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TAXONOMÍA DE MI AÑO DE OCIO

II

 

Manuel Barroso

 

Yo sé que este baúl ha estado algo vacío últimamente. No porque no hayan salido libros divertidos que cumplan con sus condiciones, sino por el descarrilamiento de mi ritmo de lectura.

Hay una razón para ello: me he estado metiendo sobredosis de anime durante un año. Y si bien he empezado mucha basura, muchas cosas de hueva y muchas buenas ideas mal logradas, también me he aventado otras que me han volado la cabeza.

Hay seis en particular con las que me clavé al grado de ponerme a escribir sobre ellas. Puede que no sean las mejores y que mi perspectiva no llene a los fans. Pero son los que tocan cosas que me interesan, así que al diablo.

 

Primera parte

*

2- La humanidad siempre viene a nosotros

 

2.1 Los siete pecados capitales

(Escrito por Nakaba Suzuki. Dirigido por Tensai Okamura)

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Paisajes llenos de feudos y castillos, estructura social medieval, armaduras, magos, gigantes, hadas, demonios. ¿Se puede pedir algo más divertido y cliché?

Ahí está situada Los siete pecados capitales. La historia arranca cuando Elizabeth Liones y Meliodas, capitán de Los siete pecados capitales (guerreros legendarios en la historia), emprenden una búsqueda para encontrar al resto de los pecados y enfrentar a quienes están destruyendo el reino.

Esos son los Caballeros Sagrados, los héroes de la gente, los encargados de proteger a la familia real, de hacer el bien.

Si bien la historia, cuya primera temporada tiene veinticuatro capítulos, peca de repetir los lugares comunes del anime (personajes femeninos voluptuosos (y, al parecer, con la obligación de mostrar dicha voluptuosidad), los chistes de siempre, el personaje pervertido, el principal come como sayayin, entre otros), tiene tres cosas interesantes. La primera es la forma en que retoma el ciclo artúrico para construirse. La segunda es cómo construye a sus personajes principales (porque sería sencillo darle sólo los atributos del pecado que los nombra. Por eso, el que los basen en ellos para después construirles antecedentes sólidos y hacerlos redondos con efectividad llama la atención). La tercera tiene que ver con el buen manejo de un tema de lo más socorrido: es en el poder, en su parte más virtuosa y pura, donde reside el mal.

 

*

2.2 Fullmetal Alchemist

(Basado en el manga creado por  Hiromu Arakawa. Dirigido por Seiji Mizushima)*

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Fullmetal Alchemist, uno de los animes más famosos de los últimos tiempos, lo tiene todo. Drama, intriga, historia, personajes geniales. Hasta los lugares comunes saben bien aquí.

Huele a steampunk bien usado. Y parte de la alquimia. Cualquier cosa que parta de la alquimia lleva las de ganar (excepto cuando se trata de conseguir oro o la vida eterna).

Edward y Alphonse Eldric cometen el error de tratar de revivir a su madre con alquimia. El resultado, marcado por el principio de equivalencia, es desastroso: Edward pierde un brazo y una pierna, mientras que Alphonse pierde todo su cuerpo y su alma queda sellada en una armadura. Para poder recuperar lo perdido, los hermanos emprenden su búsqueda por la piedra filosofal. Dicha búsqueda los lleva a integrarse a los militares, quienes tienen en sus filas a poderosos alquimistas para poder resguardar el orden.

La historia, que arranca con una sola línea, va complejizándose mientras avanza y aparecen personajes como el terrorista/revolucionario Scar o el quimérico alquimista Shou Tucker.

Pero que ésta sea una historia adictiva y bien armada se debe, sobre todo, a los homúnculos. Ellos son quienes mueven los hilos, quienes encarnan los peores pecados de todos los personajes. Porque cuando se busca el poder de dios, es imposible no darle vida y cuerpo a Lujuria, Gula, Ira, Pereza o Codicia.

 

*

2.3 El poder, la caída y el mal

La conexión más obvia entre las dos historias arriba mencionadas es que las dos encarnan personajes a partir de los que el papa Gregorio Magno enlistó como pecados capitales en su Expositio in librum Jobe sive Moralium libri XXXV (1522). Si bien en una dichos personajes son los protagonistas y en otro los enemigos a vencer, las dos logran redondearlos sin caer en el facilismo al tratarlos.

Pero el punto de coincidencia que me interesa está arriba, en el poder. Porque ahí está el verdadero mal, no en los personajes/pecados. Y llama la atención que el mayor mal de ambas narraciones venga de la que parece ser la parte inmaculada del poder.

(Advertencia: ahí vienen los spoilers)

Me explico: si hay alguien de quien no parece posible sospechar durante todo Fullmetal Alchemist es del rey Bradley. Es amable, es capaz, protege a los débiles, es fuerte, tiene una esposa, adora a su hijo.

Y es uno de los homúnculos más poderosos.

Por otro lado, el mundo de Los siete pecados capitales se ve amenazado por la ambición del capitán del ejército real, mismo que es, ante todos, un héroe pura y sin tacha. Descripción que sí le cuadraba, pero que se fue derrumbando con los años (y que ve su quiebre con el descubrimiento de los efectos de la sangre de demonio).

(Fin de los spoilers)

Este hecho, el que el mayor de los males venga de la parte más brillante, hizo que pensara en Milton y su Paraíso perdido mientras llegaba a los capítulos finales de ambas historias (ya sé que suena bien pretencioso, pero así pasó). Porque Luzbel era brillante, puro, la creación más perfecta de dios. Y es el primero en darle la espalda, en caer, en hacer aparecer el mal.

Porque todo depende de la equivalencia de intercambio. Y si algo tan brillante, tan perfecto, cae, va a terminar como la peor de las criaturas posibles. Y estas dos historias lo muestran de forma genial.

Continuará…

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*Estoy tomando la adaptación de 2003. La segunda adaptación, llamada Fullmetal Alchemist: Brotherhood, se empezó a transmitir en 2009.

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manubchManuel Barroso nació, creció y murió antes de enterarse de ello. Por eso reseteó la consola y sigue aquí. Lee como poseso, escucha rap y jazz de forma adictiva, escribe porque le duelen las historias. Odia las verduras.

Mañana comprará un rifle.