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PREVISIONISMO PORVENIRISTA

VI

Emiliano González

Primera parte

Segunda parte

Tercera parte

Cuarta parte

Quinta parte

 

En la narrativa de Clark Ashton Smith y en la de Hope Mirlees hay premoniciones del movimiento subterráneo, no predicciones astrológicas, ya que ni Smith ni Mirlees conocieron ese movimiento, ni lo mencionaron en sus obras. Las premoniciones y las influencias de viejos autores se mezclan en el movimiento subterráneo.

En El desnudo 1900, libro publicado en 1976, Phillipe Jullian observa: “Los principios de la fotografía a color fueron establecidos desde 1869 por dos exploradores franceses simultáneamente: Charles Cros y Louis Ducos du Havron”.

Podemos afirmar que Charles Cros, decadente y simbólico, sensorial y sensual, es también porvenirista en sus poemas, entre ellos “Esquina de cuadro (sensación de hashish)”, poema del libro El cofrecillo de sándalo (1873), un libro precursor del movimiento subterráneo: “Tibio y blanco era el seno. / Toda blanca era la gata. / El seno levantaba a la gata. La gata arañaba el seno. / Las orejas de la gata / hacían sombra sobre el seno. / Rosa era la punta del seno, / Como la nariz de la gata. / Un signo negro sobre el seno / inquietó por mucho tiempo a la gata; Después, hacia otros ojos, la gata / Corrió, dejando desnudo el seno.”

Charles Cros

Los gatos que rondan los poemas de Baudelaire han inspirado estos versos raros, anteriores a los gatos que toman el sol sobre la hierba en las prosas de Rodó y de Lovecraft. Los elefantes y las selvas fragantes de los poemas de Cros dan origen a los sueños de Randolph Carter que describe Lovecraft, igual que la portada de un libro del mexicano Manuel de la Parra y un fragmento de Baudelaire sobre una cabellera fragante que sugiere una selva. El hashish está unido a la cabellera fragante de la amada en el poema de Cros titulado “Soneto madrigal”. El hashish y el erotismo de los poemas de Cros prefiguran a Clark Ashton Smith.

En el cuento “El último jeroglífico”, de Smith, la vaguedad de la intuición implica la muerte del astrólogo Nushain, famoso primero por su charlatanismo y lo inexacto de sus predicciones y luego por su autenticidad y lo exacto de sus predicciones. Este carácter maniqueo es también del genio Vergama, el más secreto de los dioses y el más críptico de los demonios. En el gran libro de Vergama hay dibujos de varios colores con hombres, monstruos, animales, constelaciones y otras cosas. Todos los dibujos se materializan, pero vuelven finalmente a ser jeroglíficos en el gran libro. Cuando el astrólogo descubre tres nuevas estrellas en la constelación del Perro (que ha presidido su nacimiento) tiene que ir a la morada de Vergama, pero no sabe a qué: la predicción es tan vaga que parece ser intuición y de hecho lo es.

Tres guías lo llevan a la morada de Vergama: una momia, un tritón y una salamandra, emblemas de tierra, agua y fuego. Estos guías aparecen en su horóscopo como jeroglíficos primero, se materializan después y al final se vuelven jeroglíficos de nuevo. El astrólogo acaba siendo el último jeroglífico: encuentra su destino, que es la muerte en la morada de Vergama. Notamos ahora que las tres nuevas estrellas eran sólo el astrólogo y sus acompañantes: un negro tuerto y un perro cruzado.

En la astrología, los buenos augurios son siempre motivos de optimismo para la gente y en cambio los malos acaban siendo invitaciones involuntarias a errores que se realizan por sugestión, por influencia del astrólogo. La persona, pesimista debido al mal augurio, intimidada por las amenazas del horóscopo adverso, cae en las redes del destino.

La intuición siempre lleva a la verdad.

En mi caso la intuición ha sido muy positiva al ser anticipo de una lectura, literaria o filosófica, en que hay celebración y crítica. En algunos pocos casos ha sido anticipo de un filme, un cuadro o una canción, o de algo ocurrido en la realidad. Ejemplo: María en bicicleta, diciendo “He llegado del palacio”, en mi obra El rey (trova-love) y años después mi amiga Marisa, en bicicleta, llegando del palacio de Chantilly, en Francia. Pero es un caso muy raro. En general, mis intuiciones son de lecturas. En mi obra, el personaje María traiciona a su amigo y luego se corrige, por medio de un acto significativo. En mi vida, mi amiga Marisa es cercana al principio y lejana después, aunque esa lejanía quiere ser positiva, para evitar la posibilidad de una doble personalidad, visible en todos mis compañeros y compañeras de viaje… durante el viaje o después de éste. El solo hecho de estar lejos de casa provoca el comportamiento neurótico o loco de algunas personas.

En mi obra El rey (trova-love) es mencionado Timothy Leary, porvenirista en sus escritos al estar en contra de la guerra y al tomar en cuenta el éxtasis y el futuro. Se pregunta quién desea ponerse high (alto), comer peyote o ingerir LSD, y se responde que los jóvenes, los creativos, los negros, los puertorriqueños y los indios norteamericanos. La clase media no desea ninguna droga y condena a todos los que tienen preferencias culturales y religiosas diferentes.

Mientras el alcohol y las anfetaminas estimulan el sistema nervioso, incitando furiosas actividades de juego, las drogas psiquedélicas estimulan otros centros nerviosos: contemplación, meditación, actitud sensual, preocupación artística y religiosa. La finalidad del LSD es la expansión de la conciencia y el descubrimiento de energías internas que el humano llama “divinas”. El éxtasis y la revelación lo aguardan. Toda la materia es energía. Al penetrar en la naturaleza esencial de la energía, el pulso del humano se une con el del cosmos.

Los más bajos niveles de conciencia son producidos por los narcóticos, los barbitúricos y el whiskey. Son mejores los niveles de conciencia somáticos y sensoriales que alcanza la generación más joven, al fumar hashish, al ser sensual y menos puritana que muchos norteamericanos viejos, los bebedores de whiskey de la clase media: “burócratas con narices azules que dirigen las agencias de narcóticos”.

La palabra “hippy” es una etiqueta de la sociedad de orden establecido para calificar “un proceso evolutivo profundo, invisible y subterráneo”. To turn on (encenderse, ponerse en onda) es establecer contacto con las antiguas energías y sabidurías que se fabrican en el sistema nervioso. To tune in (sintonizar) es expresar reacciones, ensueños y revelaciones en obras bellas, en armonía con el mundo exterior. To drop out (retirarse) quiere decir separarse del juego tribal, de los modos corrientes de ajuste social: mecanizados, computarizados, intelectualizados, televisados, etc. La experiencia del LSD no lleva a la pasividad ni al retiro: estimula un hambre divina de comunicación en nuevas formas y el deseo de vivir una vida mejor. “En cada generación de la historia de la humanidad, hombres pensativos se han encendido y se han zafado del juego tribal, y todo avance histórico ha surgido de la inexorable presión de hombres visionarios que se han declarado independientes”.

Timothy Leary

El nuevo estilo psiquedélico ha producido “no sólo un nuevo ritmo en la música moderna sino una nueva decoración para las discotecas, una nueva forma de filmar películas, un nuevo arte cinético, una nueva literatura, y ha empezado a revisar nuestro pensamiento filosófico y psicológico”. El culto del LSD ha provocado cambios revolucionarios en la cultura norteamericana.

Con el LSD el hombre a veces descubre con horror su existencia de robot y una relación con jefe, esposa y familia que está “estereotipada, vacía, carente de significado”, y empieza a buscar una vida diferente.

Cuando Leary se refiere a las energías divinas define las capacidades, y es que para Leary, como para un antiguo griego, la divinidad es la capacidad humana de realizar algo. La libertad y la armonía son las llaves para su religión y su política. La libertad es para “encontrar la potencialidad interna y desarrollarla sin coerción de una entidad política autoritaria, externa y centralizada”. La armonía es del cuerpo con la vida que lo rodea.

Leary es budista, hinduista y cristiano. Dice que la misa católica sigue pasos rutinarios, pues los que acuden a ella no pueden percatarse de que “es un viaje psiquedélico poderoso, que involucra transubstanciación de energía y una secuencia de muerte-nacimiento y que usa todo tipo de técnica sensorial: incienso, genuflexión, postura, etc.”

Pocos saben que el doctor Humphry Osmond (del Instituto Neuropsiquiátrico de Nueva Jersey) acuñó la palabra “psiquedélico” y dijo que Leary era irlandés y revolucionario.

“La reacción de la persona en su sesión inicial con LSD es como la primera reacción ante su primera experiencia sexual: si está psicológicamente preparada y si el ambiente es voluntario y placentero, un nuevo mundo de experiencia se le abre. Pero si la iniciación ocurre con preparación inadecuada o impaciencia temerosa, si el viaje es involuntario y el ambiente impersonal, una reacción molesta es inevitable”. Resulta muy peligrosa la situación en que la persona no sabe que ha ingerido LSD, pues puede llegar a suicidarse. No sugieren peligro los datos clínicos proporcionados por cientos de bebés de LSD que nacen cada año, y Leary afirma que en su casa hay niños que han nacido durante experiencias de LSD.

Según Leary el LSD puede curar el homosexualismo, ya que las perversiones sexuales son el resultado de monstruosas experiencias de infancia que vienen a la mente durante el viaje. No nos sorprende que los homosexuales, bajo la influencia del LSD, descubran que no son masculinos de modo meramente genital, sino también de modo genético, y se vean básicamente atraídos por las mujeres.

Una lesbiana, después de ingerir LSD, fue a la playa y encontró a un hombre joven en traje de baño y la energía celular salió de su cuerpo y sirvió de puente. Se volvió normal.

Timothy Leary

La experiencia psiquedélica puede ayudar a una persona a regresar a una actividad sexual armoniosa. El homosexualismo según Leary es “una deformación psicológica o erudita, ya que el hombre es básicamente el portador de semen y se dará cuente de que ha sido diseñado por el código genético para actuar como un hombre y pasar el semen a la manera masculina. El LSD puede actuar como ayuda específica al homosexual, si éste desea realmente cambiar”.

El sexo durante el viaje de LSD se ve prodigiosamente mejorado e intensificado, como si antes hubiera hecho el amor con un maniquí de tienda. Sin duda el LSD es el afrodisiaco más potente que el humano ha descubierto. Leary ha aprendido que todo hombre contiene la esencia de todos los hombres y que toda mujer tiene en su interior a todas las mujeres.

Aclaraciones, ideas e imágenes interesantes abundan en el libro La política del éxtasis (1968), que en su edición más reciente tiene una “Nota del editor” firmada por Michael Horowitz, bibliógrafo y archivero de Leary. La nota es sorpresiva para mí, pues conocí en la infancia a Horowitz, amigo de Carlos Fuentes.

Ya me he referido antes a mi premonición de la lectura de la novela de Mark Twain, Las aventuras de Huck (1885), premonición ocurrida en la época de la escritura de Banú y sobre todo de El rey (trova-love), en 1967, obra de teatro en que aparece Jim, el negro que en la novela de Twain busca su libertad y representa a un árabe loco en una pequeña obra de teatro sobre un rey, obra realizada para evitar que lo descubran. Este fragmento influye sobre Lovecraft, que de niño representaba a un árabe loco en un juego infantil, árabe que se convierte después en personaje de sus cuentos.

Hay otras relaciones entre la novela de Twain y la vida y la obra de Lovecraft.

Los chotacabras trágicos en el primer capítulo de la novela (picaresca de terror) ya anuncian el contraste de los chotacabras cómicos de “Hashish” de Gautier con los chotacabras trágicos de “El horror de Dunwich” de Lovecraft. La unión de horror y comicidad proviene del ritual dionisiaco y del Quijote. Otros elementos notorios del ritual dionisiaco en Las aventuras de Huck son el travestismo y el negro humorístico. El hombre-lobo es en la novela de Twain el adulto cruel y sanguinario. El travestismo es usado para evitar los reconocimientos fatales. Cuando Huck se disfraza de aldeana, con el objeto de no ser descubierto, recordamos a Aquiles vestido de mujer, en la Ilíada.

Al acercarse a El rey de amarillo (1895), libro de Chambers, Lovecraft repite el juego infantil en que la obra de teatro, el rey y la locura intervenían, como en la novela de Twain. Y al basar en parte sus mitos en Chambers, Lovecraft continúa el juego infantil, en que no se jugaba por ganar sino por el placer de jugar. Sin embargo, el juego adulto del arte literario pide una dedicación, un esfuerzo especial que no piden los juegos infantiles. La sexualidad propia del adulto acompaña a la fantasía y la ciencia-ficción le da carácter serio. Las uniones perversas de humanos con seres de otros planetas y dimensiones aparecen en muchas narraciones lovecraftianas. Los frutos de esas uniones representan defectos y excesos de los humanos, pues tienen elementos animales y sobrehumanos.

La pandilla de ladrones de Tom Sawyer, con siniestras obligaciones y firmas, con castigos muy crueles para los traidores, da origen a la “Agencia de Detectives de Providence” de Lovecraft, atraído por un fragmento en que Tom, al deducir que el calabozo de Jim es una cabaña, dice que le alegra descubrir algo “a la manera de los detectives”.

En la novela, Huck Finn, hijo de un alcohólico cruel que lo maltrata, huye de él y de una vida que quiere convertirlo en joven respetable. Jim, un esclavo, escapa junto con él. En un trozo de balsa, Huck y Jim flotan en el río de noche y se esconden en los sauces de día, dirigiéndose al Cairo, que parece un espejismo pero que es la ciudad en donde el negro buscará la libertad de los estados libres y trabajará empeñosamente hasta reunir la suma necesaria para rescatar a su mujer, esclava en una finca rústica cerca de San Petersburgo, y a sus hijos. El amo Huck es el único caballero blanco que ha sido noble con el pobre Jim, y el ama de Jim, la señorita Watson, libera a su esclavo en su testamento. El crítico John Seelye, en su introducción a la novela de Twain (1985) dice que el mundo de Huck es tan exagerado que llega a ser surrealista. No da ningún ejemplo concreto. Yo observo que el poeta Gilbert-Lecomte, del surrealismo, autor de versos negros y del Gran Juego, basa en la novela de Twain las imágenes de sus poemas “La santa infancia” y “La vida enmascarada”. El trueno, que en la novela resuena “semejante a toneles vacíos que rodasen por una escalera de piedra” se convierte en “La santa infancia” en los toneles que ruedan en el sótano a medianoche / cuando gime la dama blanca”.

Las sierras y las ratas del final del poema “La vida enmascarada” también provienen de la novela de Twain, en que la sierra es para cortar la pata de la cama y soltar la cadena de Jim y las ratas son para acompañarlo en su cautiverio. Esto último nos recuerda a Poe en “El pozo y el péndulo”, cuento que influye sobre Lovecraft cuando escribe “Las ratas en las paredes”, cuento celebrado en mi obra de ’67, “El rey”. En mi cuento sobre Rudisbroeck, una rata pasa junto al narrador “como una flecha”. Esta expresión aparece, unida a un gato, en el cuento de Lovecraft y proviene de la novela de Twain, en que es aplicada a Huck y a Buck.

El grupo musical subterráneo Procol Harum tiene una canción sobre una bruja, “Ella vagó por la cerca del jardín”, canción basada en un fragmento de la novela de Twain en que la brujería es mencionada después de la cerca del jardín. Las letras del grupo son completamente surrealistas. En la novela de Twain, Huck usa el término harum-scarum (desordenado). En la canción de Procol Harum, el jardín y el suplicio nos llevan al siniestro libro El jardín de los suplicios de Mirbeau, transformado por el grupo musical en motivo más abstracto y menos cruel, así como los Beatles transforman y suavizan un motivo sádico de Lautréamont en “Bulldog”. El surrealismo inglés, al volver sagrada la locura profana del Marqués de Sade, acercándolo a tragedia y comedia, proviene de De Quincey de Swinburne.

El Gloria Patria, cantado a coro a mitad de la novela de Twain anticipa el final del primer disco del grupo musical subterráneo H. P. Lovecraft.

Un sueño es interpretado en el capítulo XV de la novela de Twain.

Antes de mi texto premonitorio sobre Dafne y el marqués invisible, texto basado en un sueño, se da la premonición de “El rey” en que aparece Jim, posterior al personaje de Banú, llamado igual.

Cuando en el capítulo XXXII el tío Silas viene desde Nueva Orleans en el viejo vapor Lally Rook, recordamos la novela de Le Fanu Tío Silas (1864), sobre el horror del opio, y Lalla Rookh (1817), el poema de Moore sobre las cualidades alquímicas del hashish. Es perceptible la influencia de ambos libros en la novela de Twain, llena de misterio, terror y belleza. El camelopardo del rey al que alude Twain está basado en el perverso rey Antioco de “Cuatro bestias en una” de Poe.

Hay en la novela de Poe otros fragmentos memorables sobre animales y humanos, como el de las ratas dueñas de la casa de Judith Loftus, el de los cerdos que van a la iglesia, el de los huevos de tortuga (sospechados también en mi obra de teatro), el de Jim durmiendo “como un ángel del cielo”, o considerado loco por la señora Hotchkiss.

En las portadas de los dos tomos de Las aventuras de Huck, publicadas por la antigua editorial española Caro Raggio, podemos ver la ideología del dibujante Basilio (que también incluye una ilustración de un rey fumando ante las mujeres). En el primer tomo vemos a Huck de día, en paisaje multicolor, sosteniendo un palo que es un bastón, y en el segundo tomo vemos a Jim de noche, en paisaje blanco, negro y gris, sosteniendo un palo que es un remo. La armonía de las razas humanas y del día y la noche están en las portadas. En la primera, hay una linterna apagada y en la segunda hay una linterna encendida.

Continuará…

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Emiliano González

Autor de Miedo en castellano (1973), Los sueños de la bella durmiente (1978, ganador del premio Xavier Villaurrutia), La inocencia hereditaria (1986), Almas visionarias (1987), La habitación secreta (1988), Casa de horror y de magia (1989), El libro de lo insólito (1989), Orquidáceas (1991), Neon City Blues (2000), Historia mágica de la literatura I(2007) y Ensayos (2009).

 

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