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PREVISIONISMO PORVENIRISTA

VII

Emiliano González

Primera parte

Segunda parte

Tercera parte

Cuarta parte

Quinta parte

Sexta parte

 

La armonía de las razas humanas y del día y la noche está ausente en el futurismo. El porvenirismo surge en España como reacción ante el agresivo futurismo italiano, a favor de “la guerra ––sola higiene del mundo––, el militarismo, el patriotismo, el gesto destructor de los anarquistas…”

El futurismo es precursor de la tendencia punk, anti-subterránea y en contra de los Beatles y los Stones.

Los elementos que el futurista Marinetti ataca son el rayo de luna, el éxtasis y el sueño, elementos románticos, simbolistas y decadentes que podemos hallar dispersos en todos los escritores baudelerianos, y que Verlaine incluye juntos en su soneto “Claro de luna”, el primer poema de Fiestas galantes (1869). Los rayos de luna provocan el sueño de los pájaros y el éxtasis de las fuentes. En el poema, animales y minerales, naturalmente ensoñatorios y extáticos, son percibidos por una sensibilidad afectada y maligna que necesita una guía psicológica y carece de ella.

Usando la retórica, el autor oculta su sensibilidad enferma.

Verlaine muestra un defecto de masculinidad al presentar los mismos temas que Marinetti presenta después con exceso de masculinidad, gritando: “¡Muerte al rayo de luna!”

Una buena versión que busca la intensidad, sin excesos ni defectos, de los mismos temas, es presentada por los Beatles en “Mr. Moonlight” (Señor rayo de luna), canción popular y sorpresiva. Sin embargo, nadie es perfecto. La perfección es sólo una ilusión estimulante, pero es muy humano tratar de corregir excesos y defectos.

Verlaine, creativo y destructivo, excesivo y defectuoso como el dios Zeus, es amanerado en su obra, pero asimismo es macho agresivo en su vida, al disparar contra Rimbaud. El irracionalismo del autor de Fiestas galantes ya anuncia las locuras del autor de Mafarka.

Desde el punto de vista de la Poética aristotélica, Verlaine no es intenso en su piedad sino excesivo, cursi, provocando la crueldad de Marinetti. Este último ignora, como Aquiles, que juega un papel homosexual indirecto, pero activo, al proponer la guerra y lo destructivo en vez de la paz y lo creativo. Afirma Gide en Corydon (1925) que los países más bélicos son los más homosexuales. Platón en la República y los futuristas prefieren la guerra como control de la natalidad en vez de variaciones eróticas anti-conceptivas y heterosexuales.

José Juan Tablada en su poema “Comedieta” ––publicado cinco años antes del manifiesto futurista–– une la muerte y el rayo de luna, pero para originar un poema macabro, que nos recuerda el cuento macabro “El rayo de luna” de Bécquer. En el poema de Tablada, el celoso Pierrot quiere ahorcarse en un rayo de luna.

El dibujante ruso Erté, al presentarse como “Clair de lune”, en un baile de disfraces del club deportivo de Monte Carlo, en 1922, es un travestido, con perlas y plumas blancas, digno de la poesía de Verlaine. Sin embargo, pretende ser satírico y gana el primer premio. Muchos años después, el artista subterráneo Alan Alridge le solicita a Erté un dibujo para el libro Los Beatles ilustrados (1969). En el arte de Erté hay mucha sexualidad sublimada pero también sensorialismo convertido en sensualismo. Igual que Ronald Firbank, Erté ha sido llamado homosexual, a pesar de que su obra gráfica, como la obra literaria de Firbank, es un continuo homenaje a la mujer. En los dibujos de Erté hay simetrías y contrastes propios del arte místico.

Lejana del inmoralismo y cercana a la decadencia de Wilde, pero concibiéndola a la manera del siglo XX, la modista inglesa Mary Quant se muestra porvenirista al estar en contra de la guerra, como Erté, y al proponer la falda corta, e incluso la mini-falda, en vez del modelo victoriano, represivo, de la falda larga. La moda no es social ni anti-social sino personal y artística, tal y como la concibe Quant. La belleza física de sus descendientes mentales propicia el éxtasis y el sueño.

Mary Quant

Dos antologías, con portadas eróticas, publicadas en Panther Books y editadas por Michel Parry, Extraños éxtasis (1973) y Viajes de sueño (1974), incluyen cuentos de fantasía, horror y ciencia-ficción, todos del siglo XX, acerca de drogas, reales o imaginarias, paradisiacas o infernales. Entre los cuentos hay uno de Clark Ashton Smith en que un patrón billonario le encarga un bajo-relieve futurista a un escultor y éste toma una droga plutoniana, mezclada con un vino marciano, droga que le permite ver el pasado y el futuro, y el escultor se vuelve un ojo abstracto en el espacio… pero antes de encontrarse con el patrón, en un club, es golpeado fatalmente por un asesino. En el cuento “Las píldoras del sueño” (1920) de F. H. Davis, un profesor dedicado a Shakespeare se vuelve el inventor de “Las píldoras del sueño”, hechas con una droga que permite a la gente soñar todo lo que desea, es decir, realizar todos sus deseos en sueños. Una fábrica es construida para producir las píldoras y éstas son puestas en cajas que son distribuidas generosamente. El auge de las píldoras aspira a ser una especie de culto religioso. Pero el profesor no logra eliminar las pesadillas ni la muerte, y al final quiere detener la distribución de las píldoras, que en realidad son peligrosas. Y es que consisten en una mezcla de hashish, opio, un enigmático veneno hindú y un bizcocho concentrado, ligero y esponjoso. Toda mezcla de hashish y opio es peligrosa. La amapola, en la leyenda eleusina, forma parte de un intento frustrado de darle la eternidad a Triptolemo, hijo del rey de Eleusis. Demeter lo cura de una fiebre y quiere hacerlo inmortal, mezclando jugo de amapolas con leche y colocando al niño en las llamas, pero la reina Metanira, viendo a su hijo en peligro, se asusta y lo levanta, impidiendo el hechizo. Triptolemo es mortal, aunque, gracias a Demeter, es recordado siempre como protector de la agricultura. En el cuento “El suero de la vida” (1923) de Paul S. Powers, el asistente de un doctor se ve condenado a un mundo en que la soledad consiste en ver y oír sin ser visto ni oído. ¡Y él deseaba la eternidad!… La droga que ha usado es una mezcla de cáñamo, cloral, varios narcóticos y extractos de glándulas cerebrales como la pineal. Con esa droga, el doctor Biuret logra separar la mente del cuerpo de su asistente, antes de la muerte, alcanzando así la vida eterna… en vez de la locura. Pero esa vida eterna es horrible. “Polvo de sueños de Marte” (1938), de Manly Wade Wellman, es un cuento paródico y raro: un liquen del pequeño satélite Fobos, pulverizado y semejante a las “píldoras del sueño”, al dar al durmiente los sueños más deseados, es conocido en la Tierra gracias a los comerciantes marcianos, y tiene gran éxito entre banqueros, amantes, filósofos y buscadores de experiencias nuevas y placenteras. Pero el Concilio Terrestre condena al polvo, sermonea, amenaza y alega. Una joven princesa egipcia de voz musical, llamada Isis, necesita el polvo, y para conseguirlo, el narrador viaja con ella a un lugar llamado Jacksonville. Con mucho polvo Isis quiere hallar un antídoto para despertar a su padre, un accionista importante, de un largo sueño, en que lo ha hundido, con el polvo, Xaol, un marciano tentacular que pretendía adueñarse de sus bienes. Isis logra despertar a su padre, usando un antídoto descubierto por Xaol. En “La droga fantasma” (1923), A. W. Kapfer muestra el resultado de un experimento con una droga que consigue transportar la mente de un humano al cuerpo de un animal. El narrador es un científico que se ve metido en el cuerpo de un elefante y su ayudante se ve metido en el cuerpo de un tigre. Sin embargo, un elefante loco los ataca y aplasta al tigre. Cuando recupera su cuerpo, el científico ve a su ayudante muerto. La droga usada ha sido una mezcla de varios cerebros de animales recién muertos.

Estos cuentos muestran a la felicidad y a la eternidad rehuyendo a los humanos que pretenden alcanzarlas, como la estrella de mar con espinas de rosa que Gilgamesh logra conseguir pero que es robada por una serpiente, como las amapolas de Triptolemo, como la manzana de Eva en el jardín del Edén.

Estrella, amapolas y manzana son ilusiones engañosas que no dan eternidad ni felicidad y sólo el fracaso que implican es recordado para siempre por los humanos.

Villiers de l’Isle Adam elabora su novela La Eva futura (1886) para realizar el ideal de la narrativa decadente, mezclando ciencia y fantasía en su estilo. La réplica artificial del bello cuerpo natural de la burguesa Alice es impregnada de información humanista, pero un alma religiosa y escolástica la posee y la destruye. La andreida de Villiers, Hadaly, víctima de la fatalidad, es la base de María, la andreida fatal en el filme expresionista Metrópolis de Lang. La novela de Thea von Harbou que suministra el argumento para el filme está falseada por un cristianismo fanatista y didáctico, sin control poético alguno, que finalmente lleva a la autora al nazismo, y ese mismo tipo de cristianismo, en la novela Elois y Morlocks, lleva al autor, el dr. Clendábims (seudónimo el español Carlos Mendizábal Brunet) a ser enemigo de H. G. Wells, elaborando ciertas escenas que anuncian a los nazis, también enemigos de los libros de Wells.

La novela de Villiers es revolucionaria, es de ciencia-ficción, y satisface por completo las expectativas de los lectores de nuestros días, inclinados hacia formas apropiadas para los fondos. El éxtasis y el sueño de la poesía en prosa decadente alejan a la novela del futurismo y la acercan al porvenirismo. El hashish del edén subterráneo de Edison (fabricante de la andreida) anticipa el movimiento psiquedélico de 1967. Un capítulo presagia el cuadro “Desnudo bajando una escalera” de Duchamp y otros capítulos se adelantan a novelas modernistas y de vanguardia: La Venus mecánica de José Díaz Fernández…

Eva inmortal de Morales de San Martín…

Andréïda de Izquierdo Albiñana.

En Hélices (1923) del ultraísta Guillermo de Torre podemos leer estos versos:

Eva porvenirista

formada de copos atmosféricos

En sus mejillas siderales

yo vendimio los besos del horario

Y del horizonte dinámico

Cae la poma plenisolar

En la novela de Morales de San Martín, Eva, llamada Helena, da a luz de nuevo a Caín y Abel, a pesar de las prevenciones de un científico, y Caín es un niño agresivo y deportivo, Alberto, y Abel es un niño tranquilo y amoroso, Luciano. Los adultos que han enseñado a jugar al niño Alberto llevan la competencia deportiva al plano afectivo y la convierten en guerra. El niño sólo los imita: es el reflejo de ellos, y por ende odia a su hermano. La competencia no debe salir del deporte para invadir otros campos, dejando de ser amistosa y volviéndose enemiga. La literatura es sobre todo un trabajo, pero es asimismo un juego: imaginativo, no competitivo. Los premios literarios que no sólo destacan autores, sino que incluyen jerarquías, son un vestigio irracional de los tiempos de la República de Platón, pues estimulan la soberbia, la envidia y el odio. Pienso que las profesiones en general deben optar por el compañerismo y no por la competencia, base de las disputas de oficinas y escuelas.

Villiers para escribir su novela se inspira en la Biblia, pero también en la mitología griega: la primera mujer del mundo, Pandora, es creada por Hefesto con agua y barro, y Zeus le da una caja llena de males como dote al casarla con Epimeteo, hermano de Prometeo. Pandora es muy parecida a Eva: de ahí el personaje de Villiers. Las andreidas de oro que ayudan a caminar a Hefesto, cojo de los dos pies, implican una crítica a los padres crueles de Hefesto: a la madre Hera que lo arroja al mar cuando ve que es feo y deforme, y al padre Zeus que lo arroja hacia una isla cuando Hefesto defiende a Hera de los golpes del patriarca de los dioses, prepotente y abusivo. La previsión le permite a Prometeo ver en el futuro el derrocamiento de Zeus, cuando el verdadero Dios ocupe su lugar, y la esperanza le permite soportar al águila torturadora enviada por Zeus: dios maniqueo, creativo y destructivo.

Entre Pandora y Eva está el génesis de la novela de Villiers.

Caín, un hijo criminal ––visible en las obras del decadente Baudelaire y del autor beat A. Trocchi–– es uno de los muchos males nacidos después de la mordida fatal de Eva.

El cuento “El extraño” de Lovecraft muestra el horrible encuentro del autor consigo mismo y la droga engañosa que lo calma, el “nepente”, recordándonos el poema en prosa Igitur (1870) de Mallarmé.

En el sombrío castillo de sus antepasados, Igitur arroja los dados en lugar de ingerir la sustancia contenida en la redoma de vidrio: el veneno que contiene a la Nada.

Según Igitur, en su delirio, el golpe de dados puede abolir el azar. Trata de hacerlo y fracasa. Lo que sin duda logra es una predicción, de la que depende la vida de su familia.

En toda jugada hay algo imposible: “el cubilete es el Cuerno del Unicornio”, dice Mallarmé, “pero el Acto se realiza”.

No es posible negar el azar con el azar mismo, afirma el poeta en sus versos enigmáticos y silencios, reunidos bajo el título de “Un golpe de dados nunca abolirá el azar”.

Al agitar los dados Igitur niega la inmovilidad de la muerte.

El grimorio, por su parte, niega el azar y la palabra humana ha sido olvidada en el libro de magia. El pensamiento, a su vez, ha sido olvidado en un luminar que aclara el sueño donde está el personaje.

El azar es la Nada y la voluntad humana de arrojar los dados e sale del azar, aspira al Ser y lo logra. Sin embargo, los dados caen azarosamente y sólo por casualidad ––o delirio–– se realiza la predicción deseada.

La poesía es la única manera de suprimir el azar, de sustituirlo por la voluntad humana, impregnada de deseo.

Eco del objeto, sombra, la metáfora es vaga. El objeto es siempre sugerido, nunca descrito del todo. El procedimiento de Mallarmé es indirecto. Gracias a la metáfora, la Nada logra afirmar los contornos del Ser y permite su definición.

Para Mallarmé el azar es la Nada y la voluntad es el Ser.

En los ancestros (que llaman a Igitur obedeciendo  un instinto de muertos que desean compañía) hay voluntad de oscuridad y de azar. Quieren apagar la llama de la bujía que permite la lectura del extraño grimorio.

Pero Igitur se niega.

Finge beber el veneno contenido en la redoma y bebe sólo agua marina: la gota de Nada que le falta al mar, emblema de algún raro electuario, “nepente” o loto venenoso. Igitur se siente niño de nuevo y, desobedeciendo a la madre ––que le ha prohibido jugar a los dados en la tumba–– Igitur hace su voluntad y arroja los dados para repetir ese ritual personal e íntimo en su edad adulta y hacer magia.

Une comedia y tragedia.

En Igitur se mezclan tiempos ––anticipando los Cuatro cuartetos de Eliot–– y también se mezclan poesía en prosa y filosofía, en un escenario de horror gótico. El miedo puede ser también filosófico, no sólo narrativo o poético.

Igitur siente horror ante el fantasma que es su propia imagen en el espejo: doble, sombra, ilusión o eco. La inutilidad virgen de la Nada brota en los reflejos, en las duplicaciones del cuerpo y del alma, que son expresiones del Ser.

Aunque parte de algunas imágenes figurativas ––apreciables en la pintura de Khnopff–– la poesía de Mallarmé es, en general, abstracta.

El péndulo del reloj accede a lo abstracto cuando se transforma en sonido: ya no es forma, es fondo, y al llegar al oído se subjetiviza.

El sonido dorado del reloj es luego eco, es decir, fantasma del sonido. El fuego del diamante del reloj es “una joya nula de ensueño”. Es la única joya que sobrevive de la Noche eterna, o sea, de la Muerte, que es también la Nada.

La Noche es como un fantasma del día, la luna es eco del sol. En la supervivencia de todo fantasma, de toda sombra, hay Eternidad. El trayecto del tiempo, aunque audible, es invisible. Los sonidos de los segundos son testimonios reales del paso del tiempo, irreal, interno.

Continuará…

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Emiliano González

Autor de Miedo en castellano (1973), Los sueños de la bella durmiente (1978, ganador del premio Xavier Villaurrutia), La inocencia hereditaria (1986), Almas visionarias (1987), La habitación secreta (1988), Casa de horror y de magia (1989), El libro de lo insólito (1989), Orquidáceas (1991), Neon City Blues (2000), Historia mágica de la literatura I(2007) y Ensayos (2009).

 

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