LA ALQUIMIA DE JAN SVANKMAJER
Juan Manuel Díaz
El acto creativo otorga significado, rebelión y dignifica a la vida.
Pues sólo privado de su función utilitaria, el Tacto, atraído continuamente hacia la experiencia y la conciencia de sí,
puede en un momento determinado rebasar los límites de su existencia y, sin apenas darse cuenta,
comenzar a hablar el lenguaje del poeta.
Jan Svankmajer
En Para ver, cierra los ojos, Svankmajer escribe profusamente sobre el taco, en tanto sentido ignorado y el que, para el cineasta, es el sentido más olvidado; sin embargo, el que más comunica. Por su condición de sentido subordinado al objeto táctil y a otros sentidos, se le tiene una condición de utilitario, diría Svankmajer, pero en realidad la piel es una total zona erógena y el tacto esconde ese horizonte. Sólo cuando se desembaraza de la condición utilitaria es cuando el tacto trasciende sus limitaciones; con la libertad llega la posibilidad de la poesía táctil. La búsqueda de Svankmajer es independizar al tacto de los otros sentidos para que pueda ser productor de imaginación.
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Esta condición es lo que el autor llama tactilismo: la experiencia táctil en su obra, la búsqueda de que el cine (la imagen audiovisual) pueda producir sensaciones táctiles. De ahí el uso de dos materiales: la arcilla y las marionetas. Por medio del movimiento se busca expresar la condición táctil de los materiales presentados en la imagen. La imagen, entonces, se vuelve un collage de materiales que, si bien entrar por el ojo del espectador, se siente en el cuerpo.
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Es así como el movimiento se vuelve una forma de expresión táctil, especialmente en dos cortometrajes: Comida (1992) y Oscuridad, luz, oscuridad (1989).
El primer corto fue realizado con las técnicas de claymation y pixilación. Se refieren a dos variantes del stopmotion: la primera sería la animación usando arcilla y plastilina, mientras que la segunda echa mano de actores humanos en lugar de marionetas. El movimiento en ambas cintas se configura como representación del tacto. Y es que, para el cineasta, el movimiento visual y el tacto son expresiones vinculativas. El tacto ha dependido de la vista para nombrar sus sensaciones, y la vista conoce el mundo por medio del tacto. Sin embargo, la idea de Svankmajer, ya sea con humanos, marionetas o arcilla, es liberar al tacto de su condición subordinada a la vista. Ambos, vista y tacto, están profundamente vinculados, pero es el primero el que controla al segundo. Para el cineasta, el segundo debería independizarse del primero. ¿Cómo? Eliminando nombres y formas de categorizar lo que tocamos con función a la vista y por medio del cultivo del tacto hasta que pueda imaginar cosas sin necesidad de verlas. Para lograr lo anterior, Svankmajer busca en sus cortos que dejemos de asociar lo que vemos con lo que sentimos. No construir imágenes desde la vista sino desde las manos: una imagen puramente táctil.
En Comida hay tres viñetas (Desayuno, Almuerzo y Cena), donde por medio de la pixilación se explora la relación de las personas con la comida.
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En Oscuridad, luz, oscuridad vemos la relación del cuerpo consigo mismo. Partes de un cuerpo independientes se van uniendo poco a poco. La lógica reinante es el movimiento autónomo de partes del cuerpo, el cuál poco a poco se arma a sí mismo. No es otra cosa mejor a una alquimia, a la creación de una sustancia donde se vinculan y crean imágenes diferentes a las que estamos acostumbrados. La imagen se construye desde el ojo, pero aquí la propuesta es la construcción de imágenes desde sensaciones táctiles que no percibimos con la piel, sino con el ojo. Aun así, pareciera que el ojo reina. Sin embargo, es la sensación de la piel la que indica al ojo cómo sentir.
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De ahí la cualidad surrealista en las obras de Svankmajer: no es en su temática o en sus relatos donde reside esta última, sino en la pretensión de crear una imaginación táctil, desde la piel y desde las manos. Es posible proponer un ejercicio para entender el proceso: Cierra los ojos y navega por una habitación. Crea imágenes en tu mente sólo tocando objetos. ¿Cómo se verán estos objetos si no están de-formados por la vista? ¿Cómo se construye una imagen sólo desde la piel? El propio Svankmajer lo menciona en uno de sus escritos: el tactilismo es alquimia de la imaginación, es otorgarle al tacto la capacidad de imaginar.
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Nací en la Ciudad de México un 11 de octubre de 1985.
Ese día fue viernes y debí nacer a las 6 de la mañana, pero llegué hasta las 8.
Tal vez por eso me gustan los viernes y dormir hasta tarde.
Soy escritor de poesía, cuento, novela y viñeta, aunque mi trabajo diurno es ser profesor e investigador.
En realidad, creo que mi chamba es comunicar: sin importar que sea una reflexión en forma de cuento, un análisis de una película o algún apunte sociológico, lo único que hago es comunicar.
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