INFANCIAS GÓTICAS EN DOS CUENTOS ESPAÑOLES
“El Rey Mago” de David Jasso y “Paisaje nocturno con monstruos” de David Soriano
Jessica Morales Aguilar
Infinidad de monstruos habitan el entorno infantil: algunos se esconden debajo de las camas, otros se instalan en los clósets; pero, a final de cuentas, todos se manifiestan en el íntimo espacio doméstico. Usualmente éste se relaciona con lo interior, lo familiar, la protección, la seguridad y el cuidado, mientras que lo externo, su contrario, se vincula con lo desconocido, la hostilidad, la vulnerabilidad y el potencial daño. No obstante, en los dos cuentos españoles que analizaré, titulados “El Rey Mago” y “Paisaje nocturno con monstruos”, las atribuciones correspondiente a cada esfera se trastocan, pues las fronteras espaciales se difuminan. En consecuencia, la domesticidad se torna amenazante para las infancias expuestos ante monstruos de distintas índoles.
Infancias protagónicas
El cuento de David Jasso presenta a Leandro, hijo de una familia religiosa que desarrolla un pavor desbordado por los Reyes Magos. Inicialmente, él cree en ellos como cualquier otro niño con ilusiones casi intactas; sin embargo, a su edad vacila ante la omnipresencia y ante los criterios para otorgar regalos de estas entidades. Consulta a su madre, una figura de autoridad familiar, para despejar sus dudas. Ella, preocupada por conservar [las creencias] del pequeño, responde:
—Escucha, Leandro, a ti en las clases de religión ya te han explicado que Dios es omnipotente, es decir, que sabe todo lo que ocurre en el mundo. […] Dios sabe todo lo que hacemos y pensamos […] Pues Dios, en su infinita sabiduría, ha insuflado a los Reyes Magos de su conocimiento vital. […] Ellos saben todo de ti y luego se lo dicen a Dios, que es quien decide si mereces un premio o un castigo (Jasso 219).
Tal explicación refuerza el carácter disciplinario de las tres misteriosas figuras que cuentan con un día festivo a inicios de enero. En un caso prototípico, el criterio de estos seres se limitaría a dar regalos exclusivamente a las infancias con conductas intachables. No obstante, para el protagonista de esta narración el juicio de los Reyes Magos se equipara al de Dios, por lo que su conducta podría destinarlo al gozo o al sufrimiento eternos, representados por el cielo y el infierno, respectivamente. En consecuencia, los poderes de los Reyes Magos obsesionan a Leandro, quien continuamente siente la presencia de dichos seres en su mente. Ante el constante escrutinio, sobrepiensa, excusa cada idea que podría malinterpretarse, intenta ocultar información y siente su intimidad vulnerada. A lo anterior se suman dos amenazas humanas: su propio padre y un hombre disfrazado como Melchor en el centro comercial.
Por su parte, en el cuento de David Soriano, Celia se despierta por la irrupción de un grito ahogado durante una silenciosa noche. Además, la gravilla del jardín se remueve, por lo que conjetura que un intruso se encuentra en las inmediaciones de su hogar. Extrañamente, Wasowsky, su defensivo y territorial perro schnauzer, no ladra ante el peligro. La pequeña decide confirmar la presencia de una amenaza externa, por lo que se investiga cautelosamente desde el interior de su casa acompañada por el fiel Pitágoras, un verde oso de peluche cuyo “contacto le resultaba tan reconfortante como lo recordaba de tiempo atrás, cuando sus terrores nocturnos se apaciguaban por el mero acariciarle y estrujarle el mullido cuerpo” (Soriano 42). Este compañero de felpa infunde valor en la protagonista no sólo ante el peligro externo, sino también ante el interno, encarnado por un agresivo padre que golpearía a su hija por la interrupción de su sueño.
Monstruos sobrenaturales, monstruos humanos[1]
Como se ha planteado antes, en ambos cuentos las infancias se enfrentan a amenazas de distintas índoles. En primera instancia, los monstruos sobrenaturales son los antagonistas más comunes para este tipo de narraciones. Los invasivos Reyes Magos deterioran la psique de Leandro, mientras que una criatura extraña busca alimento en el jardín de Celia. Aunque esta entidades aterran a los personajes, las figuras patriarcales de los cuentos violentan gozosamente a las vulnerables figuras que deberían proteger.
Tal virulencia produce traumas en las infancias que la experimentan; en consecuencia, tanto sus mentes como sus cuerpos quedan marcados. En el caso de Celia, la presencia del cinturón como herramienta de castigo “despertaron la memoria de su piel, la cual empezó a arder bajo el pijama según un diseño de cientos de bandas entrecruzadas y oscuras señales, el minucioso dibujo cárdeno que durante los últimos años había ido trazando en su cuerpo el cinturón de papá y al que ahora se agregarían nuevas pinceladas” (Soriano 51). Por su parte, en “El Rey Mago” se describe que “Leandro, en su cama, lloraba en silencio, le estaba resultando muy difícil ocultar a los Reyes Magos que odiaba a su padre. Tenía que dormir boca abajo y aún le ardía la espalda y la mejilla. […] ¿Era pecado desear morir? Decidió que no, y se durmió rogando una y otra vez no despertar” (Jasso 245). Estas experiencias resignifican el espacio doméstico al convertirlo en un lugar inseguro atravesado por patriarcales relaciones de poder adultocentristas que subordinan las necesidades de las infancias.
Infancias en la narrativa gótica
Tanto “El Rey Mago” como “Paisaje nocturno con monstruos” son densas lecturas incómodas. Ambas retratan la exposición de vulnerables infancias a múltiples peligros —externos e internos—, lo cual causa emociones fuertes en los lectores. Sin embargo, esta posible desazón también representa la fuerza del gótico como una estética de la transgresión altamente productiva para visibilizar violencias. En estos textos, el supuesto espacio seguro de la domesticidad se reconfigura, se vuelve siniestro, al mostrar las relaciones de poder adultocentristas y patriarcales que permean múltiples dinámicas familiares.
Los duros acontecimientos de ambos cuentos, así como su confección textual, trascienden su materialidad libresca para marcar —incluso herir— la piel del lector. Dicho contacto no deja indiferente al receptor, pues éste al menos reflexionará sobre las sensaciones provocadas por las dos narraciones. Idealmente, el lector también adoptará una postura activa y crítica para cuestionar su contexto; en consecuencia, el gótico y el terror funcionarán como vehículos de cambio. Las historias tanto de Leandro como de Celia inquietan y descolocan; por ello, también hacen tambalear perniciosas estructuras de poder socialmente anquilosadas.
*
**
[1] Por cuestiones de extensión no analicé la figura de Melchor en el centro comercial, otro de los monstruos presentes en “El Rey Mago”. Este personaje muestra el peligro de interactuar confiadamente con personas completamente desconocidas.
***
Obras citadas
Jasso, David. “El Rey Mago”. Paura. Antología de terror contemporáneo. Volumen 2, editado por Colectivo Xatafi, Bibliópolis, 2005, pp. 212-250.
Soriano, David. “Paisaje nocturno con monstruos”. Paura. Antología de terror contemporáneo. Volumen 2, editado por Colectivo Xatafi, Bibliópolis, 2005, pp. 36-55.
****
Jessica Morales Aguilar
Estudiante de Lengua y literaturas hispánicas en la UNAM.
Le interesan tanto la literatura como el cine de terror.
El gótico representa una de sus grandes aficiones, de sus grandes amores.
Si encontrara un fantasma, probablemente éste huiría de ella.
¡COMPÁRTELO!
Sólo no lucres con él y no olvides citar a la autora y a la revista.