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CAVEAT

un terror inundado de locura y claustrofobia

Israel Yerena

 

Existen ocasiones donde una buena historia de terror es menospreciada por “su falta de jumpscares”; otras, donde los sustos de sobresalto son el único buen ingrediente en una cinta. Sin embargo, a veces una interesante trama y el jumpscare se conjuntan para dar vida a una película gratamente aterradora y escalofriante. Caveat es el ejemplo de esto último.

 

Un vagabundo es contratado para cuidar a una mujer con serios trastornos psicológicos. Sin embargo, debe hacerlo en una solitaria casa ubicada en una apartada isla habitada sólo por ellos dos. Conforme pasen las horas, la mente de ambos se distorsionará hasta protagonizar macabros escenarios y revelar horribles secretos.

Damian Mc Carthy dirige y escribe esta maravillosa película repleta de escenarios insanos y una atmósfera claustrofóbica y sombría, lo cual dota a la trama de un sentimiento de miedo que oscila entre el terror psicológico y el sobrenatural.

Esto último debido a que la mente de los dos protagonistas, ambos con sus propios trastornos, poco a poco se derrumba hasta que ninguno es capaz de diferenciar entre la realidad y la fantasía, dando pie a secuencias que pueden tener explicaciones tanto lógicas como fantasmagóricas.

Todo esto aderezado con giros de trama que, si bien son sencillos y algo predecibles, nutren muy bien a la historia como para mantener la tensión hasta el final y generar el miedo suficiente entre jumpscares y momentos de buen suspenso.

Asimismo, gracias a que la historia (de apenas hora y media) prácticamente se desarrolla en un escenario donde la suciedad, la enfermedad y la oscuridad abundan, es fácil compartir el miedo y la locura de ambos protagonistas. Así, la claustrofobia pasa de ser un sentimiento para convertirse en un personaje más.

Si a esto le sumamos la gélida y oscura banda sonora que predomina de principio a fin, Caveat es prácticamente una invitación sonora, visual y anímica hacia la locura.

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Carlos Israel Yerena Cruz

Egresado de la carrera de Comunicación de la Facultad de Estudios Superiores Acatlán. 

Contribuyente de la revista electrónica “Encuadres”, escribiendo reseñas y noticias acerca del género de terror.

Titulado mediante la tesis “La masacre de Texas: del asesino histórico al fílmico”.

Amante de los temas tabúes, lo retorcido y lo bizarro, desde muy temprana edad -cuando apenas era un pequeño Ghoul– encontró en el género de terror un refugió en el cual depositar y liberar todos aquellos deseos perversos que crecen hasta en la mente más pura. Sin importar la vertiente, ya sea literaria o cinematográfica, el horror es un género que lo ha sumergido en un mundo que le ha enseñado que, a veces, la belleza más extrema se encuentra en las obras más grotescas.

De estómago curtido principalmente por los filmes slashersel género de horror también le ha demostrado que la mente y la naturaleza del ser humano son, quizá, las fronteras más lejanas y oscuras que nunca terminarán de ser exploradas, pero que piden a gritos que alguien se adentre en ellas. En la literatura, gracias a Lovecraft, ha aprendido que, aunque sea en unas cuantas páginas y en breves oraciones –escritas a veces por las mentes más solitarias e incomprendidas se alberga el horror más profundo de todos, aquel para el que ni siquiera se han creado las palabras ni ojos que sean dignos de describirlo.

¡! ¡Cthulhu fhtagn!

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