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MUERTE, SEXO Y AMOR

Vivi Page

 

Al parecer, para que una historia sea atractiva a la mayoría del público requiere de tres cosas: muerte, sexo y amor. El género de terror no es la excepción, por eso en este texto exploraré tres historias de amor y el papel que juegan sus personajes femeninos.

En su película DellaMorte DellAmore (1994), Michel Soavi —gran exponente del cine italiano— nos presenta a Francesco Dellamorte (Rupert Everett), un cuidador encargado de matar a los que se levantan de sus tumbas. Sí, es una película con zombies, pero no son específicamente el tema central. Mientras conocemos a Dellamorte —su forma de pensar, sus miedos e inseguridades—, somos testigos de su amor por una bella mujer (Anna Falchi), a quien mata accidentalmente. Y, como ya vimos al inicio de la historia, en algún momento saldrá de su tumba, convirtiendo el romance en una historia de necrofilia. Los zombies se han asociado, sobre todo, al consumismo: seres sin cerebro persiguiendo comida, insaciables. En este film, más que una metáfora de la mujer sexual insaciable, los zombies reflejan recuerdos y remordimientos del personaje principal. Todo regresa en un ciclo sin fin y las consecuencias de los actos lo orillan a un barranco sin salida.

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Si hablamos de parejas emblemáticas del género, no se pueden pasar de largo los monstruos de Frankenstein. En The Bride of Frankenstein (Whale, 1935), el doctor le da vida a una mujer para ser la compañera de su creación, interpretado otra vez por Boris Karloff. La apología de Adán y Eva, la fémina siendo dotada de vida para complacer y acompañar (estando detrás, no de lado) al hombre. Cabe destacar que la protagonista no es ella, la historia sigue siendo del monstruo: es casi al final cuando el cadáver de ella revive, convirtiéndose en la escena más importante cuando ella despierta y ve horrorizada a su compañero. Es él quien toma la decisión de acabar con la vida de ambos y es por él que termina la historia. No hay una mujer activa con arbitraje, su único propósito es ser la esposa o la novia de alguien. Mención especial merece Elsa Lanchester interpretando no solo a la novia, sino también a Mary Shelley, quien narra la historia al inicio de la cinta.

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Y si mezclamos la necrofilia con el hombre sintiéndose un dios creado, tenemos como resultado Buio Omega (1979), otro filme italiano de Joe D’Amato. La novia del taxidermista Francesco (Kieran Canter) —¿qué sucede con los Francesco?— muere en un ritual de brujería fallido. El hombre, afligido, roba el cadáver para disecarlo y poder vivir con ella, haciendo cualquier cosa —de verdad, cualquier cosa— para ocultar su secreto. Hay algo retorcido en los personajes que está latente toda la película. Mención honorífica para el ama de llaves, acompañante en la locura del protagonista y que ofrece algunos de los mejores momentos. Este film es otro ejemplo de la muerte de una dama siendo el detonante de la locura —como ya expuse en estos ejemplos— y, al mismo tiempo, el objeto —no sujeto— de deseo de hombres perturbados.

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Para que una historia sea atractiva parece requerir de tres cosas: sexo, muerte y amor, pero espero encontrar más historias de mujeres pensantes, activas y siendo sujetos de la trama. ¡Basta ya de ser musas, recuerdos o perdiciones!

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Vivi Page

Nací en la ciudad de Puebla, el 2 de diciembre de 1997. A muy temprana edad me enamoré de las palabras y desde entonces hasta ahora he intentado conquistarlas.

Estudié un año lingüística y literatura. Sin embargo, por azares del destino, dejé la carrera, pero no las letras. Mis relatos van desde lo erótico hasta lo escabroso, publicados en algunas revistas digitales.

Y este es solo el comienzo.

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