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PREVISIONISMO PORVENIRISTA

III

Emiliano González

Primera parte

Segunda parte

 

 

Los libros de Mirlees y de Ballard nos llevan a Clark Ashton Smith, autor consagrado al éxtasis y al sueño (a diferencia de los futuristas) y que puede ser llamado surrealista e incluso porvenirista, en sus poemas y en sus cuentos. La literatura de Smith incluye mujeres hermosas, monstruos perversos, visiones impresionantes y drogas paradisiacas o infernales (en “El laberinto de Maal Dweb” un mago convierte a los hombres en monos con una droga hecha con flores). El horror y la belleza se mezclan armoniosamente. Veamos algunos cuentos.

Clark Ashton Smith (1893-1961)

En “El sátiro”, un poeta, enamorado de una condesa de ojos dorados, se la lleva al bosque y el rostro de Pan surge entre los follajes. El sátiro rapta a la condesa antes de que el conde –el marido engañado– mate a la pareja. El cuento parece inspirado por dos dibujos del modernista Julio Ruelas: uno en que un sátiro carga a una mujer y otro en que la muerte amenaza a una pareja. En “El desentierro de Venus” un jardinero religioso descubre una estatua de Venus en el jardín del monasterio y cuando otro religioso pretende destruirla, es atrapado: la Venus lo sofoca entre sus brazos de mármol. Escrito en contra de las mojigatas monjas, el cuento es una variación original de “La Venus de Ille” de Merimée. En “El abad negro de Puthuum”, un arquero y un lancero se dirigen hacia un punto “situado más allá de Izdrel” para obtener a una doncella de hermosura celestial que el rey Hoaraph quiere tener en su harén. Encuentran al sufriente Uldor, condenado al infierno, ya que ha tenido un hijo con una lamia: otro abad negro, Ujuk, de gran crueldad. Uldor ha sido condenado a presenciar esa crueldad y por eso desea la muerte, y la obtiene del arquero. Al final el arquero y el lancero, que se han enamorado de la joven deseada por el rey Hoaraph, se la disputan echando suertes. Pero ella prefiere al lancero y se une con él. En “El jardín de Adomfa”, un rey y un enano tienen un jardín cerrado con injertos de vegetales y humanos. Estos últimos han sido enemigos y al ser eliminados han ido a dar al jardín, como materia prima para lograr venenos y drogas siniestras: más armas contra los enemigos. Una odalisca atrapa al rey, mientras los vegetales humanos lo atacan con las uñas. La muerte de la odalisca se ve seguida de su mutilación: el rey le corta las manos y alimenta al árbol en que las pone con el cuerpo de ella como abono. Al final, mientras las manos lo acarician, las uñas de las plantas humanas lo hacen sangrar. En “Las mujeres flores”, Maal Dweb es un mago narcisista y pigmalionista rodeado de autómatas que siempre le dan la razón, de monos silenciosos y de mujeres petrificadas que han sido vueltas así por un espejo parecido al escudo de Perseo. Maal Dweb ha tratado de conservar la belleza de las mujeres y de librarlas de la erosión del tiempo. Esta vez hace migas con unas mujeres-flores y finalmente las salva de la amenaza de ciertos hombres reptiles voladores, por medio de un vapor especial que surge de un caldero. Maal Dweb logra hacer involucionar a los hombres-reptiles y convertirlos en serpientes comunes y corrientes. Y así él también se libra de ellos. En “Vulthoom”, dos terrestres, un asistente de piloto y un autor de ficciones interplanetarias, son invitados por una entidad desconocida (llamada igual que el Diablo marciano) a volverse sus agentes o emisarios en la Tierra para introducir una droga perniciosa. Los dos terrestres son torturados y asesinados. En “El morador del abismo”, un ídolo que provoca sensaciones de opio, y el monstruo que ha servido de modelo para el ídolo, son descritos. Recuerdo que éste fue el primer cuento de Smith que leí. “El tejedor de la cripta” es sobre un vampiro luminoso y redondo, una esfera de luz que chupa la sangre de quienes han ido a recuperar la momia de un rey. El cuento es parecido a “El fuego de Ashurbanipal” de Howard. “Una cita en Averoigne” es un cuento efectivo sobre vampirismo, “Una noche en Malnéant” aborda el tema de la muerte de una mujer y las consecuencias inesperadas de ésta. “La ciudad de la llama que canta” nos muestra música de sirenas y otra dimensión, y “La brujería de Ulua” es una simple transcripción del episodio de la vida de Apolonio de Tiana narrado por Filóstrato, incluyendo únicamente algunos detalles imaginarios, cambios de nombre y lugares.

“Destejer un arco iris” (arruinar un bello misterio), como dice Keats en “Lamia”, se vuelve luego “el arco iris devorado por los gusanos”, como dice Shiel en “Xélucha”. Y en este caso el arco iris es la mujer fenicia del discípulo de Apolonio. En “El noveno esqueleto”, un hombre, que hace citas prohibidas con su novia, tiene una alucinación antes de una de sus citas: varios esqueletos con movimientos femeninos cargan el esqueleto de un bebé. El noveno esqueleto no trae nada y le señala una tumba vacía. Él se desmaya. Cuando recupera la conciencia, ve a su novia a su lado. Ha tenido una alucinación horrible, debido al amor prohibido. En “El coloso de Ylourgne”, el alma de un enano que ha sido maltratado ocupa un esqueleto gigante, fabricado con huesos humanos, y consuma su venganza. El monstruo es una mezcla de Orlando furioso, Leviatán, el monstruo de Frankenstein y King Kong. Este último monstruo se basa en “La isla de los muertos” del mexicano Carlos Barrera y en “La Isla que no estaba en los mapas” de Smith. “La historia de Satampra Zeiros” y “La puerta hacia Saturno” son cuentos de los mitos de Cthulhu, pero son cuentos paródicos, por lo exagerado del lenguaje y de los hechos descritos. El primero es sobre Tsathoggua y el segundo sobre Zhothaqqua. La poesía en prosa se ve acompañada por el humor, a veces negro. En el primer cuento, un ladrón cuenta cómo perdió una mano en un templo, debido al tentáculo de un espantoso ser. Smith tiene influencia de Las mil y una noches y nos lleva al Necronomicón. En el segundo cuento hay descripciones de lugares imaginarios, de formas de vida utópicas o distópicas. Los nombres impronunciables le añaden humor al asunto. Las selvas de hongos gigantes y los murciélagos purpúreos con ojos de rubí son imágenes alucinantes en estos cuentos.

En “El último encantamiento”, el archi-mago Malygris, en su torre negra, es viejo ya y le pregunta a su demonio familiar, una serpiente, si es posible traer de nuevo a la vida a su amada, la joven Nilissa, muerta de una fiebre misteriosa, justamente en la víspera de su boda. Malygris logra evocar la sombra de Nilissa, pero no consigue resucitarla. Esta sombra es difícil y desde el principio da la impresión de ser de otra, no de la amada que él deseaba. En “La muerte de Malygris”, el archi-mago desafía a la muerte, da la impresión de la vida, atendido por monstruos y familiares, y su poder es oscuro y horrible sobre el continente de Poseidonis. A pesar de su muerte, preserva un engañoso aspecto de vida, gracias a un hechizo. Su enemigo Maranapion quiere desprestigiarlo y anularlo. Dos hermanos ladrones quieren saber el horóscopo de sus fortunas. El oráculo es la muerte y la serpiente de Malygris los mata. Maranapion logra hacer que la putrefacción alcance a Malygris, pero éste logra que lo mismo les ocurra a sus enemigos, gracias a una vieja fórmula atlanteana. La influencia de Fausto de Goethe es evidente en este cuento, e incluso parece haber influencia de Nervo, del poema “Evocación”, en que el poeta llama a una mujer “del hondo misterio del pasado” y una reina extraña, de roja cabellera, recuerda su promesa del año mil y besa al poeta en la boca.

En “La sombra doble”, el discípulo y el maestro de hechicerías invocan sombras espantosas del pasado y se ven unidos a esas sombras. En “Una vendimia de la Atlántida”, unos bucaneros encuentran una jarra con vino atlante que da muy raros efectos, demasiado raros, pues provocan la locura. En “El devoto del mal”, un excéntrico inventa un aparato musical para captar “el mal perfecto que existe en algún lugar del cosmos”. El excéntrico se basa en Baudelaire, pues el poeta francés es citado, y se ve acompañado de una mulata hermosa y muda, Fifine. El excéntrico se llama Averaud. Logra captar el mal supremo y se ve convertido en estatua de ébano. La muerte, la corrupción y la oscuridad forman “un poder Medusiano infinito”. En “Las abominaciones de Yondo” el autor nos transmite poéticamente sus visiones. “Yondo se extiende, interminable, como la tierra de un sueño de hashish contra los cielos negros”.

En “La sibila blanca” es descrita la fascinación que la sibila ejerce sobre el poeta Tortha. La sibila se inspira en la reina de las nieves de Andersen. En “La cadena de Aforgomon”, un ocultista usa la droga sovvara, que permite ver las vidas anteriores, y pide al dios del tiempo que le conceda una hora otoñal con su amada perdida, y el dios se la concede, pero como antes ha blasfemado de modo imperdonable y ha invocado a un demonio para conocer el futuro, llenando de caos las horas de mañana, el ocultista es quemado con unas horribles cadenas. El cuento tiene afinidad con “Los perros de Tíndalos” de Belknap Long. En “El destino de Avoosl Wuthoqquam”, un prestamista avaro se ve atrapado por las innumerables joyas que pretende robar, ante el altar de Tsathoggua, dios monstruoso que lo devora. En “El demonio del hielo”, el cazador Quanga quiere poseer los rubíes del rey Haalor. Estos rubíes parecen gotas de sangre helados, y están en el pecho del rey, formando un triángulo: el signo real de los reyes de Iqqua. La codicia de Quanga es fatal, pues el demonio del hielo –el espíritu del lugar– es más poderoso que él y lo mata. En “Genius loci”, un escritor recibe la visita de un pintor que ha hecho dos dibujos de una pradera con un estanque, pradera que parece ser maligna: y en efecto: el lugar es un vampiro que ha matado al habitante previo y que esta vez mata al pintor y a su mujer. “La isla del hada” de Poe influye sobre Smith. El lugar chupa primero el alma y luego el cuerpo de quienes se acercan demasiado a él. El escritor imaginado por Smith es la próxima víctima. El cuento “El traslado”, de Blackwood, sobre un lugar vampírico, también influye sobre Smith. A diferencia de otros cuentos de vampiros de Smith, este deja una impresión abstracta, vaga, nebulosa.

En “La ciudad primordial”, las nubes –extrañas entidades elementales– han conquistado una ciudad e impiden que los humanos lleguen a ella. En este caso el espíritu del lugar es mineral. El cuento “La epifanía de la muerte”, dedicado a Lovecraft, es un “retrato imaginario” a la manera de Pater: el ocultista Tomeron invita al narrador a visitar las catacumbas de Tolemais, lugar en que Poe sitúa su cuento “Sombra” y que Bécquer transforma en Toledo para su cuento “La voz del silencio”. En el cuento de Smith, el ocultista desaparece en las catacumbas y en uno de los sarcófagos hay un cadáver idéntico a él. ¡Es Tomeron, entregado a la descomposición!… En “El que anda sobre el polvo”, un ocultista que invoca a Quachil Uttaus, “el que todo lo desmorona”, sufre la visita de ese dios monstruoso, mezcla de niño, de anciano y de aborto, de quien proviene el deterioro general de la casa y las pertenencias del ocultista. Y es que todo se vuelve polvo, incluso él, y al final queda sólo un montículo con las impresiones de los pies del dios monstruoso. Este cuento le inspira a Joseph Payne Brennan el argumento para su cuento “El guardián del polvo”, sobre una horrible deidad egipcia: Ka-Rath, muy similar a Quachil Uttaus. En “El regreso del hechicero”, Smith ilustra un fragmento del Necronomicon: “La voluntad de un hechicero muerto tiene poder sobre su propio cuerpo y puede hacerlo salir de la tumba y realizar cualquier cosa no realizada en vida”. El solitario estudioso John Carnby contrata a un secretario (el narrador imaginario) para que lo ayude en sus ocupaciones ocultistas. Los fragmentos de un cadáver andan por la casa y al final sabemos que son los vestigios de Helman, el hermano de Carnby, que ha sido asesinado y destrozado por su competidor en ocultismo. Y ningún encantamiento del Necronomicon ha podido evitar su regreso, para consumar su venganza.

En “El testamento de Athammaus”, el verdugo de la capital de Hiperbórea explica por qué fue abandonada esa ciudad, llamada Commorion. El criminal Knygathin Zhaum, del desagradable pueblo de los Voormis, es decapitado una y otra vez por Athammaus, volviendo siempre a la vida, pero sufriendo horribles transformaciones que lo acercan poco a poco a la monstruosidad ofídica o serpentina. Finalmente, el monstruo triunfa, de tal modo que la gente se ve obligada a abandonar la ciudad, y el verdugo Athammaus también se va.

Crueldades, imprudencias, codicias y excesos son los principales males en los cuentos de Smith.

“El tercer episodio de Vathek” es un curioso pastiche de Beckford en que Smith nos conduce al decadentismo, al modernismo, al edén subterráneo de Villiers de l’Isle Adam y a las aguas subterráneas de Gutiérrez Nájera. Pero siempre muestra originalidad. En el episodio el emir Abou Tahir Achmed le dice a su hijo una frase de política espartana: “No es leyendo poemas amorosos que los hombres son vueltos apropiados para gobernar a las naciones”. El hijo del emir, el príncipe Kalilah, es amado por su hermana. La frase del emir, contra la vida personal de los políticos, es usada esta vez contra los hermanos incestuosos, de tal modo que parece tener razón. Sin embargo, no la tiene. El emir es cruel y arriesga al príncipe obligándolo a cazar leones, que matan a los acompañantes y casi lo matan a él. Su hermana lo revive con el jugo de un fruto especial. Pero, de cualquier modo, los hermanos son condenados al infierno de Eblis, en donde sus corazones arderán con el fuego eterno y se angustiarán con “la llama que está en el éxtasis de los demonios”. En “La progenie sin nombre”, cuento de los mitos de Cthulhu, hay necrofilia y bestialismo, simbolizados por medio del monstruo devorador de cadáveres que posee a una mujer. Ella da a luz a un monstruo idéntico, que finalmente se va al mundo subterráneo de su progenitor.

El licántropo y la bruja van juntos en la literatura, desde el hombre convertido en lobo por Circe hasta el episodio del hombre-lobo unido al episodio de la bruja en el Satiricón, pasando por el licántropo hijo de Circe en la mascarada Como, de Milton, y por los licántropos y brujas de la novela Afrodita en Áulide de Moore, intentos felices de unir dos temas de horror. A estas incursiones de autores famosos en el mundo de las metamorfosis macabras podemos añadir el cuento de Smith “La encantadora de Sylaire”: el ermitaño Anselmo, estudioso y poético, es rechazado por demoiselle Dorotea, que se burla de él, llamándolo necio y burro. Sin embargo, Anselmo es aceptado por una bruja, bella y voluptuosa, a la que ha sorprendido bañándose, acechada por un lobo. La bruja es Sefora (nombre basado en Sophor d’Hermelinge, personaje de Catulle Mendes). Luego resulta que el lobo es amigo de ella: la obedece y la sigue. Y es que antes el lobo ha sido un brujo, amante de ella, que lo ha convertido en lobo, harto del hombre y de sus brujerías. Sefora es una lamia que tiene vampiros por sirvientes y que ha tenido jóvenes amantes. Sefora es en realidad vieja y horrible. Malaquías (el hombre-lobo) le regala a Anselmo un espejo mágico llamado “El espejo de la Realidad”, que refleja las cosas tal y como son, eliminando las ilusiones engañosas. El espejo refleja el rostro espantoso de la vanidosa y pedante Dorotea, que huye. Pero Anselmo se niega a ver el verdadero rostro de Sefora, a la que ama, y arroja el espejo al antiguo foso de Sefora.

Basado en la novela del modernista español Cristóbal de Castro, Láis de Corinto (1913), en que aparece la isla de las Profanaciones, el cuento de Smith “La isla de los torturadores” resulta original y raro. Fulbras, el joven de Yoros, huye de la Muerte Plateada –una peste horrible– pero va a dar a Ucastrog, la isla de los Torturadores, en que sufre diversos dolores (entre otros el engaño de una joven que fingía amor por él) y muere. Sin embargo, la Muerte Plateada alcanza a los injustos torturadores. “La carta de Mohaun Los” es una nueva versión de La máquina del tiempo de Wells, y a pesar de ser bastante anecdótica, incluye raras descripciones, como la de un jardín submarino que nos recuerda un poema de John Barlas y que anticipa la canción “El jardín del pulpo”, de los Beatles. En “El amor eterno”, un hombre viaja a la eternidad en un cilindro que ha construido. El lenguaje, excesivamente científico, no ayuda mucho. Ciertos seres eternos se compadecen del viajero y lo devuelven a su laboratorio. En “El amo de los cangrejos”, dos hechiceros van en busca de un tesoro de joyas y libros que está en la isla de los cangrejos, isla que tiene una forma monstruosa. En la isla vive el hechicero negro Sarcand, que domina a los cangrejos gracias a un anillo mágico, y que finalmente resulta víctima de los cangrejos, pues el principal hechicero, al cortarle la mano, le ha quitado el anillo. En “El viaje del rey Euvoran”, un rey cruel tortura a un hechicero y éste hace que un pájaro disecado que el rey tiene en la corona cobre vida y se aleje del palacio, llevándose la corona de oro meteórico y piedras preciosas que es prueba de la validez del rey. Para recuperar su reino, el rey hace un largo viaje, lleno de aventuras, y finalmente se encuentra, como náufrago, en una isla llena de pájaros iguales al pájaro disecado de su corona. El rey mata a uno de ellos y encuentra a un hombre que no lo reconoce como rey, en esa isla lejana, que lo amenaza y que lo invita a comer pájaros para siempre. El cuento es una versión terrorífica de El coloquio de los pájaros del poeta sufí persa Attar: de ese libro proviene la idea del viaje largo y arduo relacionado con los pájaros. En la obra persa, que es mística, los pájaros buscan al Simorgh y al final se dan cuenta de que ellos mismos son el Simorgh (emblema de Dios). El rey corrupto del cuento de Smith proviene de una de las historias contadas por Attar. La leyenda del ave Fénix, un pájaro “de fiera corona” según Smith, en un poema, también influye para la elaboración del cuento.

En “Los fantasmas del fuego”, un hombre, que se ha separado de su familia, regresa y ve que un incendio lo devora todo. Pero tanto las llamas como sus víctimas son fantasmas. En “La época oscura”, un laboratorio que es como una ciudadela se levanta en una eminencia: es el sobreviviente científico en una época bárbara y oscurantista. El hijo de uno de los científicos del laboratorio intenta recuperar la ciencia perdida, pero, al morir su amada, pierde la ilusión estimulante y se entrega a la vida semi-salvaje y convencional que vivía antes. El fragmento a curious eery fear me recuerda mi propio fragmento weird, supernatural fear en “Las bizarrías de Nusch Cavalieri”, de Los sueños de la bella durmiente. En “Ubbo-Sathla”, un cristal esférico y luminoso, que ha sido de un mago hiperbóreo, es adquirido por Paul Tregardis (aficionado a la antropología y a las ciencias ocultas) en una tienda de curiosidades. El cristal lo pone en contacto con el pasado más lejano, incluso con épocas pre-humanas, y Tregardis pasa por sus vidas anteriores, involuciona y se ve horriblemente integrado al cuerpo sin cabeza, órganos ni extremidades de Ubbo-Sathla, el principio y el fin: una masa informe que reposa entre limos y vapores. Este cuento es parecido a “La lámpara de Alhazred” de Derleth, por el objeto que pone en contacto con el pasado y al final desaparece junto con su poseedor. Ese objeto es emblema del atavismo, de la memoria ancestral que domina al humano. En “Las siete pruebas”, un anciano apestoso con ojos fieros le impone siete pruebas al cazador Ralibar Vooz (magistrado hiperbóreo), pruebas que forman el castigo más justo para él, que ha arruinado una invocación trascendente y que ha espantado a Aquellos que le habrían dado sabiduría al anciano. El cazador se ve obligado a pasar por moradas de dioses o seres monstruosos, que se niegan a devorarlo después de examinarlo. Destacan Tsathoggua, el dios vampiro con cuerpo de sapo negro y de murciélago, y Atlach-Nacha, el dios arácnido con cabeza humana, basado –como un monstruo de “El horror de Dunwich”– en un dibujo del libro Cuentos macabros del mexicano Alejandro Cuevas. En el cuento de Smith, el cazador muere al tratar de cumplir con la séptima prueba, pues la tela tejida por Atlach-Nacha resulta demasiado débil, después de haber soportado el peso de una especie de perezoso lleno de ojos.

En “La corte de Mohaun Los”, un millonario excéntrico, antes de viajar por el tiempo, siente “la emoción de un nuevo Colón o Magallanes a punto de navegar hacia continentes desconocidos”. Este fragmento nos recuerda el poema “El gran viaje” de Amado Nervo, en que están los versos: “¿Quién será en un futuro no lejano / el Cristóbal Colón de algún planeta?” En “La luz del más allá”, el pintor Dorian se inquieta ante un sepulcro con un montón de piedras y se pregunta si es una señal de descubrimiento y posesión de un Colón de Archernar aterrizando en nuestro planeta. Archernar es la principal estrella de la constelación austral del Eridano.

Las experiencias vitales de Smith son perceptibles en los recuerdos e impresiones de sus cinco sentidos. Ha asimilado la literatura universal, y sobre todo los libros americanos, ingleses, franceses, españoles e hispanoamericanos.

Continuará…

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Emiliano González

Autor de Miedo en castellano (1973), Los sueños de la bella durmiente (1978, ganador del premio Xavier Villaurrutia), La inocencia hereditaria (1986), Almas visionarias (1987), La habitación secreta (1988), Casa de horror y de magia (1989), El libro de lo insólito (1989), Orquidáceas (1991), Neon City Blues (2000), Historia mágica de la literatura I(2007) y Ensayos (2009).

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