Otro de los frutos de esta época fue la proliferación de títulos hechos en México dentro de lo que algunos llamaron la “Nueva era del comic mexicano”. En esta tendencia, un movimiento muy importante fue la “avanzada regia” que, al igual que en la escena del rock nacional, contaba con propuestas de gran calidad. Es así que en enero de 1994, con un tiraje de 2,000 ejemplares, vio la luz el número 1 de Ultrapato y se fundó la editorial Cygnus Comics.

ultrapato portada

El proyecto consistió en una miniserie de cuatro números, escritos y dibujados por el joven Edgar Delgado con la ayuda de Enrique Martínez en las tintas. Los números subsecuentes fueron publicados con una periodicidad ni regular ni constante, mas la serie llegó a su fin al año siguiente. A pesar de que el comic no llegó a mucha gente, la respuesta fue tan buena que Edgar, ni tardo ni perezoso, lanzó un título más en 1996: Valiants, un grupo de superhéroes creados por su hermano Erik que sirvieron para expandir el mundo creado en su trabajo anterior. Esta vez la historia y el arte corrieron a cargo una vez más de los talentos del Pato, apodo con que se conoce a Edgar (y en parte responsable de la especie y nombre de su primer personaje), esta vez asistido en las tintas por Marco A. Fabela entre otros, y con un par de números dibujados por Giovanni Barberi y Ari Domínguez.

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Para 1997, el estudio Producciones el Chango se unió a Cyngus para publicar Lugo, comic de vampiros escrito por Carlos Garía Campillo y Salvador Vázquez, con arte de Barberi. Posteriormente, se les sumó Francisco Ruiz Velasco con el título B-Squad y de éste último autor también se anunció Chaak, que tiempo más tarde vería la luz como Battlegods en Dark Horse.

Estos comics eran bastante difíciles de conseguir, pues la distribución en puestos de periódicos existía pero era muy limitada y como uno no sabía cuánto tardaría el siguiente número en salir se volvía casi imposible seguirles la pista. Por este motivo era más fácil (y casi más recomendable, dado que salían a razón de uno o dos por año) esperar hasta la siguiente Conque para poder conseguir las nuevas entregas (firmadas por sus autores, incluso). Los trabajos eran notables por la gran calidad con que se hacían. Los trazos eran de primer nivel, así como la narrativa gráfica. Las historias eran emocionantes y entretenidas, con personajes interesantes y bien construidos. En pocas palabras, no le pedían nada a los comics gringos. En su momento, siendo yo un novato en esto de los comics, daba por hecho la calidad de los trabajos y no consideré lo titánico de la labor de sacar obras tan bien hechas de manera completamente independiente. En retrospectiva, veo que fue algo arduo y esto me llena de respeto por todos los involucrados.

Llegó a anunciarse un tomo recopilatorio de Ultrapato, mas este nunca fue publicado. Pero fue por una buena razón. Decidiendo unirse al movimiento, la editorial Toukan Manga hizo un convenio en 1997 con Cygnus para reimprimir la miniserie original, pero esta vez a todo color y con una distribución a nivel nacional. De este modo, este superhéroe mexicano tuvo nueva vida y pudo llegar a manos de miles de personas que no lo habían podido leer la primera vez.

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¿Y de qué va el comic, se preguntarán? Pues bien, nos narra la historia de Carlos Bay, un pato antropomórfico residente de Villa Ave, Tamaulipas, que a una edad joven pero no especificada está preocupado por conseguir chamba y por que la chava que le gusta, Lisa, lo pele. Una noche, mientras deambula por la playa, se topa con un par de guantes de extraña apariencia. Al ponérselos, es transportado a una dimensión extraña donde una entidad le dice que será entrenado para convertirse en un guerrero, pero Carlos se friquea y desea ir a casa, de modo que es transportado a su hogar y cree haberlo soñado todo. Entre las cosas que no sabe están el hecho de que los guantes son artefactos antiguos creados por una raza alienígena y que hay otro par, que cayó en manos de un tímido y apocado gallo rojo de nombre Horace. Más tarde, al verse enfrentado a un par de asaltantes en una cafetería, los guantes vuelven a aparecer sobre sus manos y de ellos sale un traje completo que incluso lo hace más alto y musculoso, le da la habilidad de volar (pues aunque algunos de los habitantes de este mundo son aves, ninguno tiene alas) y de disparar rayos, con lo que se autonombra Ultrapato y derrota a los criminales. Mas no pasa mucho tiempo antes de que Ultragallo también haga su aparición, aunque con intenciones menos altruistas pues lo consume un terrible deseo de venganza.

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La trama avanza, incorporando al corrupto comandante Cavazos del cuerpo de policía, al maligno empresario Hyllen, a su rata ninja guardaespaldas Clash y a Falcón, un traficante de Ciudad Lobo, Nuevo León. La lucha entre estos nóveles súper seres se desenvuelve en medio de una guerra entre mafias con un jefe de policía que quiere volver a creer en la justicia, si tan sólo los rumores del pato superhéroe fueran ciertos… Se plantea que los guantes están preprogramados para que su portador busque defender ciertos preceptos morales como la justicia, pero también resultan en una influencia embriagante y oscura que acerca a quien los usa a perder el control (como el traje negro de Spider-Man).

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Los colores en esta nueva versión de la saga fueron realizados en un principio por Ruiz Velasco, con Delgado encargándose de la separación de color por computadora, sólo para hacerse cargo de la labor completa en la segunda mitad. Esto resulta relevante, pues hoy en día Edgar goza de mucho éxito como uno de los coloristas más socorridos de Marvel. De hecho, al despedirse en la sección de cartas del número 4, lo hace con la nota “Neto que esto de sacar comics a color está chido…” Si bien es bonito ver cómo de ahí pudo haber nacido su actual vocación, cabe mencionar que como narrador también es muy bueno. Ojalá en el futuro pueda dedicarle más tiempo a la labor de contar historias.

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Precisamente en las secciones de cartas, tanto de Ultrapato como de Valiants, quedan de manifiesto las opiniones del autor sobre muchas cosas. Es así como los lectores podemos notar cómo fue cambiando el panorama del medio a lo largo de la segunda mitad de la década. Si bien la Conque siempre le abrió la puerta a los independientes, a veces parecía que los escondían en un rincón, dificultando que los fans pudieran encontrarlos. Además, la Mecyf (organizada por Grupo Editorial Vid) se mostró más interesada en el dinero, pues empezó a cobrar cada vez más por el stand, de modo que muchos independientes no pudieron seguir asistiendo a dicha convención. Y muchos otros de los eventos se fueron transformando, teniendo cada vez más presencia el anime y la mercancía relacionada que los mismos comics (y eso que se trataba, al menos en nombre, de convenciones de comics). Por estos y muchos otros factores, la euforia del comic en México –tanto de autor como extranjero- pasó y las cosas cambiaron. Dejaron de hacerse convenciones, pues las que quedaban se transformaron en meros tianguis de pura vendimia como fue el caso de la Mole hasta hace algunos años y la TNT, que ahora se enfoca más en el anime y el doblaje. Como consecuencia inevitable, dejaron de producirse comics en nuestro país. Desilusionados, muchos de los creadores prefirieron probar suerte en el extranjero, aunque algunos siguieron “picando piedra”, mas eso es tema aparte.

Afortunadamente, eso no fue el fin de Ultrapato, ni de cerca. Por alguna razón, desconozco si por iniciativa de Edgar o de la editorial Arcana, surgió el proyecto de lanzar nuevamente la historia pero esta vez en inglés. Bajo el título de Ultraduck, en 2011 salió a la venta una novela gráfica que cuenta la historia del plumífero superpoderoso para un nuevo público. Pero es una versión completamente diferente. Para empezar, el arte corre a cargo de Omar Lozano. Los dibujos originales de Delgado eran buenos, muy influenciados por el estilo de Joe Madureira y otros dibujantes populares en los 90. Lozano revitaliza el look de los personajes de una manera brutal, con diseños excelentes y una gran atención al detalle en todo momento, recurriendo a un estilo propio y muy expresivo que da vida y profundidad a la historia. Y la trama cambia bastante.

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En palabras del propio Pato (Edgar, no Carlos Bay), esta novela gráfica es como Ultrapato: la película, ya que se trata de un remake hecho y derecho. Ahora Carlos tiene veinticinco años, vive en Featherbay y lo acaba de cortar su novia Lisa pues siente que le falta madurar (muy a la Shaun of the Dead). Se la pasa tomando con su mejor amigo y compañero diseñador, Louie, en el bar Cygnus (¿vieron el discreto homenaje?) hasta que una noche, un científico de nombre Horace Rooson que va huyendo de unos matones accidentalmente deja caer unos dispositivos que parecen guantes: unos de éstos se fusionan con Carlos y los otros con Horace. Aquí la historia se vuelve similar, con la dimensión de entrenamiento, la teletransportación a casa y el asalto a la cafetería, pero ahí se acaban las coincidencias. Al rescatar a la gente del Lounge & Bar Ultra, donde trabaja Lisa, recibe el nombre de Ultraduck. Esta vez no hay una guerra entre mafias, ni la presencia evidente de alienígenas, sino la aparición de un asteroide que contiene un mineral desconocido. La corporación Hyleena (pues ahora su líder es mujer) contrata a un grupo de científicos para analizarlo, mismos a los que intentaron eliminar al descubrir qué contenían los dispositivos, para mantener su descubrimiento en secreto.

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Si bien la historia se siente un tanto ingenua (al igual que la original) en cuanto a la moralidad del personaje –pues asume que debe luchar por el bien de inmediato- aquí es justificado con una mejor construcción del mismo. Y el final… el final hace patente lo mucho que ha crecido el autor, como escritor y como persona. La forma de finalizar la historia hace que cierre con una nota emocional alta que deja un muy buen sabor de boca.

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Hoy en día, afortunadamente, se está viviendo un nuevo boom del comic en México. Una vez más están surgiendo multitud de tiendas especializadas, al menos cuatro editoriales publican traducciones al español de títulos norteamericanos y las convenciones han mejorado. La Mole se ha puesto a la altura de los eventos que se realizan en Estados Unidos y en la cual Edgar Delgado casi siempre es un invitado. En una de ellas, me comentó que posiblemente los Valiants tendrán un tratamiento similar, posiblemente en este 2015. También está el Festo (heredero en espíritu, si no en formato, de la Conque), donde podemos ver que hay una nueva escena de creadores nacionales con muy buenas propuestas. Una editorial que ha surgido dentro de este nuevo movimiento es Fixión, que está publicando Nómadas del yermo y Turbo desafiante y que, también este mismo año, sacará a la venta una edición en español de Ultraduck. De hecho será en marzo, dentro del marco de la Mole, que el buen Pato estará vendiendo (y firmando, como es costumbre) estos volúmenes. Aunque si no pueden esperar, ya se está haciendo la preventa en línea.

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Así que si no fueron de los pocos afortunados que consiguieron la primera versión de Cygnus en blanco y negro, se perdieron de la versión a color que lanzó Toukan y no se enteraron de cuando Arcana sacó a la venta el remake gringo, ahora es cuando pueden hacerse de su copia de Ultrapato y ser partícipes de esta gran aventura.

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pokAdrián “Pok” Manero, tras años como lector asiduo, decidió que el siguiente paso en su manía consistía en elaborar sus propias ficciones. Se dedica compulsivamente a leer comics y libros y a ver películas, quisiera ser como los gatos y disfruta escribiendo sobre sí mismo en tercera persona.

@PokManero