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PREVISIONISMO PORVENIRISTA

VIII

Emiliano González

Primera parte

Segunda parte

Tercera parte

Cuarta parte

Quinta parte

Sexta parte

Séptima parte

 

El poema Igitur es un resumen efectivo de la situación de Mallarmé como simbolista, logrando avances y anticipando nuestro propio porvenirismo. El Quijote sedentario de Mallarmé, Huysmans, González Martínez y Manuel de la Parra ––Quijote con cierto elemento de Hamlet– se convierte con los años en el Quijote ambulante de novelas como En el camino de Kerouac: una mezcla de bien y de mal, de porvenirismo y de futurismo, que ––como ya he dicho antes–– influye sobre la música popular. La primera canción acerca del libro es de 1959 e implica un rechazo: “Vuelve al camino, Jack”, dice Ray Charles, y hace una crítica al maltrato en la relación amorosa. En los 60’s surgen canciones subterráneas y psiquedélicas que muestran intentos frustrados de modificar, en la vida real, el argumento de la novela de Kerouac y de volverlo mejor, impidiendo que el azar anule a la voluntad.

En el filme El mundo está loco, loco, loco es parodiado Kerouac: un beatnik se va con su mamá y abandona a una erótica joven. La serie de TV Ruta 66 es un intento de disminuir, suavizar o eliminar el elemento anti-social de En el camino, a juzgar por un programa que vi en la pubertad, y que recuerdo por la hamburguesa que aparecía e éste.

En la canción “Ruta 66”, los Rolling Stones recomiendan al conductor que planea ir en coche al Oeste seguir el buen camino, la autopista 66, hacia varios lugares de EEUU y hacia México.

En “Nostálgico blues subterráneo” del disco Autopista 61 Revisitada, Bob Dylan asimila y transforma el tema de Kerouac y aconseja no robar.

En “Paseo de la desolación”, del mismo disco, Dylan recuerda las críticas a Pound hechas por Eliot, cuyas sirenas figuran en la canción, sirenas que no cantan en el poema de Eliot ni en la prosa del mexicano Torri aparecida, curiosamente, el mismo mes y el mismo año.

El personaje de la canción “En el camino otra vez” de Canned Heat, está cansado de llorar y no tiene mujer. La primera vez que viajó, bajo la lluvia y la nieve, no tenía dinero ni sitio adónde ir. Cuando era bastante joven su madre lo abandonó, diciendo: “Señor, ten piedad de mi hijo maligno”. Pero él no ha deseado el llanto de su madre.

El personaje de “Lodi” de Creedence Clearwater Revival anda en el camino y busca, en vez de una perla (como el narrador de la novela) fama, dinero y un corazón de oro. Sin embargo, no puede encontrar nada: cada vez que trata de salir de Lodi, se ve atascado en ese lugar de nuevo. Lodi es una transformación del personaje Cody (Neal Cassidy) en un lugar misterioso pero molesto.

“A veces pienso en…” de los Blues Magoos es una canción espectral en que el personaje recuerda a la gente vieja de su pueblo y el camino de doce millas que acostumbraba recorrer. A veces piensa en la joven llamada Willie Jean, preguntándose si logró bajar hasta New Orleans. Con ella miraba botes de río desde una orilla herbosa, bebiendo agua caliente de un tanque cercano a las vías férreas. El personaje le pide a Willie Jean que vuelva a casa para ayudarlo. Resulta atractiva esta variación en que la compañera es una joven extraña. Sin embargo, él está infeliz al haber sido abandonado. La joven no ha sido temerosa ni temeraria, y aunque parece imaginada, bien podría ser real, en una época de viajes iniciáticos (1966).

Se ve el empeño que han tenido los grupos musicales de transformar un libro conflictivo que ocupa el lugar de Los vagabundos del Dharma en la lista de clásicos modernos de la editorial Penguin Books.

La palabra “clásico” es maniquea pues puede implicar permanencia de un libro bueno o solemnidad de un libro malo considerado bueno por los dirigentes de la República de Platón. La inclusión de libros de Nietzsche en la lista de clásicos antiguos de Penguin Books permite conocer al enemigo y en el primero de ellos, El origen de la tragedia, el prologuista nos advierte que el autor traiciona al dialéctico Sócrates desde el principio de sus obras. Los libros irracionalistas, aunque sean muy nocivos, no deben ser ignorados ni destruidos porque es necesario conocer los caminos mentales de sus autores para evitarlos.

Las canciones “Ve a través de cualquier ventana” de los Hollies

y “Filósofo” de Yellowstone & Voice incluyen gente, niños, conductores en los caminos dejando caer sus cargas y viajeros deshaciéndose de sus pesos para ver adónde va el filósofo. Estas canciones evidencian de nuevo el empeño de hacer mejor el argumento de Kerouac.

“Friedrich Nietzsche mató a Jim Morrison”, dice Ray Manzarek, de los Doors, un grupo que hizo lo posible por encender el fuego del amor, no el de la guerra, propio de Heráclito y Zaratustra. El riesgo como forma de vida y el anti-social considerado como héroe social provienen de Nietzsche. “Hay un asesino en el camino”, dice Morrison en la canción “Jinetes en la tormenta».

El Quijote sedentario de Huysmans, no físico, buscando su curación con medicinas y libros (al revés del personaje de Cervantes) se ha vuelto de nuevo ambulante, pero tratando de acompañar su camino físico con un camino mental cuerdo, lúcido. Para lograrlo debe abandonar por completo la locura profana y entregarse a la sagrada, a la poesía. A través de los años, con gran lentitud, va logrando su propósito. Variaciones del tema de Kerouac, hay tres filmes significativos, dos de ellos trágicos y uno cómico: Easy Rider,

Zabriskie Point

y Les valseuses.

En el primero, dos jóvenes viajeros, con una pequeña fortuna lograda ilegalmente, tratan de conseguir “La perla” en Nueva Orleans y uno de ellos encuentra la muerte en motocicleta (tal vez confundido con uno de los Hell’s Angels); en el segundo, un viajero, piloto de un avión robado, es liquidado al final (este avión, pintado como el camión de Ken Kesey, de modo psiquedélico, muestra el fracaso del viaje mágico, misterioso y aéreo); en el tercero, dos jóvenes sensualistas tienen una fabulosa aventura con una joven en un tren, pero luego se arriesgan al entrar en una casa, no a robar sino a olfatear los calzones de la joven ausente. Después del amor hay un riesgo (igual que en Zabriskie Point) que por suerte no resulta fatal. Estos tres filmes señalan lo anti-social como el elemento más negativo en la trayectoria de los personajes subterráneos.

La perla deseada y perdida en la novela de Kerouac nos recuerda el poema de Martí sobre una mujer y una perla irrecuperable. Pero esta vez es el hombre el que pierde la perla y no la pierde en el mar sino en una pugna entre azar y voluntad. La perla y el riesgo se ven unidos en las narraciones de Hernández Catá y de Steinbeck.

Los viajes al infierno nos hacen pensar en lo opuesto, en Subida al cielo, un filme de Buñuel: muestra el camión y las curvas que conducen al Paraíso. Hay estímulo y sorpresas para la gente de cualquier época en los camiones mágicos de los Beatles y de los Who.

Vehículos ideales o utópicos traslucen la necesidad y el deseo de transportes verdaderamente humanos, lejos del aburrimiento y de la tortura física de las acumulaciones automovilísticas, transportes que aparte de llevar a la gente de un lugar a otro ofrecen una cálida subjetividad. “El ómnibus celestial” de E. M. Forster es un cuento precursor del movimiento subterráneo. Está escrito en una buena época del autor, que combate excesos y defectos y nos ofrece una versión moderna del escudo de Aquiles al contrastar a la guerra con el amor. En el ómnibus celestial es transfigurada la prosaica realidad.

El modelo de Forster es “La vía férrea celestial” de Nathaniel Hawthorne, aunque en el cuento del autor americano el tren llega hasta un río, los personajes alcanzan el último Paraíso en transbordador y el otro mundo nos recuerda nuestro propio mundo, a diferencia del mundo irisado descrito por el autor inglés. Como Toulet al final de su traducción de El gran dios Pan de Machen, Forster al final de su cuento pone TELOS, que en griego significa FIN.

En nuestros días, la velocidad mal usada, deficiente o peligrosa y los amontonamientos de autos nos alejan del Paraíso.

El poeta argentino Raúl Núñez en su poema en prosa The magic bus observa: “Le tiraban piedras en los caminos querían detenerlo en las fronteras, pero The magic bus agitaba su gran barba de flores y un extraño olor o viento de humedad llenaba el aire y hacía soñar a todos”. Añade: “Las muchachas se desnudaban y corrían hacia el mar y se tocaban los senos amarillos”. El camión era “un viejo hipopótamo” y llegaba a Dream City “enredado en luces y volvía a vagar por la ciudad vestida de té mágico”.

Raúl Núñez, autor de San John López del Camino (1971), Juglarock (1972) y otros libros, enfoca lo anti-social como elemento caótico, destructivo en el mundo cósmico de la libertad y el amor.

Raúl Núñez

Continuará…

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Emiliano González

Autor de Miedo en castellano (1973), Los sueños de la bella durmiente (1978, ganador del premio Xavier Villaurrutia), La inocencia hereditaria (1986), Almas visionarias (1987), La habitación secreta (1988), Casa de horror y de magia (1989), El libro de lo insólito (1989), Orquidáceas (1991), Neon City Blues (2000), Historia mágica de la literatura I(2007) y Ensayos (2009).

 

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