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CADÁVER EXQUISITO

LA CRUELDAD ESTÁ SERVIDA

 

Miguel Sandoval

 

Hay una vibración, un calor pequeño y frágil que lo hace particularmente delicioso. Arrancar una vida a bocados. Es el placer de saber que, gracias a tu intención, a tu accionar ese ser dejó de existir. Es sentir cómo ese organismo complejo y precioso expira poco a poco, pero que, al mismo tiempo, comienza a formar parte de uno. Para siempre. Ese milagro me fascina. Esa posibilidad de unión indisoluble.

Agustina Bazterrica, Cadáver exquisito

 

La novela de Agustina Bazterrica, ambientada en Latinoamérica, pone su atención en el canibalismo en un mundo que ya no puede comer animales. Estos, acusados de portar un virus mortal, fueron diezmados, incluidas las mascotas. Ahora existen criaderos de carne humana —a los que llaman frigoríficos— con altos estándares de calidad.

Estamos ante una narración detallada de este microcosmos que se ha acostumbrado a la deshumanización, atravesamos con su protagonista los diferentes espacios en que suceden la tortura y la muerte de cuerpos cuyo destino es ser utilizados hasta en los porcentajes más mínimos. Por si fuera poco (o como consecuencia ineludible), hay quienes gozan de lastimar y de ver cómo se produce daño en hombres y mujeres sin cuerdas vocales que les permitan quejarse.

Cadáver exquisito (2017) es una lectura desoladora, con pocos destellos de belleza que, tristemente, también se llenan de crueldad; el encuentro con una camada de perros, el calor y afecto de una mujer, viran hacia situaciones que ponen en duda nuestra empatía por el protagonista de esta historia, Marcos Tejo, empleado estrella del frigorífico Krieg.

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Y es que, aun si somos cómplices de sus sentimientos de inconformidad, de su frustración y dolor por asuntos como la salud de su padre, también lo somos de la manera en que utiliza a la mujer mencionada, somos cómplices de su silencio. En la novela de Bazterrica no hay héroes, sólo individuos que se adaptan bien o mal a las circunstancias.

A ratos, Cadáver exquisito lleva a extrapolar cómo es que aplicamos procedimientos tan dolorosos en los animales y por qué pareciera tener un impacto mayor que en el libro se apliquen a seres humanos. ¿Únicamente así podríamos ser conscientes del sufrimiento animal, por medio de una experiencia antropocentrista?

Por otro lado, la novela es una crítica al capitalismo, pues se divide entre quienes pueden adquirir la carne con facilidad (las clases medias y altas) y los Carroñeros, que devoran lo que el frigorífico descarta y que son calificados de salvajes por su apetito. Irónicamente, la tecnificación de la tortura, la frialdad de sus procedimientos, la banalidad del mal de la que hablaba Hannah Arendt, resultan ser el verdadero monstruo salvaje de la obra.

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Cadáver exquisito tiene ecos de 1984 (George Orwell) con un romance que interpretamos menos salvavidas cuanto más vertical y abusivo en su tramo final. A su vez, el lenguaje del libro se moldea para que no quepa duda de que el canibalismo es necesario y de que no se alimentan de pares, de personas, sino de “producto”.

Los ritos mortuorios y la religión también han cambiado, ya que, para evitar que se profanen las tumbas y se aprovechen de la carne en descomposición, fueron impuestos simulacros de entierro en que se sepulta falsamente a los occisos y más tarde se les crema; la Iglesia de la Inmolación insta a sus miembros a entregar su cuerpo voluntariamente para así alimentar a los Carroñeros en un acto caritativo.

La autora, Agustina Bazterrica, declaró para Letras Libres (1) que otras formas del canibalismo en la realidad son la trata de personas, los talleres clandestinos y la prostitución, pues son fenómenos en los que el humano, aunque no se alimente de la carne de otro, sí consume violentamente su integridad, fagocita (engulle y destruye) a alguien que no tiene una libertad completa.

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Agustina Bazterrica (imagen tomada de Agenda Feminista)

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La serie El cuento de la criada, adaptación de la obra homónima de Margaret Atwood, también genera un paralelo innegable con el trabajo de la escritora argentina cuando se nos presenta un régimen totalitario destinado a la reproducción sexual y a la utilización de las fuerzas femeninas hasta el límite corporal, cuando se nos muestran protocolos de persecución y humillación para todos los que desacaten órdenes.

El canibalismo simbólico del que habla Bazterrica expresa (2) que no es casualidad que las palabras “canibalismo” y “capitalismo” se parezcan tanto, de lo que podemos extraer que formamos parte de sociedades que se devoran en su afán competitivo, mediante el individualista discurso de la “sobrevivencia del más apto”.

Estamos lejos de siquiera considerar comer carne humana hoy día, no obstante, ¿aceptaríamos las reglas de Cadáver exquisito con tal de no ser excluidos y marginados de las dinámicas sociales, con tal de no ser enviados al matadero por traición?

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Fuentes consultadas:
(1) Agustina Bazterrica para Letras Libres.
(2) Agustina Bazterrica para Nueva revista del Pacífico.

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Miguel Sandoval

Estudiante de Ciencias de la Comunicación en la UNAM.

28 años, lector y gran fanático del terror.

Escribo sobre cine, microrrelatos y de mis experiencias cotidianas.

¡Larga vida a la Nueva Carne!

@sndvlmiguel

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