Quinta carta náutica
LOS DUEÑOS DEL OCÉANO
Alejandra Q. Pérez
Para los piratas es sencillo apoderarse de los bienes ajenos, pues viven por y para el robo, cualidad que los volvió dominantes en los mares. Sin embargo, ¿eran los piratas dueños del océano? Quizá la pregunta nos pueda remitir a pensar en las armadas reales, esos ejércitos marítimos creados para enfrentar a los piratas, pero en opinión de esta simple navegante los verdaderos enemigos naturales de los piratas son los grandes monstruos de las profundidades.
Remitiéndonos nuevamente a las mitologías antiguas, encontramos que las criaturas más temidas eran las pertenecientes a los mares, pues los humanos se veían superados en todo sentido por éstas. El más famoso de estos seres es el Kraken, descrito por los nórdicos como una bestia capaz de hundir barcos con su mera presencia.
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El folclore marítimo lo ha descrito de muchas formas a lo largo de la historia. La característica que parecen compartir todas las culturas donde se menciona es que se trata de un calamar gigante. Esto parece reafirmarse durante la Época de Oro de la Piratería (siglos XVII y XVIII), donde los relatos testimoniales mencionan batallas contra un “diablo rojo” cuyas descargas pintaban el agua de negro.
Fue tanta la mención a este extraño ser que, por supuesto, terminó colándose al plano artístico. En el caso de la literatura, lo tenemos mencionado por el gran exponente de la ciencia ficción, Julio Verne, en su libro Veinte mil leguas de viaje submarino (1869-1870). Además de las maravillosas descripciones de los paisajes submarinos, Verne logra crear un animal misterioso inspirado en las leyendas mitológicas y en los relatos de los piratas de antaño.
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Al igual que Verne, existe una gran cantidad de escritores y artistas que toman al Kraken como inspiración, especialmente en distintos mundos de la ciencia ficción. Tal es el caso de Lovecraft y su mítico Cthulhu, un ser ancestral cuya imagen parece estar inspirada en el también ancestral calamar.
El Kraken es uno de los rivales favoritos para los piratas. Sin embargo, han existido otros grandes monstruos que le han dado muchos problemas a los barcos más imponentes. Uno de ellos es la famosa Moby Dick de la novela homónima publicada en 1851 por el escritor Herman Melville. Si bien la novela tiene como protagonistas a una tripulación ballenera, la presencia de este cachalote gigantesco es igual de impresionante que el Kraken, por lo que es imposible no mencionar a uno cuando se habla del otro. Además de que el viaje autodestructivo de los personajes de Melville es una digna aventura pirata, donde la obsesión y la locura predominan.
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La caza de esta ballena blanca se encuentra a la altura de las más grandes cacerías de tesoros que inundan las historias en la ficción. La venganza que tanto ansía el capitán del ballenero parece inspirar la venganza jurada del capitán que le da nombre a esta columna, El corsario negro, contra su gran adversario, cuyo poder político podría ser comparado con el poder destructivo de Moby Dick.
Por supuesto, no podemos dejar de lado a otro monstruo marino al nivel de los ya mencionados: el temible Leviatán. A diferencia del Kraken y de Moby, el Leviatán tiene su origen en la biblia, siendo una de las creaciones más poderosas de Dios (y que después debería destruir para evitar que gobernara el mundo). Este dragón aparece mencionado en otras culturas, siendo una de sus representaciones más populares la encontrada en el satanismo, donde se le considera uno de los demonios principales.
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El impacto del Leviatán es muy vasto en la cultura humana precisamente por sus menciones en textos religiosos, tanto que se ha vuelto un simbolismo de todo tipo. Por dar algunos ejemplos, en la socio-política existe un libro llamado Leviatán (1651) escrito por el filósofo Thomas Hobbes, que utiliza el poder casi indestructible del monstruo como referencia para explicar el poder del Estado y sus gobernantes. Tenemos también que en el mundo de Canción de hielo y fuego (1996) de George R. R. Martin a los cachalotes se les conoce como Leviatán, lo que al mismo tiempo hace referencia a la manera en la que es llamada Moby en la novela: Leviatán o Cachalote gigante.
Como los anteriores ejemplos hay muchos otros, pero quiero hablar de dos canciones especificas en donde se mencionan a estos monstruos marinos.
La primera de ellas es la famosa “Wellerman” de Nathan Evans (2021), canción que reescribe el antiguo canto en el que se dice se inspiró Mellvile. En esta nueva versión también se cuenta la cacería a Moby, de forma que encontramos referencias interesantes que —asumimos— estaban en la original, como el pago de azúcar que solía darse en algunos barcos a falta de oro u otro material.
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La segunda es menos conocida: pertenece a la banda de black metal Dark Funeral, quienes usan como inspiración al Leviatán en su canción del mismo nombre, por lo que nos encontramos con muchas referencias al monstruo bíblico y su simbolismo con el apocalipsis.
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Si bien existen ejemplos más específicos de piratas enfrentando a estos monstruos, nos pareció conveniente indagar en los orígenes de las criaturas y su relación con obras más actuales.
¿Quién vencería en una batalla final por el control del mar? ¿Los piratas o las bestias del océano?
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Alejandra Q Pérez (Guadalajara, Jalisco; 1999)
Egresada de la Lic. en Escritura creativa (UdeG).
Directora del proyecto La capa de Oscar Wilde, dedicado a la difusión del arte y la creación de talleres literarios.
Ha publicado en diversas revistas y antologías digitales y físicas.
Ponente en el Primer Encuentro de Estudios Frikis (Colef: 2023), el Primer Encuentro de Minificcionistas en Jalisco (UdeG: 2023)
y en el Segundo Encuentro de Mujeres investigadoras de la cultura asiática (Centro Cultural Hotaru: 2024).
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