EL DESIERTO LIMINAL
Y LAS CONSECUENCIAS DE LA EXPERIMENTACIÓN MENTAL
III
La mujer perro
El Manifiesto Unabomber
La sociedad industrial y su futuro fue el título que Theodore Kaczynski dio a su obra, aunque es más conocido con el nombre de Manifiesto Unabomber. En él inicia afirmando que la Revolución Industrial y sus consecuencias han resultado un desastre para la raza humana, desestabilizando a la sociedad, haciendo la vida insatisfactoria e infligiendo daños severos a la naturaleza.
La sociedad industrial comenzó en el siglo XVII con todos los avances tecnológicos que sucedieron. Dentro de los principios de la historia desarrollados por el Unabomber, si un cambio es lo suficientemente grande como para alterar la tendencia de la historia a largo plazo, entonces va a alterar a toda la sociedad. No se puede cambiar una parte importante sin cambiar el todo. Así, es casi imposible reformar el sistema industrial con el fin de evitar que se coarte la libertad humana. Desde la revolución industrial ha habido una tendencia a que “la tecnología robustezca al sistema a un alto costo: la libertad individual y la autonomía local”. Para el Unabomber, la libertad y el progreso tecnológico son incompatibles.
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En este sentido, asevera que el desarrollo perenne de la tecnología empeorará la situación. Lo que propone es una revolución contra el sistema industrial.
En los primeros apartados tarda un rato al tratar de decir que la culpa de todo es del izquierdismo moderno. No voy ahondar en esto, porque la verdad es que algunas descripciones de su izquierdismo a mí me suenan a derechismo y capitalismo.
Al principio me angustié muchísimo porque no le estaba entendiendo a esta parte, pero luego, al final del manifiesto, don Ted confiesa que la verdad es que ni él sabe bien qué carajos quería decir con la palabra izquierdista, pero pues que no puede hacer mucho al respecto. Ajá, ¡quedé!
Pero no te me desanimes pensando que le dieron bien fuerte con los electrochoques y ya no supo escribir, pues hay partes de su manifiesto que son bastante interesantes.
Menciona que los seres humanos tenemos una necesidad de algo que él llama proceso de poder —en sí es el proceso de poder realizar algo, no tanto el poder de los poderosos—, cuyos elementos netos son un objetivo, el esfuerzo, la realización del objetivo y la autonomía. Para él, el poder solito no es suficiente, se deben tener objetivos en los cuales uno pueda ejercitarlo.
El problema con la sociedad industrializada es que se han creado actividades subrogadas que se dirigen a objetivos artificiales. No hay un esfuerzo por satisfacer las necesidades vitales. Sólo basta con capacitarse para obtener una habilidad técnica, llegar a tiempo al trabajo y hacer lo que se necesita para obtener un ingreso fijo. Así, pues, los únicos requisitos son algo de inteligencia y mucha obediencia.
Las personas ya no satisfacen sus necesidades vitales de manera autónoma, sino funcionando como partes de una inmensa máquina social. Esto implica que no pasan por el proceso de poder, no hacen un esfuerzo autónomo por realizar sus objetivos y, como resultado, pierden la confianza en sí mismas, no tienen autoestima, se aburren fácilmente, tienen depresión y miedo. En este sentido expresa:
«No es el hombre primitivo, quien ha usado su cuerpo diariamente para propósitos prácticos, el que teme a la muerte, sino el hombre moderno, quien jamás ha usado su cuerpo para algo práctico más allá de caminar desde su auto hasta su casa».
Para Kaczynski la libertad significa tener poder, no para controlar a otras personas sino para controlar las circunstancias de la vida propia, lo cual es imposible en la sociedad industrial tecnológica.
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La tecnología es una fuerza social más poderosa que la aspiración a la libertad. Para las personas cada avance tecnológico parece ser deseable y entonces necesario (como la comunicación, la electricidad, etc.). Cada avance crea un mundo donde el destino del humano ya no está en sus propias manos, sino en las de ejecutivos corporativos, políticos y todos aquellos que toman las decisiones de verdad, aquellos que están tan distantes y anónimos que nosotros como individuos no podemos influenciar.
La fuerza de la tecnología radica en que no hay marcha atrás. Una vez salida al mercado una innovación las personas se vuelven dependientes de ella, a menos de que después salga la nueva actualización. “La tecnología fuerza a la libertad a retroceder un paso, pero ésta no retrocede”.
Justifica su utilización de la violencia dentro del manifiesto, aludiendo que los medios de comunicación están integrados dentro de la sociedad industrial tecnológica y que causar una impresión en las personas es casi imposible, pues se ve “empantanado por el vasto volumen de material publicado en los medios”, perdiendo su efectividad práctica.
Sólo somos los engranajes que sostienen a la sociedad tecnológica, y si un tornillo se descompone o lo arreglas o lo desechas. Y a veces el cansancio, la depresión o el pensamiento estorban a este gran sistema. Pero pérate, esto tiene solución, muajajajaja.
Llegó el momento en que la tecnología busca controlar el comportamiento humano para su beneficio —oh sí, don Ted conejillo de indias lo sabía—. Si se presiona demasiado a una persona puede caer en la depresión y colapsar, ¿pero qué tal si le quitas la infelicidad? Para eso existe el entretenimiento, o las drogas, o algo más. El Unabomber nos dice:
«…la neurología podría proporcionar otras avenidas para modificar la mente humana. La ingeniería genética de seres humanos ya está comenzando a ocurrir en la forma de “terapia genética”, y no hay razón para asumir que tales métodos no serán, eventualmente, utilizados para modificar aquellos aspectos del cuerpo que afectan el funcionamiento mental.»
Ya decía yo que Elon Musk le rezaba a santa MK Ultra.
Antes los límites del desarrollo social eran impuestos por las personas, pero Ted decía que la sociedad industrial tecnológica superará esos límites modificando a los seres humanos y adaptándolos para ajustarse a las necesidades del sistema: “Cada paso nuevo en la aseveración el control sobre la mente humana será dado como una respuesta racional a un problema que la sociedad enfrenta”.
Como curar adicciones, evitar crímenes, impulsar que las personas jóvenes estudien ciencias. Y adaptar cualquier pensamiento o comportamiento inconveniente para el sistema, porque eso es enfermedad. Todo muy humanitario, pues.
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El pensamiento y comportamiento humano tienen una base biológica que —como vimos en la primera parte con los experimentos en lomitos— funciona mediante estímulos eléctricos en las partes apropiadas del cerebro. Kaczynski aseguraba que las memorias pueden destruirse dañando partes del cerebro o pueden reaparecer mediante estímulos eléctricos, generar alucinaciones, o cambiar el humor mediante drogas —y esto ya suena mucho un cuento de Philip K. Dick.
No es ciencia ficción: “es muy probable que se hagan avances grandes en el control del comportamiento humano”, decía.
Y ya me estoy alargando mucho así que voy terminando. Por este tipo de argumentos es que este personaje justificó haber matado a tres personas y herido a otras:
«Si no hubiéramos hecho nada violento y hubiéramos enviado el presente escrito a una editorial, posiblemente no hubiera sido aceptado. Si hubiera sido aceptado y publicado, posiblemente no hubiera llamado la atención de muchos lectores porque es más divertido mirar el entretenimiento que sirven los medios de comunicación que leer un ensayo serio […] Para lograr que nuestro mensaje llegue al público con alguna chance de dejar alguna impresión hemos tenido que matar personas.»
En su manifiesto advierte que durante las próximas décadas —recuerda que él hablaba en los 90— el sistema industrial tecnológico pasará por una etapa de estrés por los problemas económicos y ambientales —y pues en eso el don tuvo toda la boca llena de razón—. Este estrés es importante porque puede causar que el sistema colapse, o bien se debilite de manera que se abra una oportunidad para que se dé una revolución en su contra.
Abogaba, en primer lugar, por trabajar para aumentar el estrés social en el sistema de tal modo de que este colapse y se debilite para que emerja una revolución en su contra. En segundo lugar, explicaba que era necesario desarrollar y propagar una ideología opuesta a la tecnología y al sistema industrial.
Si no se hiciese esto, tal cual caeríamos en la Matrix, ¿eh?, porque para él el destino de la raza humana estaría a merced de las máquinas sin poder apagarlas, pues al ser tan dependientes de ellas, esto supondría suicidarse.
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Tarot de Suzanne Treister
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Y como siempre, el control sobre los sistemas grandes de máquinas estaría en manos de una élite minúscula y los demás humanos ya no serían necesarios.
«Debido a la mejora de las técnicas, la elite tendrá mayor control sobre las masas; y dado que el trabajo humano ya no será necesario, las masas serán superfluas, una carga inútil en el sistema. Si la elite es despiadada, puede que simplemente decidan exterminar a la masa de la humanidad. Si son humanitarios, puede que usen propaganda u otras técnicas psicológicas o biológicas para reducir el índice de natalidad hasta que la masa de la humanidad se extinga, dejando el mundo a la elite.»
Así, el Unabomber dice que no queda más que impulsar el estrés social, la inestabilidad del sistema, hacer propaganda neoludista y cuando esté a punto de colapsar la revolución será posible.
Ah, pero si le preguntaban que seguía después él decía que hasta ahí llegaba su plan, jeje. Nomás destruir al sistema, que ya la parte de la construcción le tocaba a las siguientes generaciones, pero que sí proponía un ideal basado en la naturaleza salvaje, el contraideal de la tecnología. La naturaleza cuida de sí misma, y si se llega a un estado salvaje los humanos pueden coexistir con ella sin infringirle una cantidad de daño excesivo. Pero se tiene que sacrificar cualquier avance tecnológico.
La industria del entretenimiento se ha monetizado ya con series y referencias de Kaczynski, y por ahí en Sundial me parece que hay un personaje que podría hacerle referencia. Incluso una de las plataformas de streaming sacó hace poco una serie (que no he visto).
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Mi recomendación es que se investigue y se lea. Hasta aquí mi resumen de la vida y obra del multicitado asesino serial Unabomber. Que no deja de ser un asesino, pero tampoco deja de tener razón en algunas de las cosas que dice.
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Soy la mujer perro.
Me encantan las historias de terror, el anime, los taquitos y el rámen.
Me gusta bordar. Vivo alejada de la gente, convivo más con animales, pero siempre buscando conectar con mis colegas.
Escribo para no morir de envenenamiento.
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