SUZUME
Juan Manuel Díaz
Hace un par de semanas volví a ver la última película de Makoto Shinkai (1): Suzume no Tojimari (2), o simplemente Suzume (2022), título que tiene en nuestro país. La trama cuenta la historia de Suzume, una chica que vive en la isla de Kyushu, quien, después de conocer a un joven llamado Souta, recorre Japón cerrando puertas místicas para que un ser del mundo de los espíritus no pueda entrar al nuestro.
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Suzume sería la tercera entrega en una trilogía de romances ambientados en mundos fantásticos que habría de empezar con Kimi no Na Wa (2016, traducida al inglés como Your Name) y que después continuaría con Tenki no ko (3), que en México se tradujo como El tiempo contigo (2019).
A grandes rasgos, cada película sigue una estructura similar: un par de chicos se conocen en circunstancias extraordinarias y se ven obligados a superar una prueba fantasiosa para estar juntos. En mi opinión, la mejor lograda ha sido la primera: Kimo no Na Wa. No solamente la premisa es original, los personajes están bien construidos y tiene un mundo interno rico que se refleja con la magnifica animación de la cinta, sino que la música termina por construir las atmósferas tanto emotivas como emocionantes y divertidas que enmarcan el romance adolescente. Para quien no la ha visto, la recomiendo ampliamente; y en comparación, Suzume palidece un poco. No es que esta última entrega de la trilogía sea mala, al contrario, es muy divetida y hay momentos verdaderamente emotivos. Sin embargo, me parece que no ha llegado al golpe emocional que logra Kimi no Na Wa.
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Ahora bien, Suzume recupera la frescura por la que es conocido Shinkai desde Kotonoha no Niwa (4) de 2013 o inclusive de sus obras más tempranas, como Byousoku Go Senchimeitoru (2007, 5 centímetros por segundo) o su debut cinematográfico Kumo no Mukou, Yakusoku no Bashou (5) —titulada en inglés como The Place Promised in Our Early Days (2004)—, las cuales, en mi opinión, están infravaloradas en el corpus de la obra del director. Si bien los temas recurrentes en la obra de Shinkai ya aparecen desde su primera cinta, cada vez se va refinando. La melancolía como sentimiento que permanece hacia el final es algo que el director ha logrado refinar muy bien. Además, temas como las separaciones inevitables es algo que se hace presente desde la obra temprana.
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Por otra parte, la animación sigue impecable. Para muchas personas eso es lo que más vale la pena de Shinkai. Planos amplios y generales brillan en Suzume mientras se retrata un Japón cotidiano. Las vidas comunes de las personas que conoce la propia Suzume hacen una agradable yuxtaposición, la cual provoca que la cinta oscile entre momentos épicos fantásticos y propios del género slice of life, muy típico del anime. Dicho sea de paso, la dimensión cotidiana es muy bien manejada en la obra de Shinkai y es, en gran medida, lo que más disfruto. Creo que es cuando vemos brillar a los personajes y sus arcos dramáticos. Debido a estos momentos son por lo que podemos estar tristes cuando la inevitable separación ligada llega.
También debo decir que las reglas de los mundos fantásticos de Shinkai son establecidas para después romperse hacia el final de la cinta. Esto puede llegar a molestar si no se logra hacerlo bien. Es cierto que debe haber tal ruptura para que el conflicto se resuelva, pero en el particular caso de Suzume me parece que nunca se hace palpable el riesgo de la separación de la pareja. Es como si la película nos pidiera que creyéramos que hay muchas cosas en juego cuando en realidad sabemos que no las hay. Es cierto, hay códigos que nos indican que todo se resolverá al final, pero me parece que la simulación del riesgo o de los peligros deberían estar mejor logrados. Mejor aún, si no se resuelve la situación mejoraría el arco dramático de los personajes por obligarlos a llegar a cuentas con una tragedia.
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Además, el desconocimiento del mundo mitológico japonés puede afectar a la compresión de la trama. Sin embargo, no es en sí misma una falla, sino una consideración sobre quién es su público primordial. Es posible que los espectadores se sientan confundidos por tal razón —y porque no están las reglas del todo claras— y tendrán que suturar los vacíos que la narrativa debería llevar.
Finalmente, la tercera colaboración entre el director y la banda de j-pop Radwimps crea una banda sonora muy apropiada para la atmósfera y tono de la cinta. La canción que destaca es la que lleva el nombre de la cinta, “Suzume”. Es un tema intimista y teatral, construido con muchas capas y texturas. Se modula cada una de las capas para un efecto dramático y, como es costumbre en las cintas de Shinkai, es liberado en momentos claves de la cinta. Si bien me parece un muy buen tema y sin duda se convertirá en uno de los sencillos populares de la banda, no llega al grado de los fenómenos que fueron “Zenzenzense” y “Sparkle”.
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En suma, Suzume es una muy buena película, divertida y emotiva que agradará a los fanáticos tanto del anime como del director. Sin embargo, no estamos ante una cinta a la altura de Kimi no Na Wa.
Si se me obligara a compararla con el trabajo del director, diría que está entre sus tres mejores cintas.
Pueden verla en Netflix.
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(1) Usando la notación japonesa sería Shinkai Makoto.
(2) Traducción: Suzume, cerradora de puertas.
(3) Traducción: Niño o hijo del clima. Tal vez sería más exacto la traducción en inglés por no especificar género: Child of weather.
(4) Traducción: El jardín de las palabras.
(5) Beyond the clouds, the promised place o Más allá de las nubes, el lugar prometido.
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Juan Manuel Diaz de la Torre
Nací en la Ciudad de México un 11 de octubre de 1985.
Ese día fue viernes y debí nacer a las 6 de la mañana, pero llegué hasta las 8.
Tal vez por eso me gustan los viernes y dormir hasta tarde.
Soy escritor de poesía, cuento, novela y viñeta, aunque mi trabajo diurno es ser profesor e investigador.
En realidad, creo que mi chamba es comunicar: sin importar que sea una reflexión en forma de cuento, un análisis de una película o algún apunte sociológico, lo único que hago es comunicar.
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