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LOS GRITOS SUCIOS DEL SPLATTERPUNK

El Conde de Betancourt

 

El splatterpunk, como quizá muchos o pocos han de suponer, más que un género es un estilo literario que se caracteriza por las altas dosis de violencia, brutalidad y agentes desagradables entre sus párrafos: parafilias que rallan en lo abominable, tendencias a la auto-destrucción, antropofagia, fetiches que licuan las entrañas… En fin, son tantos sus componentes que si los nombro todos jamás terminaría.

Sin embargo, el splatterpunk es mucho más que un caldo de chocantes asquerosidades y bestialidades, pues detrás de él se intenta demostrar las facetas humanas más ruines y detestables que siempre están ahí, pero que al mismo tiempo permanecen ocultas para preservar la falsa imagen que algunos semejantes poseen respecto a nuestra raza.

El splatterpunk no es algo nuevo como tal; sus orígenes se remontan hasta la década de 1980, estableciendo así un obvio factor que demuestra que algunos escritores ya se hayan tomado la molestia de cultivar dicha vertiente. Los más destacables serían Clive Barker (del que previamente ya hablamos en Libros de sangre), Poppy Z. Brite, Jack Ketchum (el autor al que King le tenía miedo debido a sus novelas) y así hasta llegar a un largo etcétera.

Clive Barker

 

Poppy Z. Brite

Por tal motivo, al ser el splatter algo relativamente subterráneo, resulta en cierta forma complicado encontrar en abundancia autores especializados en su elaboración y, al mismo tiempo, antologías con dicha temática (al menos en idiomas que no sean el inglés). Por eso, es de sabios reconocer el valor que editoriales como Ediciones Vernacci hacen al apostar por un género que es del agrado de muy pocos y, ante todo, al hacerlo en un mercado cuya lengua madre tiene un catálogo casi desierto respecto a este tipo de escritores.

Así pues, el día de hoy presento ante ustedes Gritos sucios: Una antología Splatterpunk; un libro cuyo propósito es seguir la senda de otras producciones como es el caso (muy directamente) de Juventud caníbal, un recopilatorio italiano de historias bastante similares cuya traducción al castellano corrió por cuenta de la editorial Mondador, allá en el lejano 1998.

Y al igual que su antecesor, Gritos sucios recopila autores de la nueva generación para aportar algo a la causa y demostrar que, si bien no está igual de avanzada como es el caso de los países de habla inglesa, los escritores de la lengua de Cervantes también tienen todo lo que se necesita para incursionar en dicho universo.

Para esta ocasión presento ante ustedes la primera edición, que consta de un muy limitado tiraje para coleccionistas, numerado a 100 ejemplares; de los cuales, yo poseo el ejemplar número 17, mismo que se me entregó por mi pequeña participación (sabrán la causa más adelante). Se trata, pues, de un tomo de pasta blanda con unas medidas que rondan los 21 por 14.8 centímetros y con un grosor aproximado de 1.7 centímetros. El diseño de cubierta fue realizado por Robert Morgan, quien es un artista visual que cuenta con una cantidad considerable de cortos de terror y horror que han tenido buena crítica entre la audiencia. El arte de entre páginas fue hecho por Afthevenet, siendo muy precisos con la temática de cada aportación.

Con respecto a cada uno de los relatos, puedo decir que la cantidad de estilos es muy variada, ya que algunos adoptan la fantasía oscura, otros el realismo y unos cuantos más la ciencia ficción; aunque el factor en común que todos comparten es aquel que comenté casi al inicio de este artículo: el de retratar qué tan bajo puede caer el ser humano para cumplir algunos de sus designios.

Por ejemplo, en “Amor de dioses” de Bob Rock se nos relata la historia de una enfermera que, tras vivir un amor fingido con su pareja, se enrolará con una secta ocultista cuyo único objetivo es traer a la vida al dios de la mierda, empleando una muy truculenta cantidad de ritos y sacrificios.

En “Cristal ardiente” de Fernando Codina uno de los hospitales más prestigiosos del mundo transmite, por medio de una muy jugosa propaganda, su servicio de alta calidad bajo la garantía de que los familiares de los dolientes no tendrán que reparar en preocupaciones de ningún tipo, ya que dicha institución asegura que atenderá todos los menesteres y necesidades que se vayan suscitando así como un trato seguro y agradable. Desgraciadamente, como toda publicidad (que es engañosa), a través de este cuentito nos enteraremos de la mafia que se esconde tras este tipo de organizaciones que no duda en utilizar a sus pacientes como conejillos de indias, probando con ellos drogas que les provocan deseos caníbales y bestialmente eróticos.

“El beso del gusano” de Ariel S. Tenorio nos cuenta una historia de zombis que tomará un giro inesperado luego de que uno de los clientes de dicho establecimiento comience a devorar el cadáver de un can en un avanzado estado de descomposición, mismo hecho que detonará en un apocalipsis de no-muertos, donde la traición será el escalón significativo para la supervivencia.

En “Piel reseca” de Juan Díaz Olmedo la narrativa gira en torno a la empleada de un anticuario, que tras la llegada de un gigantesco paquete misterioso comienza a tener un deseo inenarrable por lo que seaque ahí se encuentre; y entre una muy variada repartición de abducciones oníricas con una momia, es que este relato bailará con tintes necrofílicos, donde la auto-mutiliación y el éxtasis que sólo el sadomasoquismo más sanguinario puede ofrecer serán los ingredientes principales para que el misterioso de la caja vuelve a la vida.

“Mentes dementes” de Fran Mateu comienza con una escena de violencia intrafamiliar que da como resultado la muerte de los padres y el súbito escenario de desamparo de nuestra protagonista y su hermana. Entre toda la travesía que le toca vivir tras dicha desgracia, nuestra chica es raptada y llevada hasta una pútrida prisión cuyo objetivo es satisfacer los deseos más necrofílicos de algunos multimillonarios y en donde se mirará envuelta en una crítica situación donde los ambientes más nauseabundos y los objetos punzo cortantes estarán a la orden del día.

Después, tendremos el fragmento de una entrevista realizada a Jack Ketchum que una de las amigas de la editora tuvo la suerte de hacerle antes de morir. En ella, el maestro nos expone una anécdota de su vida adolecente en la que se sintió atemorizado de verdad. Esta idea suena extravagante por sí misma, pues recordemos que mucho del trabajo de este señor fue calificado de pornografía violenta.

Jack Ketchum

En “Marca España” de Francis Novoa un perdedor cualquiera tiene la fortuna (o mala fortuna) de ser entrevistado por un bonachón de ropajes finos que le ofrece una jugosa oferta de trabajo. Ilusionado por adquirir una Polystation 4 (no puedo decir marcas), nuestro protagonista accede no sin antes saber que sería parte de la escena pornográfica más cruda hecha jamás: él tendría que introducir la totalidad de su brazo en el recto de una actriz porno. Y es aquí donde la irreverencia se apodera del argumento, demostrando que el splatterpunk no necesariamente debe de contener historias serias: también puede cosechar tramas humorísticas.

“Dhamphyr” de Tetsuo Kochi narra la historia de un maleante que traficaba con drogas que, tras entregar un pedido, es atacado por un vampiro. Sus instintos de ultratumba le obligarán a cometer los actos propios de estos seres de la noche, mismos que lo encarrilarán hasta una bella joven que lo deja extasiado por sus rasgos felinos. Con esta muchacha nuestro bebedor de sangre comienza a tener una relación de sangre y sexo desenfrenado que rápidamente se verá interrumpida por una orden de monjes y sus muy peculiares conjuros. Tras huir de ellos a la ciudad, el vampiro levantará su imperio criminal desde las cenizas, mismo que tendrá un final frenético lleno de acción y peleas gracias a la irresponsabilidad de sus actos imprudentes en el pasado. Una oda más que aceptable hacia los relatos de vampiros más antiguos.

Rhythmus mortis (el relato con el que tuve el honor de participar) se enfoca en un mundo primigenio conocido como Mhüh, donde el hombre ha alcanzado la cúspide del progreso a raíz del misticismo y el credo hacia dioses antiguos. Sin embargo no todo es esplendor, pues la antítesis de esas entidades benevolentes provocará la caída de dicho imperio, dando como resultado una invasión de proporciones apocalípticas donde ciertos seres espectrales de otros planos dimensionales desmembrarán y violarán a los habitantes de dicha tierra. Eso sí, posee bastantes guiños hacia el género de Espada y Brujería del que ya hablamos anteriormente.

“Cariátide” de José Ángel Conde hace referencia a los griegos y su panteón en un mundo futurista y decrépito donde, por medio de sus estructuras y otros rasgos propios de lo divino y la tecnología, los autodenominados diosesse regocijan con los humanos por medio de la sangre y otros actos oprobios. Es el cuento más corto, pero su excelente prosa es uno de los puntos más destacables.

“Cuando Pa no está” de Sergi Soler Blannch nos transporta a un escenario donde un granjero comente actos sexuales propios de un macho alfa dominante, donde los hijos, tras quedarse con las ganas de probar los placeres de la carne, aprovechan cuando su benefactor se encuentra ausente para cometer ciertas parafilias que es mejor no mencionar. Es el relato más traumatizante y perturbador de todo el libro.

Por último, “Vorarefilia” de Lou Wilde nos dice la historia de dos adolescentes que comenten entre ellos este acto sexual que da nombre al relato; es decir, aquella práctica en la que se encuentra placer devorando la carne del contrario o, en su defecto, siendo devorada por él. La trama hace especial énfasis en el desarrollo altamente descriptivo del erotismo, el canibalismo y cada una de las características propias de este fetiche, eso sin descartar otras obscenidades que harán enrojecer hasta el más puritano.

Existe, además, un relato extra que ustedes mismos deberán develar empleando todas sus habilidades heredadas de investigador, pues no se encuentra de manera implícita en el ejemplar y es aquel escrito por Alberto Ávila Salazar y lleva por nombre “El arma más potente”.

Como conclusión,Gritos sucios va enfocado hacia ciertos sectores muy específicos de la sociedad, con una cantidad de miembros algo reducida.  La forma en la que, tal vez y sólo tal vez, esta vertiente literaria puede ser reconocida por los conocedores de la literatura en general será gracias a las recomendaciones que sus lectores más acérrimos puedan llegar a hacer y, ante todo, que más editoriales se aventuren en imprimirla.

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El book trailer:

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Aquí puedes conseguirlo.

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El Conde de Betancourt

En 2015 ganó un concurso de poesía religiosa que organizó una parroquia cercana a su hogar. En 2017 su cuento «En compañía de la muerte» apareció en el número 7 de la revista Vuelo de Cuervos y «Nocturna demacración» hizo lo propio el blog de la revista Fantastique para su especial de vampiros. «Rhythmus Mortis» aparecerá en la antología splatterpunk Gritos Suciosde Ediciones Vernacci. Sus reseñas las sube a YouTube.

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