DEL TERROR AL HORROR

liberación de los instintos

 

Israel Yerena

 

A menudo el cine de terror suele considerarse como un mero entretenimiento, únicamente como un producto cinematográfico hecho para sobresaltar al espectador mediante escenas que lo acompañarán durante un momento, o bien, que lo atemorizarán durante toda la noche hasta que el despertar le indique que todo ha sido una pesadilla. Sin embargo, detrás de aquellos fantasmas, monstruos y asesinos que se miran cómodamente a través de la pantalla de cine o del televisor, se esconde algo aún más peligroso de lo que el espectador acaba de mirar y de lo cual no puede escapar, algo que se torna más aterrador y siniestro por el sólo hecho de ser humano, y que no es otra cosa más que el reflejo de la verdadera naturaleza de sí mismo.

 

 

Si bien el cine de terror tiene como antecedentes a El estudiante de Praga (1913) y El Golem (1915), el género nació unos cuantos años después con las cintas El gabinete del Dr. Caligari (1920) y Nosferatu (1922), pertenecientes al llamado expresionismo alemán. El género debe muchas de sus características a esta corriente, pues la estética abstracta y deforme de la escenografía, tal como el uso de escenarios con formas diagonales para mostrarse como lugares irreales, así como la abundancia de sombras en éstas, son recursos que aún hoy en día son muy recurrentes en las cintas actuales del género.

Este expresionismo tenía como objetivo crear inquietud y terror mediante el uso de estos escenarios y claroscuros, además de buscar la expresión de los sentimientos y las emociones más que el retrato de la realidad. Si se toma en cuenta que el cine de terror nació de estas circunstancias, el género no está hecho únicamente con la finalidad de atemorizar a los espectadores, sino que éste se nutre de ellos y de sus miedos al igual que del contexto social del momento, después de todo, no es casualidad que mientras la sociedad fue transformando su forma de pensar y de vivir, el cine de terror haya hecho lo mismo poco a poco, evolucionando de los fantasmas y monstruos a los psicópatas.

Esto ocurre debido a que este género no es sólo el reflejo del miedo del hombre a lo desconocido, sino también del miedo a sí mismo, de la incomodidad que tiene un sector de la sociedad por aceptar sus instintos primarios y por la represión de éstos mediante las instituciones y convenciones sociales. Así, entonces, el cine de terror funge como escape momentáneo de estas situaciones, plasmando estos miedos e incomodidades en dos figuras: la primera se encuentra en las víctimas del filme, pues éstas sirven como reflejo de las normas sociales y morales; la segunda radica en el antagonista -monstruo, fantasma, psicópata, etc.-, que servirá al espectador como receptáculo de sus propios instintos sádicos, perversos y sexuales que encierra en su inconsciente y que, gracias a este personajes que actuará como su doble, puede liberarlos al trasladarlos al cuerpo de alguien más.

Así como todo buen cuento narra dos historias, una de manera explícita y literal en cada una de sus líneas; y la otra, la implícita, que cuenta otra historia totalmente diferente, de igual manera el cine de terror tiene dos caras: la amable y la maligna. La amable es aquella donde se mira al fantasma atemorizar a sus víctimas, al monstruo acechar a los  hombres, a la humanidad siendo erradicada por una plaga, al zombi devorando carne fresca, al psicópata mutilando a sus presas; la maligna es la que está detrás de esas historias e imágenes y que critica la ideología, el contexto social, la que muestra la desesperanza por un futuro incierto, aquella que deja al descubierto el odio del hombre por el hombre y sus costumbres, sus perversiones, la que muestra el horror al que la sociedad se ha condenado.

Son precisamente estas características la sustancia principal del cine de terror, pues estos horrores a los que se enfrenta el hombre, y que dependen principalmente de su contexto social, son los principales nutrientes para el género, mismo género que si bien se alimenta de éstos también sirve como un medio de liberación completamente seguro para dejar que los mismos escapen, de ahí que terror y sociedad vayan de la mano acompañándose en su caminata por un sendero repleto de horror. De igual forma, terror y horror son dos conceptos totalmente distintos que hay que diferenciar para entender mejor a lo que nos referimos con esto último.

Ann Radcliffe, pionera de la novela gótica de terror, da una clara definición entre estos dos conceptos, pues menciona que, mientras el terror expande el alma y despierta las facultades para alcanzar un nivel más alto de vida, el horror contrae, entumece y casi destruye las facultades anímicas. Podría decirse, entonces, que el terror es el sentimiento de pavor y anticipación que precede a cierta situación, mientras que el horror es aquel sentimiento de repulsión que viene después de ella. En pocas palabras, el horror impacta mientras que el terror causa temor; así, el horror es una combinación de terror y repugnancia.

De igual forma que el sentimiento de terror crece hasta convertirse en horror, así también lo ha hecho el cine de terror con algunas cintas, pues si bien aquellas que acaecieron desde la década de los 20 a los 60 causan temor al situarse principalmente en monstruos y fantasmas, es decir, en un miedo que ataca del exterior hacía el hombre, es en los 70, principalmente con filmes del llamado subgénero slasher los cuales tienen como figura central al psicópata -que ahora regresa para enfrentar a la sociedad que tanto daño le ha hecho-, que aquel temor se convierte en horror, pues el hombre se da cuenta que el peligro no radica fuera de él, sino que proviene de sí mismo.

 

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Carlos Israel Yerena Cruz, 24 años.

Egresado de la carrera de Comunicación de la Facultad de Estudios Superiores Acatlán. Fanático de la literatura y el cine de terror. Contribuyente de la revista electrónica «Encuadres», escribiendo reseñas y noticias acerca del género de terror.

Actualmente me encuentro en espera de fecha de examen de titulación mediante la tesis La masacre de Texas: del asesino histórico al fílmico, en la cual hago una breve descripción del género y un análisis de la cinta en cuestión.