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La monstruosidad del hombre

III

el sadismo como medio de placer

 

Israel Yerena

Primera parte

Segunda parte

 

 

Anteriormente vimos de qué manera el cine de terror y el de horror adquieren gran importancia en la vida del hombre no sólo como mero entretenimiento, sino también, y principalmente, cómo éstos fungen a manera de una vía de liberación para todos aquellos instintos sádicos y perversos que albergan en el inconsciente humano. Si bien se ha dejado en claro que el cine de terror de la década de los 20 a los 60 sirvió principalmente para expulsar estos instintos del hombre transfiriéndolos a la figura de un monstruo externo, ya de la década de los 70 a los 90 se planteó, al fin, que ese monstruo no era otro más que el mismo hombre, representado principalmente en la figura de los psicópatas, exquisitos personajes que están libres de toda barrera social y moral y, a diferencia del “individuo civilizado”, llevan a cabo todos sus deseos y dejan a flote su “lado inhumano” sin remordimiento alguno.

También, fue en los 70 que el slasher apareció y comenzó a madurar poco a poco, siendo La masacre de Texas (1974) la primera película considerada como tal de este subgénero, el cual alcanzó su perfección en la cinta Halloween (1978). A partir de aquí, y como ya se miró en el texto anterior, los psicópatas -así como el cine de terror- tuvieron su principal auge en los 80 y 90, mostrando no sólo a un monstruo imparable y cuanto más peligroso por ser humano, sino que, además, fue en esta época que el slasher trajo consigo al gore.

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Así, poco a poco fue más común que las cintas de terror mostraran una cantidad cada vez mayor del elemento gore, es decir, de secuencias en donde principalmente la muerte de las víctimas acaecía de una manera por demás violenta y en ocasiones con cantidades exageradas de sangre. El género se fue convirtiendo en una perfecta carnicería humana, donde en casi todas las cintas era común encontrar cabezas cercenadas, ojos extirpados de sus cuencas, desollamientos, cuerpos destazados o cuando menos flagelados por cuchillos, navajas, motosierras o, si era el caso de Jason Voorhees, con cualquier objeto que estuviera al alcance de su mano.

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Fue así como el gore no sólo se convirtió en una de las principales características del cine de horror, sino que ha sido tanta su influencia visual en el género, que lamentablemente hoy en día pareciera que si no se mira una cantidad exorbitante de torturas y sangre es como si no se estuviera observando una cinta de terror; hoy, demasiados espectadores se muestran desilusionados al mirar una cinta del género si ésta no aplaca su sed de sangre, su morbo de mirar a otro sufrir. Por supuesto, esto no es malo, pues a fin de cuentas una de las principales funciones del cine de terror es servir como receptáculo de todos estos instintos sádicos dentro de cada hombre y mujer y, en cierta medida, de mostrar que por horrible que sea la realidad, hay un mundo ficticio dentro del cine donde las cosas van peor.

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Sin embargo, pareciera que demasiadas películas del cine de horror contemporáneo han dejado de lado el gore como un recurso para crear una historia aún más impactante, y ahora usan este mismo gore no como un medio, sino como un fin; es decir, las torturas, la sangre y el dolor parecen haberse convertido en el punto central del género. Así, cuando antes el cine de terror impactaba anímicamente, ahora lo hace casi y únicamente de manera visual.

 

Para muestra de ello, podría tomarse la cinta Maniac (1980), donde se mostraba la historia de un hombre cuya psique trastornada lo obligaba a matar mujeres y desollar el cuero cabelludo de éstas para cumplir con un oscuro fetiche; aquí, no sólo se presentaba la historia de un maniático y se adentraba en la profundidad de sus pensamientos, sino que, además, contenía una excepcional escena gore que involucra una escopeta y una cabeza, escena que se volvió clásica en el género. Otro ejemplo sería Evil Dead (1981), una obra donde el terror giraba alrededor de un libro maldito y demonios que se volvían más aterradores conforme el presupuesto de un joven Sam Raimi escaseaba. Esta cinta, que terminó siendo una obra de culto casi por accidente -como suele pasar en este género-, es también la muestra de la exageración a donde se puede llegar mediante el uso del gore; sin embargo, es una exageración acertada, pues mezclada con la terrorífica historia consigue un producto cinematográfico en el cual el gore atemoriza y a la vez causa cierta repulsión, y no ya sólo esto último.

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Sin embargo, las cintas de terror actual se valen de una de las sensaciones más humanas y fuertes para enganchar a una mayor audiencia: el morbo. Así, desde principios del 2000 se miran cintas como Saw (2004) u Hostel (2005), por decir algunas; filmes que, si bien por sí mismos mostraron algo nuevo al género, tal como la manera en que Saw narra la historia, también contenían cierta cantidad de elementos gore, y la mezcla funcionaba. Lamentablemente, las secuelas que les siguieron, principalmente a la cinta de James Wan, se enfocaron principalmente en crear máquinas y torturas cada vez más inhumanas, explotando una saga que ligaba secuela tras secuela de manera forzada; a fin de cuentas, lo que importaba no era ya una buena historia, sino que lo verdaderamente importante era saciar y llenas las salas de cine mediante el hambre de sufrimiento humano por parte de la audiencia, generando un placer como sólo el dolor puede otorgar.

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Por supuesto, no todo el cine de horror actual desperdicia el recurso gore para crear una historia impactante, como Martyrs (2008), Haute Tension (2003), À l’intérieur (2007) o A Serbian Film (2010): muestras claras de que el sufrimiento no sólo puede ser atroz, sino también una bella forma de contar una historia explícita.

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Israel YerenaCarlos Israel Yerena Cruz, 24 años.

Egresado de la carrera de Comunicación de la Facultad de Estudios Superiores Acatlán. Fanático de la literatura y el cine de terror. Contribuyente de la revista electrónica “Encuadres”, escribiendo reseñas y noticias acerca del género de terror.

Actualmente me encuentro en espera de fecha de examen de titulación mediante la tesis La masacre de Texas: del asesino histórico al fílmico, en la cual hago una breve descripción del género y un análisis de la cinta en cuestión.