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TAXONOMÍA DE MI AÑO DE OCIO

III

Manuel Barroso

Yo sé que este baúl ha estado algo vacío últimamente. No porque no hayan salido libros divertidos que cumplan con sus condiciones, sino por el descarrilamiento de mi ritmo de lectura.

Hay una razón para ello: me he estado metiendo sobredosis de anime durante un año. Y si bien he empezado mucha basura, muchas cosas de hueva y muchas buenas ideas mal logradas, también me he aventado otras que me han volado la cabeza.

Hay seis en particular con las que me clavé al grado de ponerme a escribir sobre ellas. Puede que no sean las mejores y que mi perspectiva no llene a los fans. Pero son los que tocan cosas que me interesan, así que al diablo.

Primera parte

Segunda parte

 

3- El mundo sigue siendo muy grande

 

3.1 Fairy Tail

(Basado en el manga creado por Hiro Mashima. Dirigido por Shinji Ishihira)

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Las historias donde la magia es la base son relativamente comunes en el anime. Basta con ver Sailor Moon, Sakura Card Captor, Magi: The Labyrinth of Magic, entre muchas otras. Sabiendo eso, me dio un poco de flojera saber de qué iba Fairy Tail: las aventuras de un grupo de magos centrando en dos personajes (Lucy y Natsu).

Fue hasta que ya no había más capítulos que noté que acababa de echarme 266 episodios. Y cuando empecé a seguir la transmisión semanal supe que había algo ahí.

La estructura es amena de ver, pues por cada arco largo hay como cuatro o cinco capítulos autoconcluyentes y ligeros. Eso facilita verla, pues las historias grandes son pesadas. No porque sean tediosas (si lo fueran, la habría arrojado a la basura) o muy densas (esto no es Cowboy Bebop), sino porque no son sólo peleas. Sí, tiene los clichés del anime (repito: personajes femeninos voluptuosos (y, al parecer, con la obligación de mostrar dicha voluptuosidad), los chistes de siempre, el personaje pervertido, el principal come como sayayin, entre otros), sí, sus peleas son espectaculares, pero la cantidad de información y el intrincado armado de los arcos hace que tengas que estar al pendiente de muchas cosas.

No, no como en Fullmetal Alchemist. Hay una enorme diferencia en contar una historia en 51 capítulos y contar algo que sigue después del 200. Fairy Tail lo entiende muy bien y ofrece una solución simple para agarrarlo: complejizar a cada uno de los personajes que tienes a la mano, juntar sus historias todo el tiempo, mantenerlos unidos, no dejar hilos sueltos. Vamos, hasta los enemigos más apartados de cada arco están conectados, de alguna manera, con el enemigo más importante (Zeref).

Esa estructura es parecida a la idea del gremio: tú no dejas de ser parte de Fairy Tail ni cuando mueres. Llevas tatuado el símbolo de esa hermandad. Es casi un compromiso de volver a aparecer en la historia.

 

*

3.2 One Piece

(Basado en el manga creado por Eiichiro Oda. Dirigido por Konosuke Uda)

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Siempre he sentido una debilidad por las historias de piratas. Tengo un pirata por ahí que se desmoronó hace años. Todavía quiero ser un pirata. Todavía quiero escribir mi épica de piratas.

Eso último ya no tanto. Ya se me adelantó, por mucho, One Piece.

La premisa es simple: un mundo hecho de islas y una cantidad amplísima de mares por conquistar vive la ejecución pública del más grande de los piratas. Éste, antes de morir, grita los cuatro vientos que su gran tesoro está en una isla y que lo deja ahí para quien lo encuentre. Así, miles de personas se embarcan en la aventura para encontrar el tesoro (llamado One Piece) y convertirse en el rey de los piratas. Uno de ellos es Monkey D. Luffy, protagonista de la historia.

Empecé a verla con la idea de que si me aburría al décimo capítulo la mandaría al carajo. Me aventé los 744 capítulos (en realidad me salté los que eran flashbacks de episodios anteriores, así que me eché como 724 (poco más de 289 horas (ya saben que soy un atascado))) y voy a seguir la transmisión semanal.

Vayamos por partes. Aquí, contrario a Fairy Tail, las aventuras que representan los arcos sí terminan sintiéndose muy largos. Extendidos, muchas veces, sin necesidad. Y sí entran cantidad de personajes a lo loco (a pesar de que éstos vuelven a aparecer, por lo menos, en cameos). Esa longitud se debe a que cada nuevo personaje tiene un pasado, motivaciones, principios, sueños. Y nos los cuentan todos. Hay tres capítulos completos dedicados a la historia de un tipo que es derrotado en un solo episodio (y que no ha vuelto a salir).

Si es así con los incidentales de cada arco, imagínate el detalle puesto en los nueve miembros de la tripulación protagónica.

Los “Sombreros de paja”, nombre de los piratas de Luffy, cubren funciones específicas en el barco y cumplen con todos los clichés del anime. Es más, tan cumplen con los clichés que pensé que le pasaría lo mismo a la estructura de la historia: los héroes conocen a su nuevo enemigo, el enemigo los supera, sufren del caos de su derrota, se levantan y se fortalecen, vencen al enemigo, siguen adelante.

Y, de repente, no pasa. Los héroes son aplastados. Y vuelven a serlo dos veces seguidas.

Bien lo dice Zoro, vicecapitán del barco: «no somos niños jugando a ser piratas, esto puede costarnos la vida».

Los personajes no sólo tienen un antecedente profundo, sino que maduran. Basta con pensar en cosas eternas como Dragon Ball o Pokémon para ver que eso no es tan común y ver Hunter x hunter para notar que tampoco es fácil de lograr. One Piece encontró un tesoro ahí.

 

*

3.3 Los personajes como motor

Alguna vez escuché a alguien decir que la novela gana por acumulación. Ejemplos de ello hay muchos. Ahí están El hombre sin atributos, Casa desolada, la historia del Genji o todo lo que tiene que ver con Harry Potter. Y si algo tienen en común esas historias es que dependen de sus personajes. Fairy Tail y One Piece aplican la misma idea. Eso logra que verlas sea adictivo, pues te adentras tanto en la complejidad de los personajes que te reúsas a soltar sus historias.

Esa es su gran virtud. De repente te topas interesándote más por la historia de Cana y su padre (quien no sabe que tiene una hija) que por lo que le ocurra a Lucy (a pesar de que ella es la protagonista/narradora). O sólo hay que ver cómo Luffy pasó a segundo plano durante todo el arco recién terminado. El importante era Trafalgar D. Law, un capitán de otra tripulación. Todo porque, insisto, ambas historias giran en torno a las historias de cada personaje.

Pero lo que me importa aquí es cómo esas historias múltiples sirven para tratar un tema desde todas las perspectivas posibles.

Fairy Tail habla de familia. De lealtad, de su búsqueda, su formación, sus problemas internos. Fairy Tail está formado por puros magos que perdieron (o que nunca tuvieron) qué llamar familia. De hecho, quienes sintetizan los principios que rigen la relación de los personajes en la historia son Laxus -uno de los magos más fuertes del gremio- y su abuelo (maestro del mismo). No importa que quieras darle la espalda a la familia, ésta siempre estará viendo por ti. De eso va, a fin de cuentas, toda la historia.

One Piece, por otro lado, trata sobre sueños. Los ocho miembros de la tripulación de Luffy lo siguen porque tienen una meta personal (desde haber construido un barco de leyenda hasta trazar un mapa del mundo entero). Es lo mismo con todos los personajes. Cada uno de los que aparece busca algo que quiere con todo su ser. Todos se mueven con esa base. Desde enemigos como Kuro, que sólo quiere dejar de ser un pirata perseguido, hasta Tashigi, la mujer espadachín de la Marina que anhela rescatar todas las espadas famosas de manos de los viles piratas, todos se mueven con base en sus ideales personales. Y la historia recorre sus posibilidades, sus implicaciones, sus consecuencias[1].

 

4- Esto sí tiene que acabar

El punto con esta excepción del baúl era acercarme un poco, sólo un poco, a las historias que me han acompañado este año. Y claro, compartirlas contigo. Porque el anime no es más que otra forma de compartir historias, de abordar temas, de contar y pensar inquietudes. Y son, también, muestras de experimentación narrativa.

Y de pasar el tiempo ocioso de un año de perros.

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[1] Podría ponerme a hablar también sobre las frutas del diablo, el sistema de poder, la idea de libertad, de justicia o del siglo borrado de la historia por el poder. Maldita historia, tiene muchas cosas.

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manubchManuel Barroso nació, creció y murió antes de enterarse de ello. Por eso reseteó la consola y sigue aquí. Lee como poseso, escucha rap y jazz de forma adictiva, escribe porque le duelen las historias. Odia las verduras.

Mañana comprará un rifle.