HOTEL ABISMO
Guillermo Verduzco
MÉXICO
1.- A veces, la enfermedad es un laberinto.
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2.- Llegamos al hotel de noche.
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3.- Éramos tres, mi madre, mi esposa y yo.
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4.- La ciudad había quedado atrás, en el tiempo y en el espacio. Abandonada y muerta.
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5.- El hotel descansaba en la montaña, escondido entre los árboles inmemoriales como una araña en su túnel.
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6.- No era de noche; el follaje era tan denso que parecía que hubiéramos entrado a una cueva.
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7.- Mi madre había estado tosiendo desde que escapamos de la ciudad.
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8.- Mi esposa me había confiado, llorando, que ____________.
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9.- Por fuera, el hotel era una estructura de madera negra.
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10.- Por fuera, el hotel tenía cuatro pisos de altura, ventanas por las que no se percibía ninguna luz en el interior y, al frente, una puerta principal de roble rojo.
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11.- Cuando llegamos al hotel, no escuchamos ningún pájaro entre esos árboles antiguos.
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12.- Entramos al hotel, mi madre, mi esposa y yo.
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13.- Lo primero que vi dentro del hotel fue la extraña falta de ___________.
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14.- RECEPCIÓN: el mostrador de recepción se encontraba vacío. Sobre la madera pulida, brillante, estaba una sola llave.
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15.- El número 123 adornaba la llave.
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16.- PRIMER PISO: los pasillos estaban cubiertos con una mullida alfombra color sangre. Las paredes a ambos lados plagadas de puertas negras, un solo número dorado en su parte superior.
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17.- HABITACIÓN 123: la habitación daba la impresión de ser más grande de lo que permitía el exterior del hotel.
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18.- Frente a la cama, un cuadro al óleo que representaba ____________ acechaba desde lo alto de la pared.
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19.- Al ver el cuadro, mi madre perdió el conocimiento.
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20.- Mi esposa sugirió, tímidamente, dejarla a su suerte y encontrar otra habitación para nosotros.
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21.- Dejamos a mi madre sobre la cama, frente a ese cuadro, tosiendo quedamente aún inconsciente.
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22.- Subimos al SEGUNDO PISO: era idéntico al primero. Las puertas incluso tenían los mismos números.
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23.- TERCER PISO: el tercer piso era idéntico al segundo e idéntico al primero. Detrás de la puerta negra de la habitación 123, escuchamos una tos débil, familiar.
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24.- Abrimos una puerta al azar; su número era 12345. Detrás estaba, de nuevo, la RECEPCIÓN.
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25.- Sobre el mostrador estaba una sola llave.
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26.- Ningún número adornaba la llave.
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27.- Subimos al PRIMER PISO, a algún piso, y abrimos una puerta cualquiera.
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28.- HABITACIÓN 123456: la habitación era diminuta; apenas había espacio para la cama. No había ventanas.
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29.- Dormimos toda la noche.
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30.- Cuando despertamos, afuera, sobre la alfombra del pasillo, estaba una bandeja con alimentos y agua.
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31.- [los días se han confundido entre sí]
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32.- [ha pasado tiempo, o algo parecido, pero afuera sigue siendo de noche, o de día, si es que alguna vez existió afuera, el bosque, la ciudad]
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33.- Mi esposa ha estado tosiendo desde hace días. Empeora.
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34.- Seguimos durmiendo en la misma habitación, a pesar del miedo al contagio.
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35.- Una vez intentamos dormir en habitaciones distintas; tardamos una semana en volver a encontrarnos puesto que las habitaciones habían cambiado de lugar cuando despertamos.
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36.- Hemos escuchado la tos de mi madre detrás de más de una puerta al mismo tiempo.
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37.- Ninguna habitación que hemos encontrado desde hace semanas ha tenido ventanas.
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38.- Hemos seguido subiendo pisos. Decidí dejar de contar después del centésimo.
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39.- No todas las habitaciones abren. Los números de algunas están elevados a la quinta potencia.
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40.- Hoy desperté y mi esposa no estaba a mi lado.
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41.- Pensé que había escuchado su voz detrás de una puerta. Al abrirla, encontré sólo una oscuridad hambrienta.
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42.- A veces, la soledad es un laberinto.
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43.- Llevo días durmiendo en los pasillos, subiendo pisos hasta que colapso del cansancio, abriendo puertas al azar. Detrás de la mayoría no hay nada.
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44.- Abro una puerta. Detrás: una habitación que se extiende hasta el infinito, sus paredes completamente cubiertas de máscaras blancas con todas las expresiones posibles.
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45.- Abro una puerta. Detrás: la Piazza Navona, donde los antiguos romanos festejaban a su dios guerrero, la Fuente de los Cuatro Ríos con su obelisco que se extiende hacia el sol del medio día como un árbol de mármol blanco.
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46.- Abro una puerta. Detrás: la habitación del hospicio en el que mi padre murió de cáncer hace veinte años.
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47.- Abro una puerta. Detrás: un vacío-hambriento-como-chacal, una no-existencia, una nada.
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48.- Cruzo el umbral de la puerta.
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93.- Ha pasado tiempo.
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94.- Eventualmente, encontré a mi madre y a mi esposa.
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95.- Han cambiado, como yo.
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96.- La grotesca cobertura de la piel ha dado paso a la blancura prístina del hueso. Algunas ropas corroídas, enmohecidas, aún se adhieren a nuestras clavículas. Ninguna materia acuosa mancilla la oscuridad perfecta de nuestras cuencas oculares.
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97.- Encontramos la puerta principal.
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98.- Salimos, al bosque, al sol, a _____________.
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99.- Afuera, en el bosque oscuro y antiquísimo, encontramos a nuestros semejantes. Uno a uno, con reticencia y cautela, salen de entre los troncos negros. Uno a uno, brillantes a la luz del sol, se acercan a nosotros.
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100.- _____________________________.
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Guillermo Verduzco (Orizaba, 1986).
Editor y periodista. Ha publicado el libro Cuento infinito (Ediciones B, 2008).
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