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CUANDO ERES TÚ

(y alguien más)

 

Edna Montes

 

Estábamos junto a la fogata, en ese momento cliché para asar bombones y contar historias de terror. Es como el huevo y la gallina: no se sabe si pasó primero en Hollywood o en la realidad, pero ahora son indivisibles. «Todos tenemos al menos un doble en algún lugar del mundo», dijo mi amiga. Otra persona había escuchado que podrían ser hasta siete. La pregunta obligada no tardó en salir: ¿Te gustaría conocer a tu doble? Mi respuesta fue un «no» rotundo. Esa noche me costó dormir; me quedé mirando el techo de la tienda de campaña con la idea del siniestro doble en mi cabeza, preguntándome por qué a los demás la idea les resultaba emocionante.

"How the met themselves", Rossetti (1864).

«How the met themselves», Rossetti (1864).

Pocos monstruos me inquietan tanto como el Doppelgänger. Es una criatura menos explotada en la ficción si la comparamos con los vampiros, zombis u hombres lobo. Me pregunto si será porque se trata de una criatura menos «glamorosa», o porque de verdad es incómoda y mucho más aterradora. Los otros son más sencillos de descubrir: están sus colmillos, sus pieles cayendo a trozos o sus metamorfosis en luna llena. El Doppelgänger es aterrador porque es uno mismo, se construye de todas esas cosas que nos dan identidad, nos definen como personas. Si tú eres el monstruo, ¿cómo se supone que lo distingas de ti y lo enfrentes? Tras muchas historias en las que la gente «normal» persigue y lincha al diferente, la idea de ser uno mismo el perseguido no es nada tentadora. Ese doble ficticio es una especie de espejo cruel que nos obliga a ver todas esas partes sombrías de nosotros, aunque en el día a día tratemos de esconderlas en lo más profundo de nuestra psique.

Mi primer Doppelgänger literario apareció en un cuento de Edgar Allan Poe, “William Wilson”. El angustioso viaje del protagonista nos llena de inquietud justamente porque todo aquello que confirma su identidad se le arrebata cuando se replica en su doble. William se enfrenta a su propia consciencia, que no por ser benigna es menos intimidante o terrible.

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Luego me llegó la horrenda persecución de Medardo a manos de su Doppelgänger en Los elixires del diablo de ETA Hoffmann. Calvino, Cortázar, Dostoievski y Saramago son tan sólo algunos de los escritores los cuales se han rendido ante el poder que evoca la historia de los dobles.

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La noción del Doppelgänger la heredamos del folclore nórdico; las viejas leyendas dicen que si ves a tu doble se trata de un augurio de muerte. El término como tal se usó por primera vez en la literatura en una novela romántica alemana de 1796. Ese Otro, ya sea corpóreo o invisible, está presente tras cada uno de nuestros pasos, e incluso dentro de ellos. Es una amenaza real en tanto que nos priva de nuestra identidad y con ella se lleva nuestra misma esencia. Si dos seres idénticos se encuentran, ¿cuál de ellos muere en realidad? A mí me da por pensar que es el primero en notar que su identidad ya no lo distingue como alguien único, el primero en convertirse en “nadie”, el primero en perder aquello que lo define. Más allá de la muerte física, llega primero la muerte del “yo” que conocemos.

Hay quienes opinan que el Doppelgänger es la forma con la cual la ficción explicó por primera vez algunos trastornos psiquiátricos como la esquizofrenia. También afirman que es una forma rudimentaria de la “sombra” de Carl Gustav Jung en el terreno de la psicología. Podría tratarse de la aprehensión que nos produce pensar en cómo nos ven los otros. El miedo a esta figura se finca en que TÚ podrías ser el monstruo en cuestión y la víctima a la vez.

"Doppelganger", Sarah Snazell.

«Doppelganger», Sarah Snazell.

Como no podía limitarse a un solo terreno, el Doppelgänger ejerce al mismo tiempo terror y curiosidad en las personas. Ahora ya no es necesario esperar a ese fortuito encuentro que tal vez nos condene a la muerte. En una era digital donde se acortan las distancias, ya existe gente ansiosa por encontrar a uno de sus dobles o incluso a los siete que cuenta la leyenda. Hay sitios en los que puedes inscribirte esperando dar con alguna coincidencia, como twinstrangers.com

Ahora ya no me asusta tanto toparme con mi Doppelgänger, aunque tampoco estoy por la labor de usar la tecnología para descubrirlo. Tal vez he asumido que ese elusivo doble siempre está allí, mirándome en el otro lado del espejo cada mañana o colándose entre mis letras. Eso sí, si algún día aparece con ganas de pelea, espero que esté preparado para mí.

 

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ednaEdna “Scarlett” Montes
Lectora, escritora y friki irredenta. Egresada de Miskatonic con tarjeta de cliente frecuente en Arkham. Tiene tantos fandoms que ya hasta perdió la cuenta. Divaga mientras espera que Cthulhu despierte de su sueño en R’lyeh o al fin le entreguen su TARDIS; lo que ocurra primero.

@Edna_Montes